María Fernanda Farías, 25 años, una hija, estudiante de Artes Visuales en el Profesorado de Arte y Comunicación, e iba a clase anoche, cuando advirtió el acto con Beder Herrera en la “Tercer Edad”, frente a plaza 9 de julio, ingresó y le dijo al gobernador riojano “el agua no se vende, el pueblo no se vende y el Famatina no se toca”. Beder Herrera entró en pánico, y asentía, sin pronunciar palabras. Así lo explicó la estudiante:

 

Fuente: Fm América
“Fue espontáneo, me dirigía a clase en el profesorado, pasé y escuché la voz del gobernador, me sorprendió que esté libremente hablando me paré, me puse escuchar su discurso y no aguanté. Entré porque sentí mucha bronca, mucha impotencia.

“Me acerqué adelante, logre estar a tres o cuatro metros del gobernador, esperé a que termine de hablar y comencé a decirle cosas; le expliqué mi postura respecto al Famatina; solamente me miraba con pánico, le dije el pueblo no se vende, el agua no se vende el Famatina no se toca.

“Él hablaba de viviendas, el amor a los niños y a la juventud, yo buscaba un papel, una lapicera para hacer un cartel, pero luego fui y le hablé. Beder estaba acompañado por Madera, Bosetti, otra mujer, y en primera fila Pocho Brizuela.

“Dos tipos me sacaron hasta la esquina de Dalmacio Vélez e Irigoyen; me decían porqué hacía eso, no era el lugar y el momento, pero yo defendía al pueblo, lamento si arruiné la fiesta de esos ancianos, pero es lo que pienso y pensamos muchos, la mayoría.

“Me voy por Irigoyen hacia el profesorado, me doy vuelta, vi a un policía, y corrí hasta el Instituto, creo que me iban a llevar presa; por Facebook me dijeron que fueron cuatro personas las que me sacaron, y los policías que me seguían eran cinco, cuatro hombres y una mujer; en el acto decían por micrófono que me habían detenido.

“Mi mamá me dice que me cuide, tengo una hija, pero yo tenía la necesidad de hacerlo; cuando llegué al profesorado me decían, escondete en el baño, pero no entró la policía.

“Beder Herrera me decía sí, sí, en silencio con la cabeza, creo que estaba en pánico; todo se hizo silencio, pararon la música, después cuando me sacaban uno grito dale Beder, pero otros en el acto por lo bajo decía, hay que hablar de la minería. Yo hablé porque tenía la necesidad de hacerlo.