Un estudio realizado en Pennsylvania (EE.UU) indica que las personas que viven a menos de un kilómetro de las instalaciones de extracción de gas afirman tener más dolencias en la piel y las vías respiratorias.
Fuente: La Vanguardia
Un estudio dirigido por investigadores de la Universidad de Yale (Estados Unidos) ha encontrado una mayor prevalencia o proporción de personas con problemas de salud entre la población que vive a menos de 1 un kilómetro de distancia de pozos de extracción de gas natural -incluidos los pozos en que se utiliza la técnica de fracturación hidráulica o fracking- en relación a la población que reside a más de dos kilómetros de este tipo de instalaciones.
El estudio ha sido realizado a través de una encuesta aleatoria de 492 personas en 180 hogares que disponen de pozos para el suministro de agua corriente en la zona del suroeste de Pennsylvania (EE.UU), donde la actividad de extracción de gas natural es significativa (en especial, el fracking desde hace casi una década).
Los resultados de este trabajo han sido publicados en la edición digital Environmental Health Perspectives, una publicación de los Institutos Nacionales de Salud de los Estados Unidos.
Los responsables del estudio explican que “se conocen pocos detalles sobre el posible impacto ambiental y de salud pública en zonas residenciales de ciertas técnicas de extracción de gas natural como la fracturación hidráulica”.
Los datos del estudio indican que en las personas que viven más cerca de los pozos de gas existe una mayor proporción de problemas en la piel y vías respiratorias. En cambio, la investigación no encontró ningún aumento significativo en problemas neurológicos, cardiovasculares o gastrointestinales.
“Nuestro estudio sugiere que la perforación de gas natural puede aumentar el riesgo de síntomas de salud en las personas que viven cerca de los pozos.
Creemos que nuestros hallazgos apoyan la necesidad de nuevas investigaciones sobre las implicaciones para la salud y el medio ambiente de esta forma de extracción de gas natural “, dijo el autor principal del estudio Meredith Stowe, científico investigador asociado en el Programa de Medicina Ambiental de Yale Ocupacional y profesor de la Escuela de Yale de Salud Pública.
“El efecto que encontramos persistió en los análisis, incluso después de ajustar por sexo, edad, nivel de educación, el tabaquismo, y el conocimiento de los factores de riesgo ambientales”, agregó el primer autor del estudio, Peter Rabinowitz.
Los autores del estudio detallan que su investigación solo muestra relación estadística entre proximidad de pozos y autodeclaración de problemas de salud, sin entrar a analizar las posibles causas de los problemas de salud de las personas encuestadas, por lo que serían necesarias nuevas investigaciones para determinar los posibles mecanismos que provocan los problemas de salud en estas personas.