Los líderes de la comunidad Nam Qom presentaron una medida cautelar de no innovar contra el Estado y el gobierno provincial. “No seremos asesinos del futuro de nuestros hijos”, dicen.
Fuente: Última Hora
El puente de concreto aparece súbitamente, como un espejismo en el desolado paisaje en medio de la nada. El camino de ripio, que parte desde la Ruta Nacional 81, a la altura del kilómetro 1.189, cruza la imponente estructura sobre el riacho Formosa y luego muere entre la espesura.
“Este es el camino y el puente que el Gobierno provincial de Formosa ha construido en secreto para que ingresen los camiones al lugar donde se quiere construir la planta de uranio de la empresa Dioxitek. Esta información se ha ocultado al pueblo de Formosa, así como al Gobierno y al pueblo del Paraguay, a quienes se les ha mentido, asegurando que aún no se construye nada”, dice el doctor Nuncio Bernardo Toscano, del Foro Médico Ciudadano (AMRA).
A 16 kilómetros del centro de Formosa, el lugar está dentro del predio de 574 hectáreas que el Gobierno provincial expropió para construir un Polo Científico y Tecnológico, con un sector industrial en donde se busca instalar la planta de uranio.
VIGILANCIA. El médico Toscano nos ha conducido hasta el lugar a los enviados de Última Hora y al conocido biólogo argentino Raúl Montenegro, investigador de la Universidad Nacional de Córdoba, buscando evadir la vigilancia de un puesto volante de la Gendarmería.
Al rato, varios motociclistas llegan al sitio, provocando el sobresalto del médico, hasta que reconoce a miembros de la comunidad Toba Qom.
“¿Vienen a visitar el puente Dioxitek? Nosotros justamente estamos presentando una medida cautelar de no innovar ante la Justicia argentina, pidiendo que se pare la construcción de la planta de uranio”, informa uno de los jóvenes , quien se presenta como Horacio, líder de la cercana comunidad Nam Qom.
Horacio invita a trasladarnos a la comunidad, a 4 kilómetros del lugar donde presuntamente se construirá la planta. Allí nos presenta a su principal dirigente, Israel Alegre, quien ha emprendido una batalla judicial para intentar que se pare la obra.
Lucha desigual. Israel Alegre, líder Toba Qom, encabeza la batalla judicial contra la instalación de la planta de uranio.
SIN CONSULTA. “El Gobierno federal argentino y el provincial de Formosa le dicen a las autoridades del Paraguay que todo está en proyecto, que aún no se construyó nada, pero todos nosotros, que somos vecinos, sabemos muy bien que ese camino y ese puente se hicieron para meter los camiones y vehículos pesados para construir la planta, sin que se haya aprobado todavía el estudio de impacto ambiental”, asegura el lider Qom, Israel Alegre.
Activo y locuaz, el dirigente cuenta que está estudiando abogacía para defender los derechos de su pueblo originario, y que ha decidido iniciar una batalla judicial desigual, “como de David contra Goliat”, para intentar que la planta no se construya.
“Nuestra comunidad, habitada por unas 7.000 personas, se encuentra al borde de la Ruta 81, por donde van a pasar los camiones que van a llevar el uranio, que es el combustible del reactor nuclear. Sabemos que tiene efectos radiactivos y cancerígenos, y que lo pueden inahalar nuestros chicos”, destaca el dirigente indígena.
Por ello, él personalmente, a nombre de la comunidad Nam Qom, presentó ante la Justicia federal una medida cautelar de no innovar contra el Estado argentino y contra el gobierno provincial de Formosa, pidiendo que se pare la construcción de la obra.
“A nosotros nadie nos ha consultado, como establece la legislación, aunque somos una población directamente afectada. Por tanto, la planta es ilegal y estamos en contra. No seremos asesinos del futuro de nuestros hijos y de nuestros nietos”, dice Israel.