“Los insecticidas más usados en el mundo contaminaron el medio ambiente en una forma tan penetrante que provocaron que la producción mundial de alimentos esté en peligro”. Esa es la conclusión a la que llegó un equipo internacional de científicos en el estudio -hasta el momento más detallado- sobre el impacto de productos químicos.

Fuente: Clarín
“Las pruebas son muy claras. Estamos ante una amenaza que pesa sobre la productividad de nuestro medio natural y agrícola”, indica en un comunicado Jean Marc Bonmatin (CNRS), uno de los principales autores del análisis, que demandó cuatro años de trabajo.

La evaluación fue realizada por un panel de 29 investigadores internacionales en el marco de un grupo de trabajo especializado en pesticidas sistémicos (concebidos para ser absorbidos por las plantas). Ese grupo aconseja, entre otros, a la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), el organismo que vigila la salud de la biodiversidad mundial a través de su “lista roja” de especies amenazadas.

Después de haber examinado las conclusiones de unos 800 estudios publicados desde hace unos veinte años, los científicos piden “endurecer aún más la reglamentación sobre los neonicotinoides y el fipronil”, los dos tipos de sustancias químicas estudiadas, y “empezar a planificar su progresiva supresión a escala mundial o, al menos, formular planes destinados a reducir fuertemente su uso en el mundo”.

“Es asombroso lo poco que aprendimos. Después de Silent Spring -libro publicado en 1956 por Rachel Carson, que reveló cómo se diezmaban las poblaciones de aves e insectos por el uso indiscriminado de insecticidas- se produjo un gran contragolpe pero parece que volvimos a lo que estábamos haciendo en la década del ‘ 50. La historia se repite”, lamenta David Goulson, otro miembro del equipo. Y agrega: “Si todos nuestros suelos son tóxicos, deberíamos preocuparnos. El suelo es crucial en la producción de alimentos”.

En la lista de químicos analizados, figuran pesticidas que son denunciados desde hace décadas por ser una de las causas que provoca el declive de las poblaciones de abejas.

La Unión Europea ya suspendió en 2013 el uso del fipronil y de tres neonicotinoides debido a sus efectos. Al mismo tiempo, en otras partes del mundo no existen registros sobre la cantidad de pesticida utilizado y el área en la que se lo implementó.

Fuente: The Guardian