Los planes de explotación de uranio exacerban la oposición de los aborígenes, en particular de la región de Kalgoorlie Boulder, a 660 kilómetros al oeste de Perth, capital del estado de Australia Occidental.
Fuente: Prensa Latina
22/03/2012. Refiriéndose al proyecto, Geoggrey Stokes, líder de la etnia Wonghata, afirmó: “no necesitamos uranio.¿Para qué vamos a contaminar el país a cambio de dinero?”, y criticó el levantamiento desde hace dos años de una prohibición al respecto.
Según la Asociación Nuclear Mundial, Australia posee algo más del 23 por ciento de las reservas internacionales ese mineral, especialmente en el occidente de la vasta isla-continente y la explotación en las tres minas existentes llegó a las 10 mil toneladas anuales de oxido de uranio.
Esta vez, los trabajos iniciales ya comenzaron en el yacimiento de Yeelirrie, a cargo de la transnacional británico-australiana BHP Billton, una de las mayores en ese campo a nivel internacional.
Para diversas organizaciones de pobladores autóctonos y de la Alianza Antinuclear de la región, junto a la mencionada compañía, otras 99 participan en ese y otros programas, a pesar de propuestas de grupos de expertos para que se estudien previamente las repercusiones sobre la salud y el medio ambiente.
Kade Muir, una antropóloga nacida en la zona de Kalgoorlie, precisó que “no queremos que se extraiga el mineral ni legar a las futuras generaciones un ambiente contaminado.”
HISTORIA PRECEDENTE
Desde hace décadas, las protestas de la población original del occidente australiano y de otros lugares elevaron sus voces contra estudios y planes sobre el uranio, e incluso, muchos de ellos fueron desplazados de los sitios de origen con esos fines.
En 1997, un estudio de parlamentarios demostró que minas como las de Rum Jungle, en el estado del Territorio Norte, destruyeron la flora y la fauna a lo largo de 10 kilómetros, además de efectos devastadores para la salud como la aparición de cáncer y otras enfermedades inexplicables.
Esas tierras no han podido utilizarse jamás, prosiguió el documento, y no se conocen planes para manejar los 60 millones de toneladas de desechos radioactivos vertidos a las cuencas subterráneas por esa mina y la de Olympic Dam.
Para Gavin Mudd, ingeniero y profesor de la Universidad de Monash, una de las mayores del país y con sedes asociadas en Malasia, Suráfrica e Italia, “no existen minas de uranio rehabilitadas.”
Oficialmente el gobierno australiano asegura que la exportación del mineral no se utiliza para fabricar armas nucleares en naciones como Estados Unidos, Japón y Corea del Sur, hacia donde se exporta.
De igual forma, promueve la explotación minera sin riesgos, con satisfactorio acceso a tierras y adecuada infraestructura.
Tales principios, señalaron los representantes aborígenes, no concuerdan con la realidad, que en muchas ocasiones ignora los planteamientos, criterios y reclamos de los pobladores afectados.