La empresa Geotrex ganó el concurso de la Consejería para retomar la actividad pero desiste del proyecto debido a la falta de apoyo municipal y el rechazo social.
Fuente: La Verdad

Bajo sus cerros volcánicos de llamativos colores, Mazarrón conserva unas reservas de más de siete millones de toneladas de zinc. Analistas de finanzas e inversores extranjeros miran con deseo esa riqueza, porque es un metal en la cresta de la ola de la demanda. Sin embargo, de ese mineral no se tocará ni un gramo, al menos, a corto plazo. Porque Geotrex, la empresa ganadora del concurso público que abría la puerta a la reactivación de la minería en Mazarrón, después de 50 años de parón, renuncia a seguir adelante con el proyecto, que preveía una inversión de 46 millones de euros y la creación de cien empleos directos. El motivo: la falta de apoyo municipal, según indica su consejero delegado, Raúl Hidalgo. «Habíamos contactado ya con empresarios canadienses y australianos que estaban interesados, pero para seguir adelante con los trabajos, lo que suponía un riesgo de inversión elevado, necesitábamos saber si, además de cumplir con toda la normativa, íbamos a contar con el respaldo del municipio».

Esta solicitud de aclaración se materializó en una carta de Geotrex remitida a la alcaldesa Alicia Jiménez a finales del pasado mes de enero. En la misiva, la empresa planteaba que la regidora llevara el proyecto al Pleno, con el fin de sondear los apoyos con los que contaría. Pero aquel escrito no tuvo respuesta.

Jiménez afirma que la Corporación ya se ha pronunciado en un par de ocasiones sobre este asunto. La última vez se limitó a no cerrar la puerta a ningún trámite en este sentido. Pura formalidad.
La explotación a cielo abierto, con una vida de diez años, llevaba aparejada una inversión de 46 millones de euros

Los partidos apuestan por un uso cultural y turístico de los cotos mineros, que están protegidos como sitio histórico

La primera edil admite que la misiva de Geotrex quedó en un cajón, pero antes «mantuvimos una reunión con la empresa, en la que le planteamos que organizara un acto público para que los vecinos conocieran el proyecto y pudieran resolver sus dudas. Después, nosotros nos comprometíamos a celebrar una consulta popular, con el fin de que los mazarroneros decidieran si las minas se reabrían. Este es un asunto trascendental».

La movilización de los 90

Detrás de la idea de preparar este referéndum late el rechazo ciudadano que despertó en los años 90 una iniciativa de la holandesa Navan para retomar las explotaciones de los cotos mineros. Si bien la situación económica podría jugar ahora a favor del proyecto, como una nueva fuente de ingresos para el municipio, los grupos políticos no son ajenos a que aquella oposición ciudadana aún colea. Y que cualquier apoyo a la minería puede conllevar un desgaste en las urnas. El Partido Popular gobierna en Mazarrón con el apoyo de otros tres partidos. Así que el equilibrio de fuerzas es una cuestión delicada.

Del calado político del asunto da cuenta la consulta que la alcaldesa trasladó a los órganos de su partido. Según Jiménez, en el seno del PP se impuso la tesis de que el futuro del distrito minero pasa por darle un uso cultural y turístico. La regidora coincide en este planteamiento. Mantiene que la explotación de mineral «tuvo su etapa» y que ahora hay que trabajar en otra línea: poner en marcha un producto turístico relacionado con el paisaje y el patrimonio industrial de la minería. Para después del verano anuncia la creación de una mesa de trabajo que reme en esa dirección.

El exalcalde Ginés Campillo, ahora concejal del grupo independiente UIDM, en la oposición, también se inclina por un uso cultural de los cotos. «Probablemente, a largo plazo deje más beneficios y mejor repartidos», reflexiona. Con todo, apunta que «sería bueno que conociéramos el proyecto con detalle, y que el pueblo pudiera opinar a través de una consulta popular».

Más tajante se muestra el PSOE. María Martínez, su portavoz, remarca que «nosotros siempre nos hemos opuesto a una vuelta de la minería». «El proyecto de Geotrex afecta al coto de San Cristóbal-Los Perules, a poco más de un kilómetro del casco urbano, y sería una explotación a cielo abierto, con el consiguiente problema de contaminación atmosférica y de ruidos para la población. Además, los puestos de trabajo no serían cubiertos por vecinos, ya que son empleos muy especializados. Y el patrimonio industrial se podría ver seriamente amenazado. Total que, al final de la vida del proyecto, lo que nos quedaría sería un gran agujero. Los beneficios son menores que los perjuicios», concluye la edil.

Martínez coincide con PP y UIDM en acondicionar el distrito como un nuevo recurso para atraer visitantes. La idea de convertir las minas en un parque cultural es una antigua reivindicación. Pero el único paso en firme dado en la última década fue la declaración de los cotos como bien de interés cultural (BIC), como sitio histórico. Esta protección no ha servido para evitar el expolio y la destrucción de los bienes catalogados.

La recuperación del patrimonio minero era uno de los compromisos formulados por Geotrex. En su misiva dirigida a la alcaldesa, planteaba destinar medio millón de euros, durante los primeros dos años y medio, a la conservación de restos arqueológicos. En ese periodo, se llevaría a cabo una fase de investigación para elaborar los informes técnicos, económicos y ambientales a fin de confirmar la viabilidad de la explotación.

Encapsular los residuos

En el caso de que los resultados fueran los esperados, el siguiente paso sería el desarrollo del proyecto minero. Los expertos de Geotrex valoraron que la explotación tendría «una vida mínima asegurada de diez años». La producción a cielo abierto se llevaría a cabo en el cerro de Los Perules, casi un kilómetro al oeste del núcleo urbano, con el promontorio de San Cristóbal «actuando como pantalla que amortiguaría el ruido y el impacto visual que generaría la operación».

La empresa mantenía que las técnicas empleadas permitirían «la mayor recuperación de los metales y la mínima producción de estériles finos de flotación. En cualquier caso, el proceso de concentración funcionará en circuito cerrado y utilizará aditivos no nocivos para el medio ambiente». Y apuntaba que esos residuos serían «encapsulados para evitar que generen lixiviados». También se comprometía a adecuar los terrenos circundantes «que en este momento están generando un grave impacto ambiental en el entorno».

Todo esto se ha deshecho como un azucarillo en el café. Geotrex ha comunicado a la Consejería de Desarrollo Económico que renuncia a la adjudicación, y que los terrenos afectados vuelven a estar francos y registrables, como se denomina en el argot, por si otra empresa está interesada en probar suerte.