Representantes de organizaciones civiles de Mongolia denunciaron hoy el ascenso de la industria minera en detrimento de la ecología y la vida nómada. El director de la organización ambientalista Iniciativa Verde, Choikhang Janchivlamdan, fue uno de los que lanzó una alerta para la conservación de especies amenazadas.
Fuente: Prensa Latina
Según estadísticas gubernamentales la inversión extranjera en la minería se duplicó en la última década y la extracción de oro, cobre, uranio, plata y carbón abarca hoy la quinta parte de las tierras de Mongolia.
Si bien esos rubros representan un elevado porcentaje del Producto Interno Bruto (PIB), el incremento de las actividades de extracción pone en riesgo la vida nómada y a decenas de especies en peligro de extinción, aseveró Janchivlamdan.
Activistas de Iniciativa Verde aseguran que hallaron agujeros de hasta 60 centímetors cavados por asnos salvajes, pues la minería sobreexplota las reservas de agua en el desierto de Gobi.
De acuerdo con Janchivlamdan, esa planicie no solo es un gran depósito de minerales, sino también el hogar de plantas y animales.
Estudios recientes revelaron que la región del sur del Gobi sólo contiene agua subterránea para la próxima década, pero desde ya los pastores mongoles sufren las consecuencias.
El director ejecutivo de la organización no gubernamental Oyu Tolgoi Watch, Sukhgerel Dugersuren, acotó que las comunidades nómadas no reciben beneficios de la minería, sino todo lo contrario.
Dugersuren afirmó que los pastores dejan sus tierras porque están secas, venden sus rebaños y se van a las minas en busca de trabajo.
Para ellos, agregó, eso implica perder el estilo de vida y el orgullo, pues durante toda su vida cuidaron del ganado y no saben hacer otra cosa.
En las minas, sin normas de seguridad apropiadas, por un salario mínimo y bajo el peligro de colapsos o de los altos niveles de metano, cada año fallece un promedio de 10 trabajadores, puntualizó Dugersuren.
Uno de los símbolos la identidad nómada es el calzado que usan, añadió, pues las botas con la punta doblada hacia arriba buscan no perturbar la naturaleza, por ello la minería les supone un choque cultural.
Mongolia es el país menos poblado del mundo, con 2,966,294 habitantes en un territorio de 1,564,116 kilómetros cuadrados; el segundo más grande sin acceso al mar y su población rural depende básicamente de la cría de ganado y el pastoreo.