Lima, Perú – 17/09/07.Como en las peores dictaduras del cono sur y de Centroamérica en las décadas 60 y 70 donde se buscaba deportar a sacerdotes extranjeros identificados con los derechos de los más pobres, y cuando eso no funcionaba se los asesinaba como ocurrió en Argentina, Guatemala, Honduras y El Salvador, en el Perú del siglo XXI, el propio presidente de la república atacó a sacerdotes y obispos católicos pidiéndoles que se vayan a hacer la revolución en su tierra y no aquí (Diario oficial El Peruano, Lunes 17 de setiembre 2007.
Enviado por P. Marco Arana

Desesperado, el presidente Alan García ataca duramente a todo el que opina distinto. Asimismo el periódico ultraneoliberal El Correo sentenció como otrora lo hizo el rey de Portugal en las reservaciones de el Paraguay: “Aquí el enemigo son lo sjesuitas”. (El Correo, Lunes 17 de setiembre, 2007. Ver: http://www.correoperu.com.pe/paginas_columna.php?columna_autor=Aldo%2…)
La privatización del Estado, al extremo de convertirse en defensor a ultranza de los intereses de las empresas privadas ha llegado al extremo de atacar a la igleisa católica comprometida con las defensa de los derechos humanos y de los intereses de los más pobres.

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Gobierno candelejón
Por César Lévano – Laprimeraperu.com
17-09-2007

El presidente Alan García ya no sabe cómo proteger a la minera china Majaz. Después de acusar de comunistas a los dirigentes de las comunidades campesinas piuranas que defienden su hábitat, parece haber llegado a la conclusión de que la mejor defensa es el ataque. El ataque a la Iglesia Católica.

Acusa a ésta, en efecto, de estar detrás de Cutivalú, la radio que incomodó tanto al régimen que hasta armó una maniobra burda contra ésta. La majadería sobre censura radial a un anuncio gubernamental sólo es aceptada por los periodistas al servicio del oficialismo.

En ese sentido, el Gobierno ha demostrado, una vez más, su carácter de candelejón, es decir, de cortos alcances.

García preguntó ayer: “¿Qué hace la Iglesia metiéndose en política?”. Habría que preguntarle por qué él no se fastidia cuando el Cardenal Luis Cipriani interviene a favor de su política.

No es la Iglesia lo que irrita al presidente. Es la actitud independiente que aquella puede asumir en algunas circunstancias, de acuerdo con sus principios. Hace algunos meses, la Conferencia Episcopal tuvo que rechazar unas declaraciones del primer mandatario respecto a la posición eclesiástica frente a la Comisión de la Verdad y la Reconciliación Nacional. El primer mandatario había llegado al exceso de sugerir una complicidad eclesiástica en relación con el terrorismo.

Un comunicado eclesial terminante puso las cosas en su sitio: en los años de la violencia, la Iglesia Católica había comentado los crímenes de los terroristas (que asesinaron monjas y sacerdotes), pero asimismo los abusos y crímenes de las fuerzas represivas.

La Conferencia Episcopal Peruana fijó en 2003 su posición respecto al informe de la comisión de la Verdad: Reconciliación no es sinónimo de impunidad ni de ignorar las injusticias cometidas. Debemos “promover una reconciliación en la verdad, sabiendo bien que no son posibles ni la reconciliación, ni la unidad contra o fuera de la verdad”.

El jefe del Estado peruano ha esgrimido un argumento muy grave. Ha hablado de una conspiración extranjera que busca, según él, impedir el desarrollo de la minería peruana. Ha aludido, indirectamente, a través de una pregunta con una sola respuesta, a Chile. O sea que nuestros comuneros del norte habrían sido pagados por nuestros vecinos del sur.

El presidente tiene, respecto a esto último, dos obligaciones: 1) señalar quiénes son los conspiradores. 2) Pedir explicaciones a la presidenta de Chile, Michelle Bachelet, con la cual cultiva melosa amistad.

No cabe otra salida. El presidente del Perú no puede quedar como un mandatario irresponsable y, además, candelejón.

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LA PRIMERA
Lunes 17 de Septiembre 2007

DATO
Simulando serenidad, Alan García dijo: “Yo no tengo mayor preocupación por eso (por la consulta vecinal). Primero porque no es vinculante, no es legal, no está el Jurado Nacional de Elecciones ni la ONPE. Segundo, yo estoy convencido que informando, dialogando, eso se soluciona”, declaró.

Durante su sorpresiva visita a Pisco, claramente ofuscado, el presidente Alan García Pérez, otra vez, criticó duramente la realización de la consulta vecinal que se realizó ayer en los tres distritos de Ayacaba (Piura) con la finalidad de pronunciarse a favor o en contra del proyecto Río Blanco de la minera Majaz.

No conforme con eso, García Pérez sostuvo que hay personas en Piura que piensan como “los viejos comunistas” y sostienen que toda inversión minera es mala. “Están mal informando, manipulando, obstaculizando el desarrollo del país. ¿Queremos o no queremos ser más grandes que Chile?”, se preguntó frunciendo el ceño.

Luego, en el mismo tono, pidió no sobrevalorar los alcances de la consulta popular sobre Majaz por no tener efecto vinculante. Después poniéndose abiertamente del lado de la empresa minera Majaz dijo: “Yo defiendo la gran inversión, que respeta el medioambiente y pagando buenos salarios trae desarrollo a un país”, pero no dijo nada de los graves antecedentes de contaminación de la minera Majaz en China que se publicó ayer en este diario.

Contra Iglesia
Sin el mayor respeto ni consideración, el presidente García criticó también a los sacerdotes jesuitas a cargo de la Radio Cutivalú de Piura. “La Iglesia debe difundir el buen pensamiento cristiano y especialmente los sacerdotes extranjeros deben ir a luchar por su revolución en su tierra y no simplemente aquí”, señaló.

“Lo que lamento es que sea una radio de la Iglesia Católica. Entonces yo me pregunto qué hace la Iglesia jugando a la política. Así como no me gusta que intervenga en la política el gobierno venezolano, el gobierno argentino, tampoco es bueno que el Estado Vaticano intervenga en la política”, dijo sin desparpajo. Manifestó que Radio Cutivalú de Piura tomó postura contra la inversión privada. “Se negaron a transmitir un aviso del gobierno porque ellos tienen un compromiso para que no vaya ninguna inversión allá (Piura)”, agregó, pero no hizo referencia al aviso “engañoso” que el Ministerio de Energía y Minas quiso pasar a través de la Radio Cutivalú.

Conspiración extranjera
Alan García además expresó su sospecha que detrás de la consulta vecinal en Piura existió una conspiración extranjera para que el país no crezca. “Hay que tener mucho cuidado con los intereses económicos, tácticos internacionales, la estrategia del capital mundial y de los estados utilizan todos estos recursos. ¿A quién le conviene que el Perú no produzca cinco millones de toneladas de cobre sino que se quede en uno? ¿A qué país le conviene, díganmelo?”, dijo gritando desaforado.