Se trata de la mina San Francisco ubicada en Estación Llano, municipio de Santa Ana, que pertenece al corporativo canadiense Timmins Gold Corp. Según la investigación la cantidad derramada por la empresa es superior en veinte veces a la que se vertió accidentalmente en la sierra de Sonora a mediados de agosto pasado.
Fuente: Dossier Político
Más de 2 mil habitantes de la comunidad de Estación Llano en el municipio de Santa Ana, se hallan en alerta ante el riesgo de una posible contaminación de los mantos acuíferos que abastecen el agua para esa comunidad, a causa de un derrame minero de entre 50 mil a 60 mil litros de cianuro de sodio.
Dicha dispersión ocurrió al interior de la Mina San Francisco ubicada a menos de un kilómetro de ese centro de población el pasado 4 de abril de 2010, revelan pruebas documentales en manos del reportero.
Un formato de reporte de investigación de contingencia ambiental al que tuvo acceso Dossier Político (DP), revela que este hecho provocado por la negligencia de tres trabajadores de esa empresa, que aconteció hace poco más de tres años, nunca fue dado a conocer a la opinión pública por parte de la empresa minera.
Se desconoce si el actual director de la Comisión Estatal del Agua (CEA), Enrique Martínez Preciado y el ex delegado de la Comisión Nacional del Agua (CNA) en esa época, Florencio Díaz Armenta, así como el alcalde de Santa Ana en el trienio 2009-2012, Luis Alfredo Bernal Ainza tuvieron acceso a esta información por parte de la empresa contaminante.
También se ignora si los ex delegados de la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa), Ernesto Munro López y Rodolfo Flores Hurtado, de la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) supieron de esta contingencia, pues cuando esto sucedió ellos eran los responsables de dichas dependencias en la Entidad.
Esta hallazgo que viene de nuevo a cimbrar a la minería en Sonora y a confirmar que los derrames de sustancias peligrosas son frecuentes en esta industria, se suma al accidente ocurrido hace un mes en que un camión cisterna que transportaba cianuro de sodio se volteara en el kilómetro 167 en el tramo Hermosillo-Yécora derramando de 2 mil 500 a 3 mil litros de ese compuesto.
El documento en manos de DP, detalla técnicamente que el pasado 4 de abril de 2010 a las 03:00 am en el área de patios de lixiviación donde se sitúa un “cárcamo de rebombeo”, que es una especie de máquina para bombear que va a parar a un depósito de líquidos, los empleados encargados de supervisarlo, de nombres José Eduardo Navarrete y Erick Mendoza Rivera cometieron una grave omisión al abandonar sus puestos de trabajo sólo por irse a cenar, pues delegaron la responsabilidad que a ellos les competía a un tercero que apenas llevaba mes y medio trabajando y que descuidó la encomienda al ganarle el sueño.
Dicho trabajador de nombre Ricardo Rendón Bernal, que tenía como encomienda checar los niveles del cárcamo cuyo contenido se vierte en otras pilas o cisternas para separar el oro de otros metales a través del cianuro, se desatendió de la tarea que le fue otorgada y no se percató de que los niveles de los contenedores superaron su área perimetral derramándose las soluciones que contenían el mortal compuesto químico por espacio de media hora.
Lo peor de todo este incidente, y que además deja al descubierto la falta de seguridad industrial en este tipo de empresas, es que Rendón Bernal a pesar del descuido ni siquiera fue el que avisó del accidente a sus jefes inmediatos, pues el que detectó el derrame fue otro supervisor de nombre Enrique Villanueva que trabajaba en otra área.
En la descripción del evento que se explica en la bitácora de trabajo se establece textualmente lo siguiente: “Dado que la solución llegó al entronque que comunica hacia la mina y trituración, se pudo haber derramado aproximadamente un máximo de 60 metros cúbicos o lo equivalente a 60 mil litros de cianuro de sodio…”.
La cantidad derramada expuesta en el reporte de investigación de contingencia ambiental de la empresa que opera la empresa canadiense Timmins Gold es aritméticamente superior en 20 veces a la que se vertió accidentalmente en la sierra de Sonora a mediados de agosto pasado.