Ejidatarios de la comunidad de Salaverna, Zacatecas, mantienen semiparalizada una mina de oro propiedad de Carlos Slim, en protesta por la destrucción de los recursos naturales y poner en riesgo a los habitantes de la región, denunció Edith Ortega, dirigente de El Barzón. Foto: Vista de Salaverna
Fuente: Proceso
En entrevista, Ortega González explicó que desde el pasado jueves 6 los ejidatarios de Salaverna, municipio de Mazapil, decidieron plantarse de forma permanente en dos accesos de la mina explotada por la empresa Frisco Tayahua, propiedad del hombre más rico del mundo, “ante el abandono de autoridades del estado y federales en su lucha por la conservación de su tierra”.
La dirigente barzonista agregó que recientemente la empresa realizó explosiones con dinamita dentro de la mina que dejó un boquete de 500 metros cuadrados y provocó cuarteaduras en las viviendas y derrumbes en los cerros aledaños a Salaverna.
“El 6 de diciembre, cuando ocurrieron las primeras explosiones, llegó personal de Protección Civil municipal y recomendó que unas 35 familias que se vieron afectadas salieran de sus casas, por lo que tuvieron que refugiarse en uno de los túneles de la mina; las explosiones continuaron mientras que de los respiraderos de la mina salían gases tóxicos y emanaciones de ácido muriático”, contó.
Las explosiones subterráneas han continuado, añadió Ortega González, en tanto que el personal de la minera está ingresando por un tercer acceso, a seis kilómetros de Salaverna.
Los ejidatarios pidieron la intervención del gobierno del priista Miguel Alonso Raya, “pero lo que responde es que ese no es su problema, que es un asunto entre particulares, y a nivel federal simplemente no ha habido respuesta a las llamadas de auxilio”.
Edith Ortega explicó que los habitantes de Salaverna “no se oponen al progreso ni a la mina, el problema es cómo lo hacen, ya que están convirtiendo una zona agrícola y ganadera en un desierto; a cambio de la explotación del subsuelo les ofrecieron una casa a cada uno de los ejidatarios, pero una casa tipo Infonavit, pequeñita; además, construyeron una escuela, un jardín de niños, una secundaria y una iglesia, pero como la gente insiste en la protección al ambiente, los representantes de la minera cerraron el acceso a esos supuestos beneficios y despidieron a seis trabajadores que son de la comunidad”.
También recordó que, a excepción de las viviendas, “a los ejidatarios no les ofrecen más alternativas, ni un peso más por terrenos de los que tienen posesión desde hace más de cien años”.
Ante el abandono de las autoridades a sus reclamos, de poco más de cien ejidatarios asentados en Salaverna sólo 39 continúan en la comunidad peleando por la conservación de sus tierras.
A pesar de que las familias que se mantienen dentro del área en disputa tienen documentos que amparan la posesión de la tierra, así como su calidad de ejidatarios, “corren el riesgo de ser desalojadas de forma violenta por los pistoleros de la empresa”, apuntó la barzonista.
La dirigente social dijo que después de casi 10 años de lucha, hasta ahora ni los ejidatarios ni sus representantes han tenido contacto con Carlos Slim o con personas cercanas a él.
“No estamos seguros de que él personalmente sepa de la injusticia que se está cometiendo con esta población agrícola y ganadera, y a la que a cambio de la extracción del mineral, con métodos prohibidos en todo el mundo por los daños que provoca al ambiente y a las personas, no se le ofrecen alternativas para seguir subsistiendo”, acusó.