Se apresta a reactivar la industria minera metálica bajo nuevas condiciones de concesionamiento que garanticen una relación armoniosa con las comunidades, de respeto al medio ambiente, salud garante de los pobladores y mejores beneficios económicos para el Estado y los municipios.
Fuente: diario El Heraldo
11/05/2011. Pese a la capacidad del país, por cada 100 lempiras que ganan las mineras, a las arcas del Estado únicamente ingresan 16 lempiras.
Las condiciones leoninas de las que sacaban provecho exclusivo las compañías mineras -que se llevaron tranquilamente parte de las riquezas del país- ahora ya no serán parte de la nueva Ley de Minería que está por discutir y aprobar el Congreso Nacional.
La explotación inmisericorde de los yacimientos petroleros y la falta de socialización de este rubro de la economía dio lugar a que el gobierno de Manuel Zelaya prohibiera la actividad minera metálica bajo la modalidad de cielos abiertos mientras no se aprobara una nueva ley.
Las organizaciones ambientalistas y las mismas comunidades están a la expectativa del contenido de este cuerpo jurídico -engavetado desde hace más de tres años- que ha generado variados intereses que van desde presiones de las compañías para seguir gozando de los privilegios, hasta demandas porque se garantice la salud de la población, el respeto del medio ambiente y que paguen un tributo justo.
Los pobladores del valle de Siria, especialmente los que viven cerca de las aldeas donde se explotó el yacimiento minero, son fiel testigo de la contaminación ambiental y del deterioro de la salud de muchos ciudadanos, víctimas de enfermedades en la piel, según lo constató EL HERALDO. Sin embargo, la empresa Entremares alegó que no fue responsable de estos problemas de salud, que cuando llegó a la zona la gente ya los padecía.
Según estudios de la Asociación de Organizaciones no Gubernamentales (Asonog), en los últimos cinco años las compañías mineras han ganado 9,920 millones de lempiras y solo han entregado en impuestos al Estado 618 millones. Esto quiere decir que de cada 100 lempiras que ganan, solo 16 le quedan al país.
De acuerdo con la ley actual, las municipalidades reciben el uno por ciento de los ingresos de la mineras, que también pagan impuesto sobre la renta y un pago por embarque en el barco central, dijo el subdirector de Fomento de la Minería (Defemin), Saúl Sinclair. En 2006 las mineras dejaron de pagar el “canon territorial”, recordó el funcionario.
Hasta finales del año 2004, la producción minera representaba un cuatro por ciento del Producto Interno Bruto (PIB).
A pesar de la prohibición de la actividad minera metálica mediante la modalidad de cielos abiertos por parte del gobierno de Zelaya, el país (o las compañías mineras) siguen exportando los recursos explotados. Parte de estos recursos no metálicos, el gravín -por ejemplo- se exporta a Estados Unidos y el óxido de hierro a China, informó Sinclair.
Honduras solo está aprovechando un 1.3 por ciento de su potencial minero a lo largo de todo el país, que recoge zonas explotadas y abandonadas y otras en actividad relativa.
Seis empresas son las que en los últimos años han estado operando la minería metálica: Minerales Entremares (mina San Martín, San Ignacio, Francisco Morazán- en proceso de cierre), American Pacific Honduras (mina El Mochito, Las Vegas, Santa Bárbara), Minerales de Occidente (mina San Andrés, La Unión, Copán), Eurocanteras (mina El Murciélago, Lepaguare, Olancho), Cerros del Sur (mina Clavo Rico, El Corpus, Choluteca) y Agregados del Caribe (mina Sapadril, Puerto Cortés).
Estas empresas, según resolución judicial, están obligadas a ingresar al Fisco más de 64 millones de lempiras que en concepto de impuestos dejaron de pagar amparándose en el artículo 74 de la Ley de Minería que las exoneraba del pago pero que el sistema de justicia lo declaró inconstitucional. Hay otro número no determinado de empresas que gozan de concesiones que les permite explotar los recursos no metálicos.
Solicitudes de concesión
El subdirector de Defomin dijo a EL HERALDO que esa institución registra -hasta abril de 2011- un total de 637 concesiones de las cuales 284 ya fueron otorgadas y 353 están a la espera de que se aprueba la nueva Ley de Minería.
De estas concesiones, 475 corresponden a la categoría de “metálicas” (oro, plata, zinc, plomo, cobre) y 162 no metálicas (ópalos, yeso, mármol, material de construcción).
El potencial minero hondureño es envidiable. La naturaleza no premió de la misma forma al resto de naciones del área.
Sin embargo, el país -por la política equivocada de los gobiernos- no ha sacado provecho de esta riqueza. Las concesiones otorgadas bajo condiciones adversas a los intereses del país han sido el principal obstáculo.
Juan Almendárez Bonilla, director de la organización Madre Tierra, (citado por Asonog) considera que las compañías mineras a lo largo de la historia han hecho sus propias leyes en Honduras, “usando la corrupción y el chantaje”.
La riqueza data desde tiempos del descubrimiento. “Colón, se dice, observó que los pescadores en la costa de lo que es hoy Hondura usaban en sus redes contrapesos de oro, quizás así nació la fascinación por riqueza minera de Honduras”, dice el investigador Héctor Verdugo en “La Pequeña Minería en Honduras”.
“La gran riqueza de Honduras ha sido descrita tanto por los mismos conquistadores como por innumerables viajeros visitantes, especialistas en geología, científicos diplomáticos al informar sobre el país, como un potencial de posibilidades ilimitadas”, añade.
El potencial hasta ha alarmado a los visitantes como al mineralogista Mr. Gourmes, quien en 1870, cuando visitó Honduras, expresó que era “más fácil encontrar minas que hombres para trabajarlas”.
Dice la historia que el conquistador Hernán le preguntó al poderoso cacique azteca Monteczuma que de dónde tenía tanto oro, a lo cual Monteczuma contestó: “De las montañas de Honduras”.
Ni cortos ni perezosos, los españoles se avalanzaron sobre Honduras para someter a estos indefensos pueblos. Se estima que para el año 1581 Honduras contaba con unas 1,500 minas. Un ejemplo de la presencia de este rico inventario minero es que el nombre Tegucigalpa significa “cerro de plata”.
Se estima que el 60 por ciento de los ríos hondureños arrastran oro. El famoso río Guayape, su afluente el Jalán, el río Guayambre, que se une al Guayape para formar el río Patuca, que desemboca en el Atlántico, arrastran oro en toda la extensión del cauce de más de 300 kilómetros, según el investigador Héctor Verdugo.
El segundo en el mando de Defomin, Saul Sinclair, considera que a pesar de las decenas de años transcurridos, Honduras sigue siendo un potencial minero que se puede seguir explotando en función de los intereses nacionales. “Tenemos un país con riqueza mineral. Desafortunamente el tema de la minería ha sido muy satanizado y ahora es un tema sensitivo”, expresó.
La nueva Ley de Minería, añadió, “debe tener un nuevo marco, se buscan ajustes tanto en la parte social como tributaria para que pueda haber un punto de equilibrio entre el gobierno y los sectores sociales, las comunidades, las municipalidades. Se busca un marco regulatorio más ambicioso que esté acorde a la problemática ambiental”.