El debate electoral obvia debatir sobre la mina de Goldcorp, cuestión de vida o muerte para pueblos maya de Guatemala.
Fuente: La Vanguardia
Es cuestión de vida o muerte en las comunidades de los maya mam y sipacapense del altiplano. Pero, a tres semanas de las elecciones presidenciales en Guatemala, el futuro de la mina de oro MarlĆn ācondenada por la Organización de Estados Americanos (OEA) debido a su impacto medioambiental y socialā apenas figura en el debate electoral.
“Ninguno de los aspirantes estĆ” a favor de nosotros: los dos apoyan la mina”, lamenta Raimunda Luisa López, lĆder de la comunidad mam de San Miguel IxtahuacĆ”n, un municipio de 37.000 habitantes situado a unos 20 kilómetros de la mina. Rigoberta MenchĆŗ, premio Nobel de la Paz en 1992 por denunciar el genocidio contra la población maya de Guatemala de los aƱos setenta y ochenta, “sĆ se opuso a la mina”, aƱade López. Pero MenchĆŗ -de la etnia quiche- sacó solo el 3% de los votos en la primera vuelta electoral. El probable ganador de las elecciones del próximo seis de noviembre es el ex militar Otto PĆ©rez, participante en la guerra contrainsurgente de los aƱos ochenta en la que murieron alrededor de 250.000 campesinos, la mayorĆa indĆgenas maya. Treinta aƱos despuĆ©s, el nuevo agresor es la fiebre de oro. En cĆrculos de defensa de derechos humanos y medioambientalistas, la mina MarlĆn de la multinacional canadiense Goldcorp se considera uno de los peores casos de extracción agresiva y contaminante junto a comunidades vulnerables como los maya de San Marcos, donde ocho de cada diez familias viven en condiciones de extrema pobreza.
Ha sido objeto de una campaƱa intensiva de oenegĆ©s internacionales y de la de Organización Internacional de Trabajo que exigen su cierre. Incluso la Corporación Financiera Internacional, agencia privada del Banco Mundial y accionista habitual de proyectos mineros en AmĆ©rica Latina, salió corriendo tras entrar en el capital de MarlĆn en el 2004.
El aƱo pasado la Comisión Interamericana de Derechos Humanos en Washington āuna agencia de la OEAā dictó que el Gobierno guatemalteco deberĆ” forzar la suspensión de las operaciones de la mina hasta que se haya averiguado su impacto social y medioambiental. “JamĆ”s se habĆa producido una decisión como esta”, manifestó Keith Slack, experto de minerĆa de Oxfam en Washington. Pero ni Goldcorp ni el Gobierno guatemalteco han respondido a “lo que deberĆa ser un dictamen vinculante”, aƱade.
A diferencia de los maya de las tierras bajas, Ć©sta es la primera vez que la bĆŗsqueda de El Dorado llega al altiplano, dice Raimunda López. “Nuestra historia no estĆ” clara, no sabemos cuĆ”nto tiempo tenemos; pero jamĆ”s se habĆa minado oro aquĆ”. Catorce representantes de la comunidad de San Miguel IxtahuacĆ”n habĆan bajado en camioneta a San Marcos, la capital del departamento, para asistir a la presentación de un nuevo informe sobre el impacto económico de la mina realizado por economistas de la Universidad Tufts, de Estados Unidos. “La mina es un virus; estĆ”n dividiendo la comunidad, y contaminando el agua”, dijo Fredy GonzĆ”lez, otro dirigente mam.
Hablaba desde el corazón pero la ciencia lo apoya. Equipos de la Universidad de Michigan, la consultora E-Techo Internacional y la oenegĆ© católica COPAE han detectado niveles peligrosos de arsĆ©nico, cianuro y mercurio en el agua de las cuencas del rĆo Tzala y el arroyo Quivichil próximos a la mina. Es un asunto urgente ya que no hay agua corriente en muchos municipios de San Marcos y, segĆŗn el nuevo informe, el 47% de la población de San Miguel IxtahuacĆ”n y tambiĆ©n del pueblo vecino Sipacapa beben directamente de pozos subterrĆ”neos.
Crece la preocupación tambiĆ©n por la herencia de la mina tras el cierre previsto en diez o quince aƱos. “La contaminación suele ser peor cuando una mina ya estĆ” cerrada debido a las sustancias tóxicas en los residuos de roca”, apuntó Ana GonzĆ”lez, de COPAE. Por eso, “las empresas mineras suelen dejar una fianza de entre 500 y 600 millones de dólares; Goldcorp ha dejado ocho millones”. Goldcorp āque no respondió a repetidas llamadas de este periodistaā desmiente que se haya producido contaminación significativa.
MarlĆn es el proyecto de costes mĆ”s bajos de la veintena de minas de oro que Goldcorp gestiona a escala mundial. Extrae oro y plata de la enorme mina a cielo abierto que cubre una superficie de cinco kilómetros cuadrados por valor de casi 1.000 millones de dólares al aƱo ā750 millones de eurosā. Los beneficios de la mina ascendieron a 346 millones de dólares en el 2009, con un coste por onza de producción de sólo 190 dólares, frente a una media industrial de 500 dólares, segĆŗn el informe.
Aunque la mayorĆa de los guatemaltecos tienen una opinión negativa de la minerĆa, segĆŗn un nuevo sondeo del instinto ASIES, las Ć©lites gobernantes en Guatemala, al igual que en otros paĆses centroamericanos, se han dejado seducir por el Ć©xito del modelo extractivo en Brasil, PerĆŗ, Chile y otros paĆses en los Ćŗltimos aƱos. El Gobierno ha concedido 395 licencias de explotación minera en el Ćŗltimo aƱo.
Pero, segĆŗn el informe de la Universidad de Tufts, la mina MarlĆn “estĆ” aportando muy poco al desarrollo del paĆs”, y menos, a San Marcos. IncreĆblemente, mientras otros gobiernos, desde Zambia o Nigeria hasta Chile y Bolivia, han abanderado un nuevo “nacionalismo de recursos” elevando los derechos de explotación que las mineras pagan al estado, Guatemala los ha bajado del 6 al 1%. “El Gobierno deberĆa subir las regalĆas (derechos de explotación) y exigir mucho mĆ”s a Goldcorp para fomentar el desarrollo”, destacó el economista argentino Leonardo Stanley, uno de los autores del informe.
Para los maya, sin embargo, jamĆ”s se podrĆ” compensar el impacto sobre la “madre tierra”. “Yo quiero que se cierre definitivamente la mina; hay demasiada contaminación”, manifestó Bonifacio MejĆa, residente en San Miguel IxtahuacĆ”n, que, en lugar del tĆpico sombrero de paja de los mam, lucĆa una gorra del BarƧa.