“Los campesinos en Palo Quemado, están viviendo en su propia carne el impacto ambiental producido por la minería, sobre todo en el agua y en los campos contaminados” ha denunciado monseñor Geovanni Mauricio Paz Hurtado, obispo de la diócesis de Lacatunga (Ecuador). También remarcó que “la actividad minera ofrece una solución temporal a los problemas económicos de la familia, pero no nos damos cuenta del impacto a largo plazo”.

Fuente: Revista Ecclesia

Según informa la Agencia Fides, Mons. Paz ha realizado estas declaraciones en los últimos días en un encuentro en Sigchos, cerca de Latacunga, una ciudad en la meseta de Ecuador, capital de la provincia de Cotopaxi y del cantón del mismo nombre, a 90 km al sur de Quito, cerca del volcán Cotopaxi.

Según el Obispo una especie vegetal que servia para la alimentación del ganado, ya no existe, “son cosas que produce la minería, he ido a constatar que después de su exploración deja el terreno destruido… Es por eso que la gente está atemorizada y preocupada”.

Después de varias intervenciones sobre lo que implica el cambio ambiental a largo plazo, los presentes han decidido reunirse el 19 de julio en la parroquia de Palo Quemado, donde discutirán la propuesta de dejar el cantón de Sigchos fuera de cualquier actividad minera, porque la poca que se ha realizado preocupa mucho a la población.

La zona es famosa por la producción de Panela, un preparado de alimentos obtenido a partir del jugo de caña de azúcar, que se somete a ebullición y evaporación a temperaturas elevadas; del que se produce una melaza viscosa que se vierte en moldes pequeños en los que se deja enfriar.

Además es la única zona de Ecuador con el certificado “verde”, es decir, el mejor, por lo que se presenta el riesgo de detener o destruir esta producción nacional. En este sentido, Mons. Paz, ha declarado: “Creo que nuestra preocupación por nuestra gente y el cuidado de nuestra casa común es responsabilidad de todos. La actividad minera ofrece una solución temporal a los problemas económicos de la familia, pero no nos damos cuenta del impacto a largo plazo”.