Santurbán se convirtió en un símbolo del debate sobre los riesgos de la minería para las fuentes de agua. Ahora, Marmato, un pesebre de oro anclado en una de las montañas del departamento de Caldas, es un ícono de la resistencia de un pueblo sometido desde hace 400 años a la más cruel explotación de su riqueza.

Fuente: El Colombiano

04/06/2012. Fue declarado monumento nacional en 1982 por Colcultura. Su población, un 56 por ciento negra y 17 por ciento indígena, vive un largo enfrentamiento. Mineros tradicionales, nacidos en Marmato y herederos, generación tras generación de sus minas, se enfrentan a una gran multinacional.

Se trata de la Gran Colombia Gold, una compañía que se fusionó con la cuestionada multinacional canadiense Medoro Resources, la misma que tiene a cargo la explotación a cielo abierto de las minas de la desaparecida Frontino Gold Mines en Segovia Antioquia. De las directivas de la Gran Colombia Gold hacen parte María Consuelo Araújoy Hernán Martínez , exministros de Cultura y de Minas, respectivamente.

A Martínez le correspondió participar en la discusión del tan cuestionado Código Minero, que fue laxo con las grandes compañías mineras e introdujo la figura de “amparo administrativo”, inventada para expropiar al pequeño minero o, también, obligarlo a vender. Han adquirido títulos de más de 100 pequeños mineros.

Curiosamente en el sector minero trabajan varios exministros, como el mismo Martínez o el exdirector de Ingeominas, Julián Villarruel. Francisco Zapata , exdirector de Corantioquia, ocupa el cargo de director administrativo de la Gold Park. Él, como funcionario de Corantioquia, participó en la redacción del Código de Minas de 2001.

En marzo la Gran Colombia Gold declaró reservas certificadas de 12.4 millones de onzas de oro en la montaña de Marmato. La ‘bobadita’ de unos 20 mil millones de dólares, cifra que contrasta con la pobreza que se ve allí: no cuenta con hospital digno ni con escuelas, tiene pésimas vías y hace años cerraron -por falta de financiamiento-, la Escuela de Minas en la que capacitaban a los jóvenes bachilleres. Con los años que llevan las multinacionales sacando toneladas de oro y ni siquiera han sido sensibles a las aspiraciones de formación de los marmateños.

Ahora la población se resiste a su traslado desde la parte alta hasta el pie de la montaña, un lugar llamado El Llano. Se niega a hacerlo porque en 2005 la Gran Gold Park se había comprometido a depositar 20 millones de dólares en una fiducia. Ese acuerdo contó con la presencia de Fabio Valencia Cossio , Consejero Presidencial del Gobierno de Uribe, y del director de Ingeominas, Julián Villarruel , quien ahora trabaja con esa multinacional. La empresa les está haciendo ‘conejo’ y reconoce sólo dos millones de dólares.

El Gobierno Nacional, para validar el traslado, insiste en que es una zona de alto riesgo. Ingeominas hizo 10 estudios y ninguno de ellos resultó lo bastante completo para sustentar el traslado del pueblo. Un estudio concluyente de Corpocaldas, hecho en 2009, demostró lo contrario y recomendó obras mitigables.

El actual gobernador de Caldas, Guido Echeverri , se ha opuesto abiertamente a la explotación minera a cielo abierto y respalda al pueblo marmateño porque sabe que los riesgos se superan con obras de infraestructura. Pese a ello la multinacional ha decidido ir por la gallina de los huevos de oro: unos 30 billones de pesos colombianos. Y Marmato se resiste.