Adolfo Saldivar, embajador chileno en ArgentinaRepresas, mineras, líneas de transmisión y más negocios internacionales… La oportuna amistad entre el Embajador de Chile, Adolfo Saldivar y Julio De Vido.

 

Por Lucas Chiappe

05/10/2010. En el día de ayer tuve la oportunidad de leer la primera entrevista que le realizó el Diario El Mercurio, al flamante embajador de la hermana República de Chile en la Argentina, Adolfo Saldivar, y todavía no me repongo del asombro que me provocó el titular que han utilizado para remarcar una noticia a todas luces inédita y fuera de toda posibilidad de concreción:

“Si se hacen las hidroeléctricas en Aysén, sería factible que la línea transmisora venga por Argentina”(!!!)

Primero cabe remarcar lo absurdo del planteo esgrimido por este hombre, que no caben dudas, será un digno sucesor del anterior embajador, quien tuvo que renunciar luego reivindicar el accionar de la tristemente famosa dictadura pinochetista…

Aparentemente la verborragia es contagiosa en ese despacho diplomático ya que Saldivar, muy suelto de lengua con el periodista del matutino emblemático de la derecha chilena, confiesa en unas pocas frases un plan jamás difundido hasta el momento, que estarían hurdiendo los gobiernos de ambos países para encontrarle una salida viable a la confrontación que mantiene en vilo a toda la Patagonia: Me refiero al intento de construir un mínimo de 4 y un máximo de 19 Mega-represas hidroeléctricas desde la localidad de Aysen hasta el Río Puelo.

Proyectos impulsados por Hydroaysen (antes Endesa España, hoy, Enel Italia) y apoyado por varios dis-funcionarios del entorno de (ra)Piñera, con el único fin de proveer una ingente cantidad de energía barata para las corporaciones trasnacionales que pretenden seguir invadiendo ambos países.

Cabe remarcar que este descabellado plan está siendo resistido desde hace varios años por una Coalición Internacional de más de 50 organizaciones ambientales y sociales, alineadas en la “Campaña Patagonia sin Represas”.

Un colectivo con un eje de alianzas bi-nacionales, jamás visto con anterioridad tanto por su heterogeneidad, como por el valor y arraigo popular que cosecha, que está enfrentándose de igual a igual ante una patética sociedad formada por empresarios insecrupulosos y políticos (idem)… Y lo que es más interesante, con un resultado impensado hasta hace pocos años atrás: Detener el enorme paquete de negociados que se tejen detrás de estas obras públicas faraónica.

Es indudable que, entre los futuros “clientes” del siniestro plan de liberalización de los mercados latinoamericanos, conocido como IIRSA (hoy eje de los lineamientos políticos del Mercosur), existe una larga lista de corporaciones mineras, salmoneras, forestales, pasteras, fábricas de aluminio etc, que planean su próxima instalación por estas latitudes. Claro, siempre y cuando se les provea de ese insumo básico para sus proyecciones económicas: Energía a bajo costo, pingües desgravaciones impositivas, seguridades jurídicas eternas y otras facilidades para “invertir” en nuestros países (léase: invertir unos pesos en infraestructura privada, brindar empleo a pocas personas altamente calificadas y dejar el enorme pasivo ambiental de esas industrias en el Hemisferio Sur).

En pocas palabras, completar aquel viejo anhelo del Hemisferio Norte de trasladar todas sus industrias más contaminantes lejos de sus propios territorios y obtener la creciente demanda de materia prima necesaria para la voracidad del consumo planetario, a un precio de oferta).

A menos que el titular del Mercurio haya sido “un globo de ensayo”, o a su amigo De Vido, “se le haya escapado la tortuga”, es evidente que este señor desconoce la realidad socio-ambiental argentina y sobretodo no tiene idea de la relevancia que han adquirido en nuestro país las organizaciones relacionadas con la conservación de los bienes naturales y la biodiversidad de este territorio…

Quizás viviendo en un frasco de vidrio, como le ocurre a la mayoría de los políticos sudamericanos, a Saldivar no se le ocurrió que la idea de trasladar uno de los ejes centrales de la inquebrantable resistencia patagónica al otro lado de la cordillera (me refiero al tendido de los 2250 Kms de cables torres y estaciones de conversión, que pretenden construir para re-enviar la energía producida en el Sur hacia el Norte), no resolvería de ninguna manera el problema chileno… al contrario lo agravaría sobremanera, brindándole a la coalición de la que formamos parte muchas organizaciones argentinas, la posibilidad de seguir vislumbrando con claridad el destino que proyectan unos pocos inescrupulosos a costa de nuestro ambiente y nuestra calidad de vida… y en consecuencia tejer nuestras propias estrategias de lucha.

Para cerrar quisiera agradecer al señor Saldivar por su sinceridad, su inocencia y su ignorancia, ya que con esas declaraciones ha logrado prender la alarma a lo largo y ancho de toda nuestra biorregión, dándole de esta manera una vuelta más de tuercas a la entrañable unión entre los pobladores que habitamos ambos lados de la cordillera… Un verdadero estímulo para que tomen cada vez más fuerza las alianzas y la solidaridad Patagonica… más allá de los intereses espurios de las corporaciones políticas y empresarias que tratan de imponernos con prepotencia sus propias reglas de juego…

Lucas Chiappe – Coordinador del “Proyecto Lemu”
Epuyen 4 de Agosto de 2010
Proyecto Lemu – Blog del Proyecto Lemu

Anexo:

En su primera entrevista como embajador, Adolfo Zaldívar habla de su nuevo rol: “Si se hacen las hidroeléctricas en Aysén, sería factible que la línea transmisora venga por Argentina”

El ex senador dice que en marzo rechazó el cargo para dedicarse al PRI, pero que después ocurrieron “cosas sobrevinientes” que lo hicieron cambiar de opinión. Agrega que se concentrará en la integración de ambos países y que ahora que es embajador tendrá que “cuidar” más sus palabras.

Guillermo Muñoz

Adolfo Zaldívar recuerda que siendo adolescente ganó un torneo de 200 metros planos en Rosario, que su abuela Manuela Tejada era argentina y que desde 1976 -tras ser expulsado de la Universidad de Chile- trabajó haciendo investigaciones de Derecho para la Universidad de Buenos Aires. “Pero embajador no me imaginé nunca que iba a ser. Nunca había tenido jefe en toda mi vida. Lo último parecido que me recuerde fue mi profesor jefe en el colegio”, comenta, diez días después de haber asumido oficialmente como embajador chileno en Argentina.

“Ahora me tengo que cuidar bastante”, agrega, con una sonrisa irónica. La frase no es sólo un comentario, sino una máxima que se cuida de respetar durante toda la entrevista. Evita, por ejemplo, explayarse sobre temas sensibles como Campos de Hielo o de su antecesor, Miguel Otero, quien precisamente dejó el cargo por deslizar “opiniones personales” en una entrevista.

“Me da mucha pena lo que ocurrió con Miguel. No vale la pena ahondar en el tema”, afirma.

“Los argentinos quieren mucho a Chile”

-¿Cuál es su misión en Argentina?

-Chile aparece en una situación exponencial para el mundo que se nos viene, y esto no lo podemos enfrentar solos. Hasta el siglo XV el comercio giró en torno al Mediterráneo y después en el Atlántico. Ahora comienza el ascenso del Pacífico. Argentina produce 60 millones de toneladas de soja, y el mayor consumidor está en Asia. Y resulta que yendo por los puertos del Atlántico se demoran 14 días más que por el Pacífico. Hay que integrarse.

-¿Cómo se puede traducir eso?

-Los argentinos quieren mucho a Chile. El interior de ese país tiene a veces más vinculación con nosotros que con Buenos Aires. ¿Qué tenemos que hacer? Facilitarles el acceso al Pacífico, debe haber una gran conectividad física, que Chile se transforme en un gran puerto. Por ejemplo, están pensando un túnel de baja altura en Los Libertadores de 50 kilómetros. Hagámoslo. En Chile se puede hacer lo que se llama el encadenamiento productivo; es decir, aportarles valor agregado a las cosas. En otro ámbito, si se hacen las centrales hidroeléctricas en Aysén, sería factible que la línea transmisora venga por Argentina. Mire, en la globalización los problemas que podemos tener son dos: que se nos excluya o que sea tanta la avidez por estar, que dejemos de ser lo que somos. Las dos cosas las podemos superar si tenemos una buena integración con Argentina. Entonces, yo no me enredo en esto, y voy a trabajar decididamente por una gran integración.

-También le podría tocar el tema de Campo de Hielo…

-Eso está en otras instancias. Las cosas tienen su curso natural, y estoy pensando en otros asuntos que me motivan.

Amigos argentinos

¿A la Presidenta Fernández la conocía de antes?

-Cuando fui senador por la XI Región, el marido de ella, Néstor Kirchner, era gobernador de Santa Cruz, territorio aledaño con Aysén. Ahí tuve mucho contacto con ellos.

-¿Eran amigos?

-No. Había una relación formal. Pero sí soy amigo de gente cercana a ellos, como el ministro de Planificación Julio de Vido, con quien me junté a almorzar este viernes.

-¿Y qué le dijo la Presidenta cuando le presentó las cartas?

-Fue un diálogo muy simpático, porque como yo iba acompañado de mi amigo, el senador Antonio Cafiero, se rompió el protocolo.

-¿Tiene vínculos políticos en Argentina?

-Por amigos en la política argentina no me quedo. A la mayoría los conozco desde los años 80, cuando presidí el Instituto de Integración Permanente. Son relaciones que a uno le permiten no llegar preguntando quién es la autoridad.

Diario El Mercurio / Santiago de Chile