El ex jefe de seguridad de la compañía reconoció que participó de reuniones y recibió informes sobre los movimientos de, por ejemplo, Dilma Rousseff.
Fuente: iProfesional
Una investigación de la Agencia Pública de Brasil, publicada por América Economía en su página web, reveló que la minera brasileña Vale espió, mediante correos electrónicos, documentos y fotos, a líderes sociales, periodistas, a sus propios empleados y hasta a la actual presidenta brasileña, Dilma Rousseff, cuando ésta fue ministra de Minas y Energía.
La investigación de Mariana Amaral, reportera de la Agencia Pública de Brasil recogió también la denuncia del exjefe de seguridad de Vale, André Luis Costa de Almeida, quien un año después de su despido presentó una denuncia formal al Ministerio Público Federal de Brasil, afirmando que: “participaba de reuniones, recibía informes y era informado formal e informalmente de diversas situaciones que considero antiéticas (…)”.
“Hay que dejar el agujero por donde se escape el ratón. No lo puedes acorralar. Eso aprendí en el ejército”. La frase cruda expresa la revuelta de André Luis Costa de Almeida, de 40 años, al argumentar por qué decidió revelar lo que sabe sobre la vigilancia y la inteligencia de Vale S.A, donde trabajó por ocho años.
Los dos primeros años trabajó como subcontratado y después como empleado del Departamento de Seguridad Empresarial de Vale. André era el responsable del servicio de inteligencia y gestor de contratos de la minera con empresas tercerizadas cuando lo despidieron, en marzo de 2012.
En 18 de marzo de 2013, un año después de su despido, André Almeida presentó una denuncia formal al Ministerio Público Federal de Brasil, afirmando que: “participaba de reuniones, recibía informes y era informado formal e informalmente de diversas situaciones que considero antiéticas, en contra de las normas internas y/o ilegales, asumiendo que ‘por presión sobre mi empleo’, me sujeté a ejecutarlas”.
André presentó a la reportera pruebas financieras que demuestran cómo Vale contrató algunos servicios de la empresa de inteligencia Network, de Río de Janeiro, como por ejemplo: la infiltración de agentes en movimientos sociales (en los estados de Río de Janeiro, Espíritu Santo, Minas Gerais, Pará y Maranhão); el pago de sobornos a funcionarios del Estado (para obtener informaciones de apoyo a las “investigaciones internas”, en la Policía Federal y en órganos de la Justicia en Sao Paulo); levantamiento de informaciones bancarias y de las declaraciones de renta (de empleados y hasta mismo directores); intervenciones telefónicas (como, por ejemplo, a la periodista Vera Durão, cuando ella trabajaba en el periódico Valor Económico), “dossier de políticos” (con informaciones públicas y “otras conseguidas por medios no públicos” sobre políticos y representantes de movimientos sociales).
André contó la historia de cómo ingresó en Vale después de estar ocho años en el ejército. Él fue invitado por Ricardo Gruba, que tiempo después se hizo director del Departamento de Seguridad Empresarial de Vale. Este departamento es la central de espionaje de Vale, que emplea cerca de 200 personas y utiliza casi 4,000 subcontratados (los números fueron entregados por André; Vale no publicita esos datos).
André se responsabilizó personalmente por la instalación de intervenciones en los teléfonos de dos empleados, uno de ellos, el gerente general de Prensa, Fernando Thompson, y reveló la existencia de una serie de dossiers en contra de líderes sociales, como el abogado Danilo Chammas y el cura Darío, de la Red Justiça nos Trilhos, de Açailândia, en el norteño estado de Maranhão; el premiado periodista Lúcio Flávio Pinto, crítico feroz de la actuación de la empresa en el estado de Pará, también ubicado en el norte de Brasil; Raimundo Gomes Cruz Neto, sociólogo y agrónomo del Cepasp (Centro de Educação, Pesquisa, Assessoria Sindical e Popular), en la ciudad de Marabá, también en el Pará; Charles Trocate, líder del MST y hasta de la presidenta Dilma Roussef, cuando ella era ministra de Minas y Energía.
Sobre los comprobantes financieros entregados por André al Ministerio Público Federal de Brasil, explicó que éstos le eran entregados por Network como registro de los servicios que tendrían que ser pagados por Vale.
Estos servicios no constaban en los comprobantes emitidos por el Departamento de Suministros de Vale, que ignoraba la naturaleza exacta de los servicios prestados. “Era mi función recibir esos datos y analizarlos junto a los solicitantes (de Vale). Mas allá de los ya fijos, otros datos eran solicitados de manera directa por los integrantes del Departamento de Seguridad Empresarial, sin que yo lo supiera”, explicó.