La estatal Comibol envía muestras de salmuera a las empresas extranjeras Bolloré, Sumitomo y Kores, con el fin de establecer la potencialidad mineral, en el marco de un comité científico conformado por el Gobierno y representantes de esas empresas. Además de litio, contienen cloruro de potasio, sulfato de potasio, ácido bórico y cloruro de magnesio.
Fuente: AFP
15/10/2009. Uyuni, el desierto salino más grande del mundo, de 10.000 km2 de superficie, contiene una enorme reserva de 100 millones de toneladas de litio, la mitad de la que existe en el mundo, según los datos del Gobierno boliviano, que se lanza en busca de cooperación para su explotación.
Para ello se preparan cinco bidones, cada uno con unos 600 litros de salmuera metálica, que se enviarán a Francia, tal como se hizo con Japón y Corea, en el primer paso para iniciar la explotación de esta fabulosa reserva de litio al sur de Bolivia.
La intención de la estatal Corporación Minera de Bolivia (Comibol) es enviar salmueras a la francesa Bolloré (tal como lo hizo antes con la japonesa Sumitomo y la coreana Kores) para estudios científicos que establezcan la composición mineral del salar.
En cada bidón que sale de Uyuni hay litio pero además hay subproductos como el cloruro de potasio, sulfato de potasio, ácido bórico y cloruro de magnesio, en diferentes proporciones que, en la fase primaria, son obtenidos por el proceso de evaporación.
Bajo la costra salina, hay un gran mar -una salmuera- que contiene los minerales tan apetecidos.
Las salmueras se consiguen bombeando por un tubo de 15 centímetros de diámetro desde una profundidad de entre 5 y 200 metros bajo la superficie salina de Uyuni, a 3.650 metros sobre el nivel del mar, cerca de la frontera con Chile y conocido por la belleza de su paisaje que consigue atraer a miles de turistas.
Una belleza que la extracción no alterará (según los operarios del proyecto) pues los hoyos que se hacen para sacar la salmuera se cierran, el lugar se aplana con ayuda de maquinaria pesada y luego la lluvia termina por eliminar todo rastro de intervención humana.
Marcelo Castro, director de la estatal Planta Piloto de Litio, ubicada al sur del salar, estima que las salmueras contienen unas 100 millones de toneladas de litio, “que representa el 50% de las reservas mundiales”.”La industrialización del litio no sólo es importante para Bolivia, por los recursos económicos, sino para el mundo entero, porque al ser energía limpia ayudará a paliar el problema del calentamiento global”.
Este funcionario es el responsable de implementar la planta piloto (en fase de construcción) a un costo de 6 millones de dólares, que deberá producir a partir de 2010 unas 40 toneladas mensuales de carbonato de litio, compuesto útil tanto para la medicina como para la generación de electricidad o material de construcción y vidrio.
Desde esta planta piloto la Comibol envía las muestras de salmuera a las empresas extranjeras interesadas, con el fin de establecer la potencialidad de la riqueza salina, en el marco de un comité científico conformado por el Gobierno y representantes de esas empresas.
La planta piloto es la punta de lanza del proceso de industrialización de litio que el gobierno del presidente boliviano, el izquierdista Evo Morales, comenzó en mayo de 2008.
En una primera fase se prevé industrializar carbonato de litio, cloruro y sulfato de potasio y ácido bórico.
Tras la primera fase de inversión, el Gobierno estima destinar entre 300 y 400 millones de dólares para la industrialización masiva de carbonato de litio. “Este será un proceso del Estado boliviano en un cien por cien”, afirmó Castro, quien dirige el proyecto.
Una segunda fase es la obtención de litio metálico, que demandaría una inversión estimada de otros 800 millones de dólares, fase en la que entrarían los socios extranjeros, como Bolloré, Sumitomo o Kores, aunque para ello se negociará un acuerdo de inversión y cooperación.
Una última fase es la fabricación de baterías de litio, para el que no se tienen montos de inversión y para el que obligatoriamente urgen capitales y tecnologías extranjeras, así como la garantía de mercados.
Según la estatal Corporación Minera de Bolivia, se necesita financiación externa, aunque el Gobierno pretende mantener el control de al menos el 60% de las ganancias que se obtengan.