El fin de semana, aparecieron muertas al menos 35 aves migratorias a orillas del río Desaguadero en inmediaciones de la mina Kori Chaca. Comunarios y especialistas del Centro de Ecología y Pueblos Andinos (CEPA) sospechan que la contaminación generada por esa mina estaría detrás de las muertes, y temen que este fenómeno se extienda a otras áreas del Desaguadero.

Fuente: La Razón
Preocupados por esta mortandad, trabajadores de CEPA y representantes de la Coordinadora de Cooperativas Pesqueras del lago Uru Uru y Poopó solicitaron a la Gobernación de Oruro que realice una inspección para determinar las causas de este fenómeno, con el propósito último de asumir medidas para contrarrestarlo. No obstante, les contestaron que el encargado “no se encontraba en Oruro”, y que por tanto no podían responder favorablemente a su solicitud.

Es de lamentar que frente a una posible crisis ambiental de gran magnitud, la segunda del año relacionada con los recursos hídricos de Oruro (la primera fue la evaporación del lago Poopó), las autoridades responsables de velar por los recursos naturales de ese departamento respondan con indolencia, por decir lo menos.

Al respecto, no sobra recordar que los emprendimientos mineros deterioran el medioambiente en todas sus etapas (exploración, explotación, industrias procesadoras y concentradoras). Y justamente una de las principales vías de contaminación se relaciona con el uso del agua y la liberación de sustancias tóxicas y metales pesados hacia caudales de ríos y arroyos próximos a las zonas de operación. Por efecto de los vientos y de las lluvias, los agentes contaminantes son asimismo arrastrados hacia otras zonas del entorno, afectando la salud de la población aledaña, así como la de sus animales y cultivos.

Con el propósito de reducir estos nocivos efectos, se construyen lagunas de evaporación (la mina Kori Kollo, que pertenece a la empresa minera Inti Raymi, cuenta con al menos siete lagunas de este tipo cerca del río Desaguadero) a donde se traslada, por medio de bombas, los desechos tóxicos generados por la mina, siendo el mercurio, sustancia ampliamente utilizada para la extracción del oro, uno de los más contaminantes.

Sin embargo, muchas de estas lagunas sufren filtraciones, que se traducen en el vertido de material tóxico a los ríos o manantiales. Cuando esto ocurre, los pobladores que consumen directa o indirectamente (a través de los alimentos) estas aguas manifiestan terribles enfermedades, que van desde la irritación de ojos y piel, pasando por asma, bronquitis, males hepáticos y problemas en los sistemas renal y nervioso, hasta malformaciones, abortos y cáncer. Además, la minería ejerce efectos de perturbación en la fertilidad de los suelos, pastizales y cultivos. De allí que resulte urgente realizar la inspección solicitada por CEPA y los comunarios cuanto antes.