Con el objetivo de obtener testimonio acerca de las consecuencias que la explotación minera trae a la salud, al medio ambiente, a la economía de las comunidades, entre otras secuelas; viajamos hasta el lugar denominado San Andrés Minas.
Por Octavio Gasparico Asabá
03/05/2010. El recorrido fue el siguiente: Saliendo de San Salvador a las 7:30 a. m, después de desayunar desde luego, llegamos a San Andrés Minas a las 11 a. m, del día 23 de abril de 2010, cruzando por la frontera El Poy.
14 DE ABRIL “DÍA DE LA EXPULSIÓN DE LAS MINERAS”
En el itinerario programado pasamos al pueblo de La Labor departamento de Ocotepeque, donde se nos informó que es un municipio libre de explotación minera, gracias a la organización y convicción de las comunidades y sus autoridades municipales. Para lograrlo han tenido que luchar fuertemente contra las autoridades gubernamentales departamentales y nacionales, rechazando las licencias otorgadas por los Ministerios de Minas y Medio Ambiente a través de la toma de carreteras hasta por 48 horas ininterrumpidas, pero sobre todo poniendo como ejemplo las consecuencias que está sufriendo su vecino San Andrés Minas (donde han sido desarraigados de sus propiedades) logrando dar marcha atrás a las autorizaciones el 14 de abril de 2001 y piensan instituirlo como conmemoración anual. Esto no significa que no exista la amenaza de las empresas esperando un cambio de autoridades, pues se empeñan en apoyar candidaturas de gobiernos locales, pero hasta el momento no lo han logrado; sin embargo para asegurarse, piensan declarar en cabildo abierto al municipio de la Labor: “Municipio libre de explotación minera” para asegurar cualquier debilidad de próximos gobiernos municipales, tomando en cuenta que el gobierno, producto del golpe de Estado ha estado otorgando licencias de exploración y explotación en contubernio con los empresarios testaferros de las transnacionales, mismas que habían sido declaradas en moratoria por el gobierno de Manuel Zelaya.
CUCUYAGUA
Este es el nombre del lugar donde se cruza para llegar a la mina San Andrés que dista 16 kilómetros. Llegamos hasta la cima del cerro donde realiza sus actividades la minera, esto fue posible, porque todavía existen dos comunidades Azacualpa y San Miguel La Unión que, se utilizan como pretexto de visitarlas para evadir el patrullaje de la seguridad de la empresa. Así pudimos observar el proceso de recorrido de los materiales hacia una trituradora, la caída de los desechos en el dique de colas y los daños ocasionados a los Ríos de San Miguel, afluente del Río de Lara, este último surte de agua a los pueblos cercanos y les llega contaminada como se muestra en las fotografías. El agua del río San Miguel tiene color rojo, producto del drenaje ácido que emana de los promontorios de tierra removida conteniendo metales pesados, colocados en la parte alta que, con las lluvias cae a dicho río. Los pueblos más cercanos son Azacualpa y San Miguel La Unión y están siendo desaparecidos con la presión de compra que hace la empresa minera, ofreciendo precios por debajo de lo que piden sus propietarios, algunos ya vendieron por temor a represalias y contaminación, pues les depositan la tierra extraída de los cerros en las partes altas de la comunidad para ponerlos en situación de riesgo por deslaves con las lluvias.
El Río de Lara es afluente del Río Higuito que surte de agua a Santa Rosa de Copán.
Regresamos a San Salvador a las 21.30 horas del mismo día 23. No está demás agradecer a la Comisión de Justicia y Paz de la Familia Franciscana de Guatemala y a CEICOM la oportunidad que nos brindó de conocer nuevas experiencias y tener acceso a evidencias que nos servirán de testimonio ante las comunidades para sensibilizarlas con la problemática minera. En cuanto a la atención de hospedaje y alimentación estamos muy agradecidos.
Jutiapa, 25 de abril de 2010.