Sigsig, Ecuador, 22/11/06. Alrededor de 4 mil personas recorrieron las calles del Sígsig, un cantón patrimonial perteneciente a la provincia del Azuay – sur del Ecuador – manifestando su voluntad de vivir en libertad y proteger sus montes, ríos, cultura y vida, de las pretensiones de un grupo de transnacionales de emprender proyectos mineros en su territorio. La manifestación fue la respuesta que sigseñas y sigseños dieron a Expausa, la minera que desde hace algunas semanas preparaba un evento propagandístico para este día.
Textos y fotos de Kléver Calle < kcalle@gmail.com >

La marcha partió desde el parque central del Sígsig, parque que lleva el nombre del General Cacique Duma, un héroe indígena que dio la vida por la soberanía de la nación kañari. Y fue una respuesta abrumadora, teniendo en cuenta que el cantón Sígsig no tiene más de 24 mil habitantes repartidos en un territorio muy amplio y que además la manifestación fue convocada el domingo 19 de noviembre. Al frente de la convocatoria estuvieron la Comuna San Sebastián, una organización campesina con 263 años de historia, la iglesia del cantón, con el Padre Rafael Cabrera a la cabeza, y las juntas de agua del Sígsig.

Las cosas han cambiado bastante. Pocos sabían semanas atrás que la Dirección Nacional de Minería (DINAMI), a través de su oficina regional, en la ciudad de Cuenca, había concesionado un 90 por ciento del territorio del cantón. Ecuadorgold, Expausa, Ascendant Exploration y Ecuaoro Resources – nombres con los que las transnacionales maquillan su verdadera identidad – más el ciudadano ecuatoriano Jefferson Sagbay, se habían repartido alrededor de 17.650 hectáreas, con el objeto de “prospectar, explorar, beneficiar, fundir, refinar, comercializar, todas las sustancias que puedan existir y obtenerse en el área”, según la DINAMI.

Dentro de las concesiones, se encuentran santuarios de altura como la laguna de Ayllón, fuente de agua esencial y símbolo de la identidad de los pueblos de la región. Desde esos santuarios brotan las aguas que nutren el cauce del Santa Bárbara, un río precioso que atraviesa, además de el Sígsig, los cantones vecinos de Chordeleg y Gualaceo. Decenas de miles de personas dependen de esas aguas. También dentro de las áreas concesionadas, están sitios arqueológicos invaluables como la cueva negra de Chobshi, de más de 10 mil años de antigüedad.

Con toda razón, el pueblo del Sígsig, indignado por estas ofensivas concesiones, “se mantiene en pie de lucha para que ni siquiera se de la exploración, mucho menos la explotación”, en palabras del Padre Rafael.

La marcha de un pueblo rico, digno, libre y diverso

La marcha fue alegre, colorida, rica en pancartas y mensajes, llena de vida y ensueños, con la presencia tonificante de personas de la tercera edad, jóvenes de los colegios de la ciudad y niños de escuelas incluso distantes. Hubo muchas organizaciones y comunidades representadas. Adelante, portada por uno de los comuneros, iba la bandera del Sígsig. No faltó la música tradicional puesta en escena por la banda de la Comuna San Sebastián.

Mientras la multitud caminaba por las estrechas calles del Sígsig, una de las consignas más sonadas decía: “¡Y no queremos y no nos da la gana de ser una colonia norteamericana! ¡Y sí queremos y sí nos da la gana ser un potencia latinoamericana!” Las niñas y los niños de la Escuela 16 de Abril repetían, por su parte: “¡Rechazo, rechazo, rechazo a los mineros!”

Después de recorrer un trayecto de aproximadamente tres kilómetros y haber arribado a Descanso Titagma, punto estratégico de la carretera que une al Azuay con las provincias vecinas de Morona Santiago y Zamora Chinchipe, empezó un mitín. Descanso Titagma es la puerta de entrada al Sígsig y este fue un acto simbólico de cerrarle la puerta a las mineras, advirtieron los organizadores.

Dirigentes y dirigentas al servicio de su pueblo

“Esto es amar al Sígsig”, manifestó don Miguel Morocho, presidente de la Comuna San Sebastián, el primero en hablar. “Ahora que estamos amenazados por siete concesiones mineras, el compromiso de todos nosotros, de todo el pueblo del Sígsig es defender la vida.” Y en ello coincidieron todos los dirigentes de las juntas de agua que le sucedieron en el uso de la palabra. Doña Miriam Bueno, presidenta del sistema de riego Río Blanco, encarnando la indignación colectiva, señaló que es inaceptable que un régimen que está a punto de irse, empiece a regalar la tierra como si no tuviera dueños.

Cuando le llegó el turno a José Salinas, estudiante del Colegio Técnico Sígsig, todos los supuestos beneficios traídos por las mineras fueron desbaratados uno a uno. El trabajo, por ejemplo, no es trabajo, sino explotación, pobreza, dependencia, enfermedad y muerte. José se había dado el trabajo de investigarlo todo. Días atrás, una de las mineras concesionarias le había ofrecido un hospital al Sígsig. “Si nos quieren dar un hospital”, explicó José a la audiencia, “es porque nos van a dejar enfermos.”

El Padre Rafael explicó con un mapa cómo la DINAMI había concesionado casi todo el territorio del cantón y de los cantones vecinos de Chordeleg y Gualaceo a mineras transnacionales. Nos encontramos ante una nueva colonización y estamos abocados a defender nuestra vida, apuntó. “Dios nos ha dado la tierra para que vivamos bien.”

Recogiendo el sentimiento de solidaridad expresado por la dirigencia para los pueblos de Morona Santiago y Zamora Chinchipe, el Padre Rafael lanzó la propuesta de formar un Frente Regional de Defensa de la Vida. Es que los pueblos de estas provincias están en lucha desde hace varios años contra un consorcio minero transnacional, lucha que se intensificado y ha sido fuertemente reprimida estas últimas semanas. Solicitó enfáticamente que el Concejo Municipal, mediante ordenanzas, prohibiera el paso por esa vía de la maquinaria pesada que las mineras transportan hacia Morona Santiago y Zamora Chinchipe.

Pero ahí no terminan el trabajo para el Consejo Municipal del Sígsig, dado que recibió otros mandatos igualmente urgentes por parte de su pueblo. En primer lugar, liderar la conformación de un Comité de Defensa de la Vida, dentro del cantón; emprender acciones legales para dejar insubsistentes las concesiones mineras; declarar a su territorio Area Protegida; iniciar proyectos de recuperación y conservación de bosques y fuentes de agua; y finalmente realizar el saneamiento ambiental del cantón. “Los concejales del Sígsig están puestos por nosotros y nosotros debemos decirles qué hacer”, enunció don Miguel Morocho durante su intervención en el mitin.

Solamente con nuestro trabajo conjunto y nuestras riquezas culturales, naturales, arqueológicas y sobre todo humanas, podremos encontrar el camino del verdadero desarrollo sustentable, declara el Padre Rafael. Así que además de reforzar la vocación artesanal y agrícola del cantón, la proyección del Sígsig, declarado años atrás Patrimonio Cultural del Ecuador, es el turismo comunitario.