Los planes para ampliar los mercados de carbono en la Cumbre del Clima en diciembre podrían accionar una segunda debacle financiera como la que hemos vivido, lo que haría imposible proteger al mundo del calentamiento, advierte un nuevo informe de Amigos de la Tierra. La obsesión de los Gobiernos de solucionar el calentamiento global mediante los mercados de carbono es arriesgada, irresponsable y peligrosa.
05/11/2009. “Una obsesión peligrosa” se centra en la compra y venta de una nueva y artificiosa comodidad, el derecho a emitir dióxido de carbono. Los países industrializados quieren ampliar este nuevo negocio al mercado global, y están presionando para que se normalice durante las negociaciones en Copenhague.
El comercio de los créditos de carbono, según datos europeos, ascendió a 126.000 millones de dólares en 2008, y se espera que llegue a los 3,1 billones en 2020.
Sin embargo, la mayoría de las transacciones no se llevan a cabo por las industrias más contaminantes y las fábricas que basan su estrategia en el mercado de carbono, sino por los bancos y los accionistas que se benefician de la especulación en estos mercados, con productos financieros de carbono cada vez más complejos.
Esto pone en riesgo el desarrollo del carbono de baja calidad y provoca la pérdida de confianza en el mercado, con consecuencias catastróficas para la economía global, y para nuestros objetivos para acabar con el cambio climático.
El informe de Amigos de la Tierra señala que la obsesión de los Gobiernos de solucionar el calentamiento global mediante los mercados de carbono es arriesgada, irresponsable y peligrosa.
Los esquemas actuales del comercio de carbono no están cumpliendo con las reducciones de emisiones prometidas, y confiar en este mecanismo para reducir las emisiones globales significa un atentado contra la salud del planeta y el futuro de millones de personas.
El comercio del carbón también está siendo utilizado como cortina de humo por los países industrializados para evitar un compromiso legal y moral para proporcionar financiación y tecnología a los países del Sur para crecer de manera limpia y para poder adaptarse al cambio climático. Amigos de la Tierra invitan al Gobierno a utilizar herramientas simples, directas y ya probadas políticamente, como impuestos sobre el carbono y la reducción de emisiones de un 40% antes de 2020, sin que exista la posibilidad de compensación de carbono.