Como sacerdotes que trabajamos en la prelatura de Esquel, queremos expresar nuestro más firme rechazo a la gran minería metalífera a cielo abierto con uso de sustancias tóxicas, como también a cualquier intento de modificación del marco regulatorio de la actividad minera ya legislado en nuestra provincia.
DECLARACION DE SACERDOTES DE LA PRELATURA DE ESQUEL
“Dios miró todo lo que había hecho, y vio que era muy bueno” (Gn 1,31)
21/06/2012. Como sacerdotes que trabajamos en la prelatura de Esquel, queremos expresar nuestro más firme rechazo a la gran minería metalífera a cielo abierto con uso de sustancias tóxicas, como también a cualquier intento de modificación del marco regulatorio de la actividad minera ya legislado en nuestra provincia.
La tierra es creación de Dios: no somos los dueños. El mandato a “dominar la tierra” (Gn 1,28) no se refiere a un sometimiento destructivo ni justifica cualquier actividad bajo la apariencia de beneficio humano. Es inaceptable exponer a la naturaleza a una explotación irracional devastándola y destruyéndola. La clave para entender las expresiones “dominar”, “someter” que aparecen en los relatos bíblicos de la creación es “Dios miró todo lo que había hecho, y vio que era muy bueno” (Gn 1,31). El mandato de Dios al ser humano de “dominar la tierra” es de “dar continuidad a su misma acción creadora”: dominar, someter, en términos bíblicos significa “seguir creando”.
Entendemos que tanto el uso de explosivos y de insumos tóxicos, cuyo poder de contaminación y producción de desechos traen efectos devastadores hacia recursos como el agua, la tierra y el aire, bienes comunes, personas y animales, dañando gravemente la biodiversidad y el equilibrio inscripto en la naturaleza (eliminación de bosques, contaminación ambiental, conversión de zonas explotadas en grandes desiertos), una minería que necesita del uso de millones de litros de agua en zonas críticas afectando actividades tradicionales, una minería que atenta contra la salud humana, una minería que afecta los derechos de las comunidades aborígenes y rurales, alterando su hábitat y poniendo en riesgo la base de su subsistencia, agrediendo su cultura, caracterizada por el respeto a la madre tierra, de ninguna manera puede entenderse como continuidad de la acción creadora de Dios.
Y que cualquier intento de modificar el marco regulatorio establecido por la ley 5001, fruto de la lucha ciudadana, es una falta de respeto a la construcción de una democracia participativa y una claudicación ante la presión de intereses despreocupados del bien común, verdadero garante de la inclusión de todos y todas.
“Dios miró todo lo que había hecho, y vio que era muy bueno” (Gn 1,31)
¡¡¡Que el hombre no destruya lo que Dios vio que era bueno!!!
Esquel, 20 de junio de 2012
Firman:
P. Adam Kwasniak (Cholila), P. Adrián Mari (Esquel), P. Andrés Koselak (Esquel), P. Ángel Tissot (Esquel), P. Antonio Mateos (Esquel), P. Daniel Molina (Colan Conhué – Tecka), P. Enrique Romani (Esquel), P. Francisco Gómez (El Maitén), P. Jacinto Stanislawski (Lago Puelo), P. Mario Márquez (Trevelin), P. Martín Zubik (Gobernador Costa), P. Rodolfo Costa Heredia (Esquel),
P. Vicente Lahoz (El Maitén)