Vecinos del paraje Río de Juan Gómez, integrantes de organizaciones de defensa del ambiente y ciudadanos autoconvocados de San Francisco se volvieron a juntar en la Plaza Pringles de esa ciudad para exigir, una vez más, la no instalación de una minera en las Sierras Centrales. Está firmada por 150 vecinos de la localidad. Dicen que el emprendimiento no cumple con las leyes, afectará el entorno y se verían afectadas nuestras bellezas naturales, que hoy le permiten a toda esta zona explotar el turismo.
Fuente: El Diario de la República
Protesta y advertencia. En la plaza Pringles los vecinos adelantaron que el sábado bloquearán media calzada de la ruta 146.
Luego del encuentro en el que participaron unas 200 personas, Carlos Camargo, de la Comisión Vecinal del Río Juan Gómez, anunció que “el miércoles (por mañana) vamos a presentar una denuncia colectiva de cinco carillas firmada por 150 vecinos ante el Ministerio de Medio Ambiente y la Dirección de Minería. Allí dejamos constancia de que ese emprendimiento no está cumpliendo con las reglamentaciones vigentes, ni tampoco con las modificaciones bianuales de los estudios de impacto ambiental establecidas por ley. Sobretodo después de las importantes modificaciones que sufrió el trazado del arroyo El Palmar luego de los desbordes del pasado 1º de marzo que provocaron las tremendas inundaciones en localidades como Leandro Alem, Luján, Quines y Lafinur”.
Los autoconvocados también anticiparon que el próximo sábado saldrán a la ruta provincial 146, “a bloquear media calzada en la entrada a San Francisco para entregarles folletos a los turistas y a toda la gente que llegue ese día a la ciudad con la información que hemos recabado por este tema de la minera que pretende instalarse en nuestro paraje y que alterará el paisaje”, destacó Camargo. Además, se quejó porque dijo que “si se logra instalar se verían afectadas nuestras bellezas naturales, que hoy le permiten a toda esta zona explotar el turismo. Y a los que vivimos y trabajamos en Juan Gómez nos perjudicaría en nuestra actividad económica porque somos pequeños productores orgánicos de frutihortícolas y hierbas aromáticas”.
En ese paraje viven unas 40 familias que suman alrededor de 90 personas y existe una piscifactoría de truchas que está a dos kilómetros de la minera que toma el agua justamente del río Juan Gómez, debajo del emprendimiento.
Allí, la empresa mendocina “Géminis” pretende explotar cuarzo, feldespato y espodumeno; este último es el que se utiliza para producir el litio con el que se producen las baterías para celulares, computadoras y otros equipos móviles. En la década de 1970 empezó esta explotación minera que está ubicada en la falda de las Sierras Centrales, en el paraje Río de Juan Gómez distante a 8 kilómetros de San Francisco a la que se llega por un antiguo camino de tierra que estuvo cerrado muchos años y que el 18 de noviembre, según los vecinos, comenzaron los trabajos para acondicionarlo con máquinas viales.
“Como ése es un camino vecinal de paso obligado para los que vivimos ahí, pudimos ver las máquinas, escuchamos unas explosiones y los derrumbes de piedras. Y el 2 de diciembre cuando volvimos a ingresar al camino, estaba vallado, con dos candados porque parece que ahora sólo pueden transitar por allí los que trabajan para la minera”, dijo Camargo. Cuando llegaron a unos cuatro kilómetros de donde habían hecho los trabajos, los vecinos fueron recibidos “por un señor de apellido Díaz, que parece ser el encargado de la obra, y de mala manera nos pidió que nos retiremos porque dijo que el camino estaba en construcción”, denunció.
Según los dichos de Camargo, “los autoconvocados tomamos con mucha preocupación que se haya autorizado este proyecto, tanto en Medio Ambiente como en Minería, sobre todo ahora que se utilizan máquinas más sofisticadas para la extracción de estos minerales. El gran problema es que están rompiendo las sierras y van invadiendo una zona que está protegida y considerada zona roja por la protección del bosque nativo. Es decir que ahí no se puede desmontar”, alertó.
Camargo recordó que él vive en Río de Juán Gómez y que desde su casa, que está a menos de un kilómetro del camino de entrada a la mina, pudo ver los nuevos movimientos de suelo que se realizan en ese trazado. “Metieron cuatro máquinas que fueron avanzando entre 100 y 150 metros por día y le produjeron una terrible herida a las Sierras Centrales en una zona donde está totalmente prohibido”, señaló.
En agosto se realizó la primera protesta formal de la Asociación Vecinal cuando se enteraron del emprendimiento y al consultar con las autoridades de la Municipalidad y el Concejo Deliberante la respuesta que obtuvieron fue que no tenían datos. Camargo y el resto de los autoconvocados realizaron un trabajo que incluyó fotos y filmaciones de los trabajos que allí se realizaban y así generaron la primera convocatoria a vecinos y asociaciones de todas las localidades cercanas a San Francisco. “En ese momento quisimos saber si se había presentado el estudio de impacto ambiental y si tenían los permisos para ingresar a esos campos privados por donde pasa el camino vecinal. A partir de esa resistencia social, si se quiere, el proyecto quedó detenido porque la documentación de rigor no había sido presentada.
Incluso el Código Ambiental obliga a presentar un informe de impacto ambiental que debe tener una renovación cada dos años y este proyecto hacía cuatro que no lo habían modificado”, recordó Camargo.