La industria se vio opacado por la aprobación de la Ley de Glaciares, a lo que se sumó no encontrar petróleo en Jáchal, la inseguridad en caleras y polémicas dentro de sector.
Fuente: Diario de Cuyo
03/01/2011. Hay distintos puntos de vista, muchas palabras y diferentes formas de expresarlo, pero todo el sector minero local coincide en que el costado más opaco del 2010 fue definitivamente la aprobación de la Ley de Glaciares. Sin embargo, no fue la única mancha del sector durante el año que termina mañana. Que no se haya encontrado petróleo en el departamento Jáchal fue una gran desilusión para el sector, debido a las grandes expectativas que despertó la excavación. A esto se le suman las discusiones dentro del sector y los lamentables hechos en algunas caleras de Sarmiento, producto de la inseguridad en sus instalaciones.
El gran temor producido por la aprobación de la Ley de Glaciares se basa específicamente en la fuga de capitales a otros países en virtud de la falta de seguridad jurídica para las empresas inversoras. “La citada ley ha creado resquemor generalizado en inversores por la falta de razonabilidad de las prohibiciones y la liviandad para describir la zona periglaciar”, dijo Ignacio Cellorio, de la Cámara Uranífera Argentina.
La comentada ley, que fue una constante durante todo el año, llevó a la confrontación del sector minero con las personas de la comunidad que llevan como bandera la protección del medio ambiente entendiéndola como un no a la minería. Marchas, protestas, cortes de calles, incluso largas vigilias se vivieron en la provincia esperando el resultado del debate en el Congreso de la Nación. El malestar de todos los sectores mineros se hizo notar en la provincia, más allá de los récords de producción y exportación de minerales que existieron este año. Pero las expectativas que se vieron truncadas este año se trasladaron a la zona de Pampa Vieja, donde la empresa Oil M&S realiza las perforaciones en búsqueda de petróleo. “Nada” fue lo último que se le escuchó decir a Rolando Chicala, gerente de la compañía en San Juan faltando apenas 80 metros para concluir la excavación total de 3.500 metros y no haber encontrado el ansiado oro negro. Nuevamente la incertidumbre volvió a sacudir la in dustria minera, pero esta vez poniendo en jaque los millones de dólares y años de inversión que se lleva trabajados en Jáchal.
Desde la empresa no han vuelto a emitir ningún tipo de comunicado sobre la situación o forma de proceder a futuro. Ante las insistencias de CUYOMINERO, no se recibió ningún tipo de respuesta.
Si se habla de un año difícil, también se debe hacer referencia a la falta de seguridad en algunas de las caleras del departamento Sarmiento. El 2010 fue fatídico. Un empleado de una de las caleras falleció a fines de marzo tras caer por una tolva. El joven operario aparentemente intentó quitar unas piedras atascadas en una máquina y se precipitó dentro de una gran trituradora. Murió de una manera atroz, aprisionado por una pesada plancha de hierro. Su cadáver salió por una cinta transportadora. Y sin tener descanso, inmediatamente después, dos trabajadores de otra empresa calera quedaron atrapados luego de un derrumbe. El hecho ocurrió cuando cuatro personas trabajaban en la calera familiar El Dique, ubicada en cercanías de la localidad de Pedernal. El derrumbe de parte del relleno provocó la caída y encierro de dos operarios, que luego de dos horas de intensas tareas pudieron ser rescatados y trasladados al hospital.
Mientras la industria minera se reunía para defender la actividad contra los embates legislativos que buscaban limitarla, dentro del sector seguía habiendo muchas diferencias. Una de ellas, y quizás la que tomó mayor relevancia durante el mes de agosto, fue la renuncia de Fabricio Benedetti como presidente de la Cámara de Servicios Mineros (CASEMI). El reconocido empresario local aseguraba dejar su cargo por “no poder representar a una entidad debidamente ya que no podía decir lo que pensaba”.
Esto tomó estado público debido a que la cámara pretendía que la empresa Barrick cumpliera con lo prometido de llegar a los 1.000 prestadores de servicios locales para el proyecto Pascua Lama. Posteriormente Benedetti dijo que pareciera que “se superaron” los problemas con la empresa. “Se abrieron puertas que no habíamos golpeado nunca, cuando nos quedamos sin nudillos de tanto golpear”, expresó.
El ida y vuelta continuó cuando días después de su renuncia, Benedetti dijo que volvería debido a que muchos socios y gerentes de empresas mineras le habían pedido que siguiera vinculado a la actividad. Y que iría a la cabeza de una de las dos listas que irían a elecciones.
Finalmente la industria minera local concluye un año bueno en los números. Sin embargo, ha debido afrontar los embates de la reciente Ley de Glaciares, la cual se mezcló con los efectos negativos remanentes de la crisis financiera internacional.