La “Guía de las Reservas Naturales de la Argentina” (Chebez, 2005), insiste en la necesidad de proteger el área del Río Gualcamayo, en el Departamento Jáchal en el norte sanjuanino por la presencia de una rana endémica: la ranita del Gualcamayo o sanjuanina.
Fuente: Los Que Se Van
12/02/2010. Recientemente se difundió por la web un lamentable episodio entre una militante conservacionista contraria a la actividad minera y una camioneta de una empresa dedicada a esa actividad en la localidad de Chilecito, La Rioja. Más allá que repudiamos el hecho y cualquier tipo de violencia, el tema vuelve a poner sobre el tapete la gravedad que está alcanzando la proliferación de actividades mineras en el país.
Lo que llama poderosamente la atención es que en ninguna de las noticias a las que tuvimos acceso se hizo el suficiente hincapié en las particularidades del área del Río Gualcamayo, que ya había sido recomendado como Reserva Natural por la Administración de Parques Nacionales, el Gobierno de la Provincia de San Juan y la Fundación Ambientalista Sanjuanina en una publicación de 1991.
Más tarde, en 2005, en el tomo 5 de la “Guía de las Reservas Naturales de la Argentina” (Chebez, 2005), se insiste en la necesidad de proteger el área del Río Gualcamayo, en el Departamento Jáchal en el norte sanjuanino por la presencia de una rana endémica: la ranita del Gualcamayo o sanjuanina (Telmatobius contrerasi). Por ello la especie figura como amenazada en el libro “Otros que se van” (Chebez, 2009) y en el orden nacional e internacional como de “Datos insuficientes”.
La especie fue colectada por el naturalista Julio Contreras en las cercanías del Cerro Madrid, en el valle de dicho río, a unos 3.000 m sobre el nivel del mar; y fue descripta por el herpetólogo José Miguel Cei en 1977.
A pesar de todas las razones que allí se esgrimen para proteger el área y la especie, que probablemente tenga otros endemismos no descriptos, y la recomendación final que allí se hace sobre su “alta vulnerabilidad”, de poco y nada esto sirve si lo ignoran los gobernantes que autorizan las explotaciones, los evaluadores ambientales que llegado el caso podrían pedir medidas de mitigación, y los propios conservacionistas que, por ignorancia o para evitar ser ridiculizados, no difunden la existencia de estas rarezas.
El género Telmatobius es un interesante grupo de anfibios de altura con curiosas adaptaciones y muy susceptible a cualquier cambio en el ambiente o la aparición de predadores como truchas exóticas y un hongo patógeno que lo está atacando aún en los lugares más remotos.
Al grupo pertenecen las ranas del Titicaca que alguna vez nos mostró Jacques Cousteau en sus documentales y precisamente la del Gualcamayo marca el límite austral de dispersión de este género, al menos conocido hasta ahora.