“Hace un tiempo que los sanjuaninos ya no disfrutamos de la tan famosa heliofanía que caracterizaba San Juan. Esto, ya parece pasado, porque hay una nube cautiva en estos valles intermontanos sanjuaninos, que se mueve hacia el norte y hacia el sur, a veces hacia el oeste hasta el Valle de Iglesias, y luego retorna a los valles más bajos, y el Valle del Tulum, es uno de ellos. Esta nube no es de un polvo normal…” Así comienza el artículo con fotografías que me envió Juan Pablo Milana, geólogo de profesión y glaciólogo especializado por afección al andinismo.
Por Javier Rodríguez Pardo y Dr. Juan Pablo Milana
14/12/2009. “Hace un tiempo que los sanjuaninos ya no disfrutamos de la tan famosa heliofanía que caracterizaba San Juan. No por casualidad uno de los observatorios astronómicos más importantes de la Argentina está en San Juan. Esto, ya parece pasado, porque hay una nube cautiva en estos valles intermontanos sanjuaninos, que se mueve hacia el norte y hacia el sur, a veces hacia el oeste hasta el Valle de Iglesias, y luego retorna a los valles más bajos, y el Valle del Tulum, es uno de ellos. Esta nube no es de un polvo normal…”
Así comienza el artículo que me envió Juan Pablo Milana, geólogo de profesión y glaciólogo especializado por afección al andinismo.
Los reportajes que hace cinco años le hiciera a Milana se pueden leer en “Vienen por el Oro, Vienen por todo”: capítulo 5, Los Glaciares de Barrick Gold. También nuestras disidencias y posiciones enfrentadas porque en nosotros no cabe la posibilidad de una minería a cielo abierto, o buena mega minería con controles, etc. El sistema extractivo para atrapar los minerales diseminados, tal como se lleva a acabo, es insostenible e inviable. Coincidimos con él en que “la minería, es una actividad necesaria. Lo que no es necesario es la destrucción innecesaria del medio ambiente, del paisaje, de nuestros recursos hídricos, y de la calidad de nuestro aire, entre otras cosas.” (son sus palabras en una carta que me envía acompañando el texto que reproducimos más abajo respetando el título UNA NUBE LLAMADA GUALCAMAYO).
En dicha carta Milana aporta un testimonio imprescindible, el del médico director del hospital de Guandacol. Recuerdo que hace cinco años, otros médicos en Jáchal, olvidaron que habíamos registrado (y filmado) sus opiniones sobre el aumento de patologías terminales desde el momento en que Barrick Gold comenzara las perforaciones y prospecciones, cuantificando minerales y pozos de agua en las alturas de Veladero y Pascua Lama. Enseguida, los guardapolvos blancos hospitalarios se iban oscureciendo a medida que los profesionales de la medicina iban negando sus propios dichos, por distintas presiones, censuras y autocensuras.
Hoy Juan Pablo Milana escribe que “el propio médico del hospital de Guandacol, me confirmó personalmente que el índice de abortos y malformaciones en ganado se incrementó mucho, lo que se atribuye al hecho de que los mismos respiran no solo la nube de polvo diurna, sino también la nocturna que se genera por las explosiones (que se hacen de noche). No hay estadísticas en humanos -dice Milana- vaya a saberse por qué… Quizás al gobierno no le convenga llevar ese tipo de estadísticas”.
“Una nube llamada Gualcamayo”, analiza desde un ángulo científico, la sorpresa diaria de encontrase con esa suerte de OVNI que deambula según las corrientes de aire obligando a que cada sanjuanino incorpore en sangre y pulmones la tabla periódica de los elementos. Es además un argumento valioso que -con otros- nos permitirá acompañar los fundamentos de leyes que deberán ingresar en el Parlamento para abolir la legislación minera que avala contaminación, destrucción territorial y saqueo de los bienes comunes.
Javier Rodríguez Pardo, MACH- RENACE – UNION DE ASAMBLEAS CIUDADANAS (UAC), diciembre de 2009.-
Minería: ¿ser o no ser?
Estimados colegas
He observado en varios emails que nuestra profesión esta muy polarizada entre los que defienden y los que detractan la minería. Mi humilde opinión es que el fundamentalismo no ayuda en nada a ninguno de los bandos. Todos sabemos que la minería, es una actividad necesaria. Lo que no es necesario es la destrucción innecesaria del medio ambiente, del paisaje, de nuestros recursos hídricos, y de la calidad de nuestro aire, entre otras cosas.
Creo que si los “iluminados” mineros, no son capaces de extraer su preciado mineral, sin dejar de proteger el medio ambiente, que es básicamente el medio que sustenta la vida de los que pueblan la región, esa actividad no debe hacerse. Es allí donde debemos aplicar el ingenio humano, para convertir actividades perniciosas para el medio ambiente, en sanas. Y si esto no puede hacerse, creo que entonces, no es una actividad económica que vaga la pena realizar.
Hoy quiero compartir con todos algo muy triste, y que es la destrucción masiva del aire que respiramos en San Juan, Por suerte las lluvias, si algún día llegan, limpiarán el aire… o el viento sur se llevará la nube al norte…, pero creo que hay un límite para todo. Si no hacemos “algo”, estos mineros sucios volverán a dañar nuestro aire. Por eso, el texto que distribuyo en pdf documenta perfectamente con fotos lo que pasa. Para aquellos escépticos de siempre: “ver para creer”.
Tambien para los escépticos, les cuento que estuve charlando con gente de Guandacol ya que tenes un area de trabajo en Cerro Bola y Sierra de Maz, y si bien hay opiniones “intesadas”, que son de los dueños de los campos cercanos que quieren venderles a la minera, busque opiniones mas inormadas y neutrales. El propio medico y director del hospital de Guandacol, me confirmó personalmente que el índice de abortos y malformaciones en ganado se incrementó mucho, lo que se atribuye al hecho de que los mismos respiran no solo la nube de polvo diurna y sino tambien la nocturna que se genera por las explosiones (que se hacen de noche). No hay estadísticas en humanos, vaya a saberse porque… Quizás al gobierno no le convenga llevar ese tipo de estadísticas.
Y creo que tenemos “la suerte” que la Mina Gualcamayo es visible desde una ruta “pública”, y no puede esconderse a traves de 160 km de camino, como las minas cordilleranas. Y en esto hago referencia al artículo de la revista VIVA, tan criticado por colegas míos. Si alguien tiene que “esconderse” atrás de cordilleras es porque no quiere que lo vean. Hasta que llegue el día que haya acceso visual a estas minas, o que al menos podamos ver por cámaras online las operaciones en tiempo real, todos dudaremos de la limpieza con que se efectúan las operaciones mineras. Hoy, tres de los cuatro accesos hasta la cordillera del límite son controlados por barreras de mineras: Minera Pachón, al sur (acceso al Río Santa Cruz, Río de los Erizos), Minera Andes al centro (Acceso al Valle de los Patos Norte), y Minera Barrick al norte (Acceso al Valle del Cura). O sea, debemos confiar en que las empresas mineras hacen bien las cosas. Algo dificil de hacer racionalmente, ya que la historia documenta grandes problemas ambientales que han venido de la mano de Compañías Mineras.
Todos sabemos que mas efectivo que el control del estado, es el control ciudadano independiente. Mientras este, no esté garantizado, el velo de la duda siempre existirá. Por eso, a pesar que hay algunos errores técnicos en la nota que leí, coincido con muchos de los conceptos del artículo de la Revista VIVA; ya que todos sabemos que si alguien se oculta, es por algo. No por casualidad en el artículo esta la foto del “camino minero privado”. Y no nos creamos lo que dicen: “Es que si alguien se accidenta en nuestro camino seremos responsables”. Ya que si alguien se accidenta en una ruta nacional o provincial, no es el estado nacional o el provincial el responsable. Sino, no daría abasto el estado de demandas, ya que no cantidad de rutas en perfectas condiciones en este país, es bastante bajo. Por eso, no nos dejemos engañar con excusas: si se esconden en la cordillera, es porque conviene que nadie vea lo que están haciendo.
Por eso, defendamos la minería… pero la honesta y limpia. Pero más allá del conflicto minero, defendamos el Medio Ambiente, porque es lo que sustenta la vida en nuestro planeta.
Dr. Juan Pablo Milana
Professor at San Juan National University
Independent Researcher of CONICET
Una nube llamada Gualcamayo
Hace un tiempo que los sanjuaninos ya no disfrutamos de la tan famosa heliofanía que caracterizaba San Juan. No por casualidad uno de los observatorios astronómicos más importantes de la Argentina esta en San Juan. Esto, ya parece pasado, porque hay una nube cautiva en estos valles intermontanos sanjuaninos, que se mueve hacia el norte y hacia el sur, a veces hacia el oeste hasta el Valle de Iglesisas, y luego retorna a los valles más bajos, y el Valle del Tulum, es uno de ellos. Esta nube no es de un polvo normal. El polvo que normalmente puede levantar un viento, si bien puede ser un particulado muy fino, precipita un día o dos luego de que el viento cede. El polvo de esta nube, aparentemente no precipita. Esto se debe a que posiblemente en vez de ser partículas “normales” de polvo (limo o arcilla suspendidas de pocos micrones de diámetro), es algo aún mas fino que ha formado un coloide inorgánico (en general menor de 0.5 micrones de diámetro) y no decantará hasta que sea arrastrado por algún agente que adsorba o nuclee estas partículas coloidales.
O sea, hasta que no llueva. Se trata de un polvo mineral denominado aerosol atmosférico y originado por la suspensión de una mezcla de finas partículas solidas suspendidas en el aire.
Esta nube que ha vuelto los cielos sanjuaninos grisáceos es un fenómeno nuevo.
Particularmente, nunca he visto este tipo de suspensión coloidal concentrada en los valles precordilleranos, y hace 27 años que asciendo cumbres de la Precordillera, y desde allí, siempre se podía apreciar la limpieza natural del aire de estos valles. Esto ya no es así. Por primera vez en mi corta experiencia, la calidad del aire en estos hermosos valles precordilleranos es deplorable.
Por primera vez, he observado y documentado, visibilidades de menos de 10 km, en lugares donde antes la única limitación de la visibilidad era la curvatura de la tierra o los obstáculos orográficos. Las primeras dos fotos muestran eso: todo este polvo anormal en estos valles, otrora límpidos, como el creador los hizo.
La primera vez que me llamó la atención este cielo gris surrealista fue después de un
viaje al exterior de casi un mes. Tomamos un taxi desde el aeropuerto de Mendoza hasta San Juan, y como era tan llamativo ese cielo tan gris como pocas veces había estado así, le pregunté al taxista y respondió que fue por un viento zonda muy fuerte… Es la respuesta que todos le dan a esta nube. Y es la respuesta más lógica. Salvo por el hecho que esta nube se mantiene allí suspendida a pesar de que el zonda u otro viento fuerte ha dejado de soplar por un tiempo prudencial, tiempo que hubiera permitido decantar un material particulado natural.
Debido a que sentir curiosidad por este fenómeno es inevitable, traté de estudiar el
comportamiento de esta nube: en realidad aparece con mayor intensidad cuando sopla el viento norte, menos con el zonda , y decididamente se reduce cuando entra el viento sur. Así es: va y viene. Cuando el viento sur sopla, el aire que entra fresco y más denso, viaja pegado al suelo.
Esta masa de aire superficial, empuja esta nube hacia el norte y también hacia arriba y la separa del suelo, y a veces puede llegar a verse, solamente mirando hacia el horizonte ya que verticalmente no se la detecta. Se observa como una nube a media altura, que no llega a ser nube: es “algo” que disminuye significativamente la claridad del cielo. A veces esta masa de aire frío más limpio, puede empujar esta nube hacia arriba de los valles precordilleranos, y la he visto ingresar a lugares como el Valle de Iglesias: el Miércoles 25 de Noviembre, dicha nube apareció allí debido al viento sur entrante. Nunca antes vi algo así: parecía una neblina pero no era humedad ya que la sequedad del aire era la de siempre en este valle árido. A la tarde comenzó a correr Zonda y esta nube fue empujada una vez más hacia los valles Precordilleranos bajos.
¿Cual es el origen de esta nube nueva?
El Miércoles 4 de Noviembre tuve la suerte de participar en un vuelo contratado hasta
Sierra de Maz, que está entre la localidad de Guandacol y Villa Unión en La Rioja. Partimos desde el aeródromo de Pocito, y lo primero que me llamo la atención fue la nube que no permitía una gran visibilidad en el Valle del Bermejo. Dado que es esta la zona mas baja, y que el polvo le adiciona densidad al aire, es lógico que esta nube que no es de vapor de agua, se estacione allí, y probablemente salga lentamente por la misma salida del Río Bermejo, hacia los humedales de la zona entre San Luis, San Juan y Mendoza.
Al volar al frente de Cerro Bola, el origen de este paisaje surrealista pareció claro: la
única fuente de polvo de toda la región era la Mina Gualcamayo. Había observado y
documentado fotográficamente nubes de polvo grandes en otros años, generadas por las operaciones de la mina, previo al inicio de la etapa de producción de la mina. Pero ese día, el 5 de Noviembre, la generación activa de polvo era brutal. Estábamos viendo como nube se generaba activamente y en forma permanente… durante el día. Adicionemos a esto el polvo que se genera a la noche, cuando ocurren las voladuras. Hasta el piloto, sacó su celular, y le sacó una foto porque realmente era algo fuera de comprensión humana: no eran columnas de humo: era polvo procedente de la explotación minera a cielo abierto. Podemos observar en las siguientes fotos, sacadas en diferentes momentos, como la nube carga activamente la atmósfera inferior de polvo fino y este se aloja en los valles precordilleranos hacia el sur de la Mina Gualcamayo debido a que ese día corría viento norte. También podemos ver, en la foto Numero 5 que la extensión que ocupa este polvo supera los 50 km en sentido norte-sur que es la orientación del frente de la montaña. No es descabellado pensar entonces que esta nube puede llegar hasta la misma ciudad de San Juan, dadas las condiciones meteorológicas que lo permitan.
Foto 1: 3 PM
Foto 2: 4 PM
Foto 3: 4:15 PM
Foto 4: 4:16. Nótese que por arriba d esta nube se ve la Cordillera: las manchas blancas cerca del filo superior hacia la derecha son glaciares del Macizo de Olivares
Foto 5: Fotomosaico, que muestra como esta nube artificial de la Mina Gualcamayo se
extiende indefidinidamente hacia el sur.
¿Y como llega este polvo hasta San Juan?
Como dije, muchas veces se observa viento sur superficialmente, pero a una altura mayor el viento puede correr hacia el norte. De hecho, eso es lo que ocurría ese día: mientras a veces hemos visto que el viento superficial corre hacia el norte, a mayor altura esta nube se dirige al Sur, arrastrada por un viento norte que no miden las estaciones meteorológicas superficiales pero que está allí. Como se dijo, esta nube es mas densa y al superar las elevaciones de la Sierra de Yanzo, se desparrama hacia la Pampa del Chañar y de allí, corre hacia el sur a lo largo de los valles de Matagusanos o del Bermejo, entrando al Valle del Tulum entre el Pié de Palo y la Sierra de Villicum, o simplemente rebasando las Lomas de las Tapias. Esto es lo que vemos en las áreas pobladas de San Juan. Otros caminos que sigue esta nube es a través de los valles precordilleranos, quedando en parte cautiva en el bolsón de Gualilán y parte de la misma llega al valle del Río San Juan, arrastrada hacia el sur a partir de Gualilán.
Simplemente imaginemos, viendo las fotos que he incluido, que esta cantidad de polvo se vierte a la atmósfera baja, minuto a minuto, hora a hora, día a día, mes a mes. O sea, las condiciones empeorarán si no hacemos algo, ya que como dije arriba, esta nube no es de un polvo natural sino de una dispersión coloidal que no precipita fácilmente como el polvo natural.
Foto 6: Vista de Sierra de la Invernada al norte de Hualilán, en el camino a Calingasta.
Nótese una visibilidad de menos de 10 km debido a este fino polvo.
Foto 7: Vista hacia el sur, bajada a Pachaco (Río San Juan). Camino a Calingasta.
Normalmente se ve el Valle del Río, y los cerros hacia atras. Ese dia no se veía nada.
Foto 8: Vista de la Sierra de la Invernada y de la nube blanquecina que se conecta con la nube mostrada en Fotos 1 a 5. Arriba a la derecha, una nube natural.
Foto 9: Vista de la Nube ingresando a Valle de Ullum por Valle de Matagusanos. Dique deUllum como referencia.
Foto 10: Vista de la Nube en elValle del Tulum, cubriendo la Ciudad de San Juan. Toma
desde Sa. Chica de Zonda hacia el Este, No se divisa el Co. Pié de Palo como lo que pasa en estos últimos días, slavo cuando el viento Sur, nos saca la nube de encima.
¿Cuales serán los efectos en la gente?
Es conocido a nivel mundial el efecto en la salud de aerosoles ultrafinos generados por actividad antrópica. Y creo que los efectos ya los estamos viendo. Algunos médicos alergistas o que trabajan en relación a enfermedades de las vías respiratorias que he consultado informalmente me han confirmado “extraoficialmente” que el numero de consultas respecto a temas relacionados a problemas con las vías respiratorias, ha aumentado notablemente en este último año. Podrán haber muchas explicaciones alternativas a esto, pero lo cierto es que lo único que ha cambiado este último año, es que ha comenzado a trabajar una gran mina que tira inmensas cantidades de polvo a la atmósfera, sin control alguno. Y es mejor adelantarse a los hechos: tampoco veremos una composición extraña en esta nube ya que es polvo muy fino de roca dinamitada. Ningún análisis químico nos va a decir nada más que una composición parecida al polvo común. Pero todos la vemos.
Todos somos testigos de que “algo esta pasando”, y es mejor que tomemos una decisión rápido, porque NUESTRA atmósfera esta siendo afectada de muy mala manera. Y el efecto ya se esta sintiendo. Podremos esperar a decisiones judiciales o lo que sea. Yo creo que la única solución hoy es parar las operaciones de la mina hasta que replanteen una forma de explotar sin liberar polvo, y que no nos mientan con un informe de impacto ambiental que no se cumple. Ya que la liberación de polvo es una variable que debería estar limitada y controlada. Pero no lo está. Y como resultado, la salud de todos está en juego.
Seguramente estarán los escépticos y detractores de siempre, pero puedo asegurar que no es casualidad que esta nube, inédita en los cielos sanjuaninos, coincida con el inicio de la producción de la Mina Gualcamayo.
Los efectos sobre la salud de la exposición acumulativa a partículas en suspensión
generadas por las actividades mineras han sido estudiados desde hace mucho tiempo en animales y en el ser humano y pueden consultarse en internet. Algunos de estos son: silicosis, asma, cáncer de pulmón, problemas cardiovasculares, etc. En general se coincide en que la prevención consiste en reducir la exposición al fino polvo particulado a través de regulaciones claras y aplicadas. Eso es lo que necesitamos en este país.
Aplicar la ley ambiental, no seguir haciendo inútiles reuniones de gestión ambiental, en donde la mayoría de los disertantes no saben nada del medio ambiente, ya no están formados en ciencias naturales.
¿Qué podemos esperar del clima con esta nube?
Se sabe que los aerosoles antropogénicos pueden cambiar el clima, a través de un cambio en el balance de la radiación terrestre y afectando además el ciclo del agua. La determinada composición química de los aerosoles altera el índice de refracción global de la atmósfera, con el resultante aumento de la cantidad de energía solar que es absorbida. Además altera la física del aire, haciéndolo más pesado y aumentando la estratificación y limitando la convección natural, que es un mecanismo formador de nubes de vapor de agua.
Por eso, no es casualidad que estamos batiendo récords históricos de temperatura. La
física del calentamiento del aire es muy simple: si la radiación solar no es detenida por una nube de vapor agua (que suele reflejar el 50% de la energía solar), es detenida por el suelo.
La respuesta del suelo es calentarse. Si hay una cubierta vegetal gran parte de esta energía es utilizada por las plantas en fotosíntesis (ya que las hojas no se pueden calentar mucho), regulando muy bien el clima. Cuando tenemos esta nube de polvo casi coloidal, las partículas absorben parte de esta radiación y se calientan, y emiten parte de este calor, facilitando el calentamiento del aire circundante. No es el famoso “efecto invernadero” tan nombrado sino algo peor, y es la capacidad de absorción de calor directa por la capa mas inferior de la atmósfera.
Esta es una explicación bastante simple y nos da cuenta de porque tenemos estos grandes calores en la zona cuyana. Un efecto colateral que podría generar esta nube es la excesiva estratificación del aire, y la limitación de la capacidad convectiva del aire.
Como resultado, la evaporación natural que ocurre en los valles estaría inhabilitada para formar nubes de convección y con ello, no tendríamos los conocidos chaparrones de verano. Sin ser alarmista, llama la atención que con tanto calor, no se vean las típicas nubes que aparecen en las tardes de esos días en los que el termómetro supera los 40ºC. Claramente el clima está totalmente cambiado, y no sabremos en que terminará esto, si no se detiene el crecimiento continuo de esta nube.
Recientemente, luego de muchos meses ha llovido en San Juan, pero fue una lluvia debido a un frente frío (aire del sur), no de tipo tormenta frontal.
¿Cuál es la única forma de recuperar nuestra atmósfera y nuestro clima?: detener o
cambiar las operaciones de la Mina Gualcamayo hasta que las mismas puedan ser llevadas a cabo sin el desprendimiento de este polvo nefasto.
La minería del oro: ¿quién tira la primera piedra?
Es la gran minería la culpable de estos desastres ambientales o somos todos? Como dijo Jesús “que tire la primera piedra quien está libre de pecado”. Recientemente fui entrevistado por unos periodistas que claramente tenían en su agenda estar en contra de la Gran Minería del oro… pero todos ellos tenían algún adorno de oro en su cuerpo. Cuando hace décadas, se comenzaba con la lucha contra de la caza de animales para hacer prendas de piel natural, se avanzó mucho porque los usuarios eligieron no usar mas tapados de piel natural y se volcaron a las pieles sintéticas. Mientras todos sigamos abusando de la joyería del oro y plata, y las naciones sigan usando el oro como reserva monetaria, la humanidad seguirá destruyendo paisajes vírgenes, montañas otrora hermosas, afectando el clima, desperdiciando recursos energéticos, ensuciando el agua, ensuciando el aire, y matando parte de nuestros ecosistemas. Por ello, la lucha no es contra la minería, es contra la estupidez humana, de sacrificar nuestro planeta por la quimera del oro. Si queremos solucionar esto, el cambio tiene que estar en TODOS y no solo en una parte.
Ya que nadie parece estar libre de pecado aquí. Por eso, que tire la primera piedra aquel que no usa ningún adorno de oro o plata.
En el intertanto, siendo mas que evidente que este cambio no va a suceder
inmediatamente, es algo urgente, forzar a los gobiernos a multar ejemplarmente a estas actividades que comprometen la salud de TODOS, beneficiados o no por la Minería. Ya que entre las estupideces que dicen los “especialistas” de gestión ambiental, está la idea de “no multar” sino de ayudar a no ensuciar. Ambas medidas deben funcionar conjuntamente, ya que si una empresa se compromete a no ensuciar nuestra atmósfera, y lo hace, debe recibir un castigo, como cualquier persona. Y luego, asegurarse de que el hecho no vuelva a ocurrir, porque en las infracciones ambientales, las víctimas somos todos, y particularmente los pobladores de la región mas cercana que muchas veces no tienen relación alguna con la explotación minera. Por otra parte, con una producción estimada de 25 kg de oro mensuales. la Mina Gualcamayo podrá afrontar perfectamente una multa y cambiar sus operaciones para no ensuciar NUESTRO aire, y no comprometer la salud de todos.
Espero, que con este texto, comencemos a pensar que es la salud de todos, y de nuestros hijos, la que está en la línea de fuego y que la protección ambiental no es un simple capricho moderno. Es proteger nuestra propia calidad de vida. También espero que este atropello ambiental, perfectamente documentado por las fotos aéreas que he aportado, no quede impune, y así podamos creer todos, en una Argentina de verdad.
Juan Pablo Milana – DNI: 16692850
Doctor en Ciencias Geológicas
Profesor Asociado Universidad Nacional de San Juan
Investigador Independiente del CONICET