La palabra respeta la cultura y los actos respaldan la palabra Las escuelas se llenaron de padres, los padres de aulas y las aulas de palabras. Aquí la gente decide, no obedece. Loncopué fue muy clara y su verde se transformó en un pizarrón gigante. El pueblo había escrito una frase muy sencilla : Muchas gracias, señores chinos, no queremos sus “regalos”.
Por Asamblea de Vecinos Autoconvocados de Loconpue
Loncopue, Neuquen, Argentina – 01/05/09.
“Loncopué. Un pueblito de 5.000 habitantes. A 15 kilómetros de la frontera con Chile.
De noche los autos estan sin llaves, como las puertas de las casas, mientras las bicicletas duermen tranquilas en las veredas.
Los patios de tierra con sus gallinas. Las calles con sus paisanos paseándose a caballo.
En las afueras, las comunidades mapuches conforman un ramillete de sabiduría ancestral y amor a la naturaleza.
Todo tiene su tiempo y su saber.
Subir un cerro, sacrificar un chivo, todo tiene una frase secreta con la que se pide permiso o se agradece para relacionarse con la vida.
La armonía lleva impresa la dinámica de la trashumancia.
Entre veranadas e invernadas, siguiendo los ciclos, los pastores sincronizan sus piños de chivos, y sus vidas, con las estaciones del año.
No abunda la riqueza del consumismo, pero la gente prefiere disfrutar todo lo que tiene un valor en sí mismo, antes que aquello a lo que le han puesto precio.
Lamentablemente, el cobre se esconde bajo el manto del suelo.
La voracidad lo ha descubierto hace tiempo. La ambición desmedida lo quiere sacar ya.
Un yacimiento de cobre amenaza desde las entrañas del territorio de la Comunidad Mapuche Mellao Morales en Campana Mahuida.
Un yacimiento de ambiciones pretende llevárselo sin reparar en lo que se puedan llevar por delante.
Una cultura, un suelo, unas reservas de agua, un pueblo, unos pu newen (espíritus-energía), no son nada al lado de 30 toneladas diarias de cobre.
30 toneladas diarias… Podrían servirle a China para fabricar mas armas para oprimir al Tibet, o para vendernos yoyos con lucecitas.
La voracidad china compró el yacimiento. La inmoralidad neuquina lo vendió.
Sin pedir permiso a los dueños del territorio. Anteponiendo el Código de Minería a la garantía constitucional de la intangibilidad de los territorios de los pueblos indígenas argentinos, Neuquén vendió.
Neuquén no vió.
No quiso ver…
Pero si no es un desierto !!!.
Un pueblo, una cultura, unas energías viven allí !!!!
Y no se venden.
La gente de Loncopué sabe de eso.
La contaminación llegó del lado de la billetera y la violencia.
La billetera quizó comprar conciencias.
La violencia, asustarlas.
Pero no funcionó.
El periodista amenazado, alzó mas fuerte su voz.
El empleado humillado, salió a la calle y marchó, junto a un pueblo, a gritar su verdad.
Y la billetera se devaluó junto al miedo perdido.
El chino es tenaz y aun no entiende que aquí no alcanza con la complicidad de los gobernates para llevar adelante el saqueo.
No entiende que aquí la gente decide, no obedece.
No entiende que ninguna edificación de muerte se podrá levantar aquí, sin que los pobladores te cascoteen el rancho.
La Justicia de Zapala ya se los ha dicho dos veces. Pero tampoco entienden. Y siguen…
En la Provincia del petroleo, hace dos meses que los chiquitos no van a clase.
Y no es por huelgas de docentes.
El gobierno del petroleo no cumplió. No envió los transportes para que los alumnos puedan concurrir a las escuelas.
Entonces el chino vió la necesidad y creyó que era momento de prostituir al pueblo: Ofreció pagar el transporte, derramar sus “beneficios”.
Lentos, tranquilos, sin mucha puntualidad, las chatas se fueron juntando en las escuelas.
La decisión era muy seria como para andar a las apuradas o que las tomaran los “representantes”..
Las escuelas se llenaron de padres, los padres de aulas y las aulas de palabras.
Y las palabras de dignidad.
Loncopué fue muy clara y su verde se transformó en un pizarrón gigante. El pueblo había escrito una frase muy sencilla : Muchas gracias, señores chinos, no queremos sus “regalos”.
Quizas a partir de esta semana, quizas desde esta tierra polvorienta y seca, quizas desde este amor que nace, la historia de los “espejitos de colores” ya no pueda volver a escribirse en este continente.
En la noche de la escuela sola, la tierra huele a algo.
La mejor clase ya fue dada por los padres a sus niños.
La tierra tiene olor a estar naciendo.
A.V.A.L.
Asamblea de Vecinos Autoconvocados de Loncopué
Loncopué – Neuquén
Patagonia Argentina”