Famatina. La diputada riojana Olga Inés Brizuela y Doria cree que el giro del gobernador es poco sincero. “O da marcha atrás con el convenio con la Osisko o se le quema la Provincia“, 29/01/2012
“Lo que Beder quiere es tiempo para salir a comprar voluntades. Dentro del esquema de pensamiento corrupto que tiene, todo tiene precio, todo se puede comprar y todo se puede vender. Pero se equivoca”.
La que denuncia es la diputada nacional por La Rioja, Olga Inés Brizuela y Doria, que le cree más nada que poco al gobernador riojano, Luis Beder Herrera.
El viernes, éste dio un giro en su posición respecto de la explotación del cerro Famatina, para la que firmó un convenio con la empresa canadiense Osisko Mining Company. Tras una movilización de miles en la capital riojana, el mandatario, jaqueado, anunció la postergación del inicio de las actividades de exploración, el tiempo que fuese necesario para que la gente comprenda “sus bondades”. Ayer, trascendió que Beder Herrera planearía someter el proyecto a una consulta popular.
“La movilización fue impresionante, histórica. El riojano es pacífico, no sale nunca a la calle. Pero esta vez se quisieron meter con el agua, que es su vida”, asegura a Día a Día la legisladora radical, quien en diciembre pasado jurara en el Congreso “por el Famatina, que no se toca”. Desde entonces, es una de las referentes políticas de la lucha contra la megaminería.
“La gente en la marcha pedía la renuncia del gobernador. Pero él sigue mirando para otro lado. Ahora dice que se va a tomar dos o tres meses para educar, para explicarle a la gente lo que es la minería, sus bondades, cómo ésa es la única salida que tiene La Rioja”, cuenta Brizuela y Doria. Y reitera: “Lo que quiere es comprar conciencias”.
–Confiará, también, en que se desgaste el ánimo de quienes se oponen…
–Ciertamente, pero nosotros no le tenemos miedo al desgaste. Quizás se enfríe la cosa ahora y es seguro que el tipo se va a poner a trabajar a fondo para comprar apoyo. Pero es tal la conciencia que se ha generado, que apenas quiera volver a avanzar, la gente va a volver a salir a la calle.
–Pero con esta nueva postura ya consiguió, por ejemplo, que hoy haya seguramente menos gente en el corte de Alto Carrizal…
–El corte va a quedar ahora con guardias mínimas, pero, en cuanto intenten pasar, el pueblo está tan organizado que sólo hace falta que suenen las campanas de la iglesia para que en dos horas tengas el corte completo de vuelta. Además, él ha jugado todo este tiempo al desgaste, ya, al debilitamiento. Pero consiguió todo lo contrario: esto ha ido creciendo más y más.
–Sí, pero si apuesta al tiempo es que ahí pone sus fichas.
–Seguro, y con Beder hay que estar siempre alertas. Pero no la tiene fácil, igual. Personalmente, creo que no tiene forma de avanzar con esto. O va a tener que dar marcha atrás con el convenio, o se va a tener que ir.
–¿Le parece que puede llegar a renunciar en serio?
–No creo, es un necio total. No va a renunciar. Pero hay que ver cómo se desarrollan los acontecimientos. Si él no da marcha atrás y si insiste en que la Osisko se quede, se le va a venir el gobierno encima, se le va a quemar la provincia.
–¿Y la Osisko? ¿Cuánta paciencia puede tener?
– Yo no sé cuánta paciencia pueden tener. Pero lo que es seguro es que, a esta altura, la demora debe haberles generado importantes pérdidas económicas. Yo espero que ellos solos decidan irse. Que se desgasten de tal manera que digan: “Chau, riojanos, quédense con el Famatina, nomás”.
–¿Sienten que esta movilización por el Famatina ha despertado la conciencia en distintos puntos de país?
–Sin dudas. Esto ha sido el despertar de la conciencia ciudadana. Primero, de un ciudadano como el riojano, que es pasivo y aguanta la pobreza y la corrupción casi con resignación, como si fuesen designios divinos. Y, luego, el Famatina se ha convertido en el símbolo de la lucha contra la megaminería en todo el país. Todos los otros, que estaban medio dormidos, se han despertado, se han animado. Y los gobernadores están con miedo.
–¿Y el Gobierno nacional?
– El Gobierno nacional no ha hecho nada, absolutamente nada