El 27 de enero, medios locales reportan que, aproximadamente a las 13:30, una columna de camiones mineros —presumiblemente volquetes japoneses Komatsu de 55 toneladas— atravesó la localidad riojana de Chepes con rumbo al norte de la provincia. El 4 de febrero, las mismas fuentes informan que hacia las 12:30, la Policía montó un operativo sobre las principales calles de la ciudad para permitir el paso de otra columna de vehículos mineros fuera de ruta. Página/12 confirma que, alrededor de las 18:00 del mismo día, un grupo de ambientalistas comenzó un bloqueo en Patquía para detener el paso de los camiones que en ese momento se desplazaban sobre la ruta nacional 38 en dirección a la mina de oro Gualcamayo, ubicada en el norte de la provincia de San Juan, a 270 km de su centro administrativo y hacia el límite con La Rioja.
Foto de archivo
Por Observatorio de Conflictos por los Recursos Naturales
Entrevista con Marisa Romero (43), miembro de la Asamblea Riojana Capital
Op.—El día 6, la operadora del yacimiento, Yamana Gold, comunicó que los vehículos que llegaron a Gualcamayo entre finales de enero y principios de febrero lo hicieron sin inconvenientes, y aseguró que no hubo bloqueo alguno en la provincia de La Rioja que afectara el tránsito de los camiones desde o hacia la mina —en servicio desde 2009, luego de veinte meses de construcción, y cuyas cotas se ubican a entre 1500–2000 metros sobre el nivel del mar—.
Romero.—El 27 de enero, cuando pasaron cuatro camiones, el jefe de la Policía dijo que iban a pasar más. La gente de Chepes dio aviso y, casi de forma espontánea, se fue armando este bloqueo. Seis camiones pasaron por Chepes al mediodía del 4 de febrero: alrededor de las seis de la tarde, cuando se inició el bloqueo en Patquía, ya habían pasado dos. Solamente había un asambleísta del lugar con su hermano y, obviamente, no pudieron hacer nada. A los pocos minutos, llegamos nosotros para dar apoyo a la gente de la zona; estábamos ubicados en la entrada a la ciudad, sobre la ruta 27 (RP 27), que viene desde Chepes. Como nos manejamos por teléfono, los compañeros de otros lugares nos iban avisando por donde se los veía. Estuvimos aproximadamente hasta las dos de la mañana, cuando nos llegaron informaciones de que desviaron el camino.
Op.—A raíz del paso de la primera columna de volquetes remolcados por Chepes, aparecieron en la Red mensajes de alerta llamando a impedir su avance en cualquier lugar de la provincia. A pesar de no tener mejor suerte, el bloqueo que intentaron poner en marcha en Patquía una semana después es un ejemplo práctico de la expansión regional de la lucha: las acciones tienen lugar en suelo local, pero pueden impactar significativamente cualquiera de los objetivos mineros del noroeste argentino.
Romero.—En La Rioja el rechazo a la actividad minera sigue siendo muy fuerte en toda la provincia: hay un avance minero impresionante. Nosotros hemos hecho otras acciones y bloqueos decididos en conjunto con la gente de Catamarca: todos los camiones mineros que van a la Alumbrera pasan por La Rioja, por el nudo vial de Patquía. Hay un contacto permanente, siempre estamos discutiendo y viendo cómo hacemos las cosas en conjunto. Miento si digo que va a haber una regionalización de los bloqueos, pero la lucha sí se lleva adelante de forma regional.
Op.—Desde la capital de la provincia, la Unión Cívica Radical (UCR) no solo decidió brindarles su apoyo, sino que abiertamente celebró la determinación de impedir el paso de maquinaria pesada minera por el territorio de La Rioja. ¿Hasta dónde contribuye o interfiere la política en las decisiones que toma la asamblea? Como contrapartida, ¿cuánto han influido las acciones de la asamblea en la agenda política riojana?
Romero—Creo que es mucho más lo que hemos influido en las decisiones políticas; es fundamental. En La Rioja se conoció una encuesta que habla de un 70 % de la población en contra de la minería. Obviamente, junto a las grandes movilizaciones que hubo el año pasado, eso ha ido obligando tanto al Gobierno como a la oposición a tomar partido. El último relevamiento que se ha hecho en la provincia habla de dos millones de hectáreas cedidas a la exploración minera: por lo menos un 60 % corresponden a la zona cordillerana. El Gobierno sigue adelante y endurece cada vez más su posición pese a la resistencia. Pero la oposición necesita estar de este lado para no quedar afuera de esta tendencia, que es fuerte. Muchas veces, la población no tiene idea del poder que tiene: es la fuerza de la movilización del pueblo la que los obliga a recapacitar y a tomar una postura no necesariamente oportunista. Algunos compañeros creen que puede haber alguna opción dentro de una estructura partidista; pero, en general, el trabajo se discute, se debate y se hace desde las asambleas.
Op.—Los rumores que corrían el 4 de febrero indicaban que la columna de camiones vista durante aquel mediodía no sería la última en pasar hacia Gualcamayo —de donde salieron 147 310 onzas de oro en 2012, y cuya producción aumentaría entre un 30–40 % a comienzos de 2014—.
Romero.—Son muchos los emprendimientos y la actividad no es muy pública. Se realiza en bastante oscuridad: la gente ve que pasan camionetas, ve movimiento, hay huellas en las montañas, pero no se sabe cuál es el avance de los proyectos. En un viaje hasta Olta, que queda a 130 km de la capital, identifiqué cinco camiones que iban a la Alumbrera. A lo mejor hay empresas a las que no identifico. También estuve viajando por la zona norte, entre Aimogasta y Los Sauces, y encontré una cantidad similar de camiones. Pasan constantemente: vienen desde San Juan, pasan por Chepes y en Patquía toman la ruta 38 hacia la Alumbrera. El tema de los camiones mineros es una constante en La Rioja; no descarto que más adelante vaya a producirse otra situación.
Conversación telefónica. Realizada el 24 de febrero.