Habitantes del noroeste de Argentina aceptaron que empresas mineras de litio entraran en sus territorios ilusionados por la posibilidad de progreso y la generación de empleo. Sin embargo, en el proceso comienzan a observar que se van perdiendo fuentes de agua. Los estudios independientes muestran que, en efecto, las minas son las culpables del agotamiento del agua en el Ôrea.

Por:Ā Lucila Pelletieri – Reportera senior – Global Press Journal

El sol y el polvo azotan este paisaje de rocas y suelos agrietados. A mƔs de 12 000 pies sobre el nivel del mar (3700 msnm) en los Andes, los arbustos y animales sedientos se amontonan en la margen de lo que una vez fue un rƭo caudaloso y por el que ahora apenas pasa un hilito de agua.

La gente del lugar lleva años viendo cómo los ríos, pozos y vegas se han ido secando. Mientras tanto, unas surreales piletas de agua turquesa salpican el paisaje como un espejismo.

Hace mÔs de una década, comunidades originarias de la región de la Puna (el altiplano mÔs alto después del Tíbet) aceptaron que dos empresas mineras de litio, Minera Exar y Sales de Jujuy, operaran en el departamento de Susques. Esperaban que las minas trajeran empleos y desarrollo, junto a la cuidadosa gestión ambiental que se les prometió. Algunas personas locales trabajan para las minas, pero la demanda por baterías de litio las ha dejado sin agua suficiente para vivir cómodamente, o tan siquiera para mantener su ganado y cultivos. Si bien el litio ayuda a energizar los autos eléctricos, computadoras y otra tecnología de alto nivel, pone en peligro la supervivencia bÔsica en uno de los puntos mÔs Ôridos de Argentina.

La desesperación ha llevado a algunas personas a beber el agua del Río Pastos Chicos, que contiene arsénico proveniente de la actividad volcÔnica. Los niveles de arsénico en el río alcanzan las 1 400 partes por millón y exceden considerablemente el umbral que, según la Organización Mundial de la Salud, puede provocar cÔncer.

Global Press Journal intentó comunicarse con Minera Exar y Sales de Jujuy a través de correos electrónicos, solicitudes en redes sociales, cartas físicas y mÔs de 20 llamadas telefónicas, pero no obtuvo respuesta. Mientras tanto, el gobierno de la provincia de Jujuy niega que las operaciones mineras sequen las reservas de agua.

ā€œEs totalmente falso decir que la exploración y/o producción de carbonato de litio consume el agua disponible para las comunidades, ya que el agua para consumo [local]Ā  proviene de otras fuentes, las cuales no se ven afectadas por los proyectosā€, indica unĀ reporteĀ de agosto de 2023 del gobierno de Jujuy. Sin embargo, estudios independientes muestran que, en efecto, las minas son las culpables del agotamiento del agua en el Ć”rea.

MILENA PELLETTIERI para GPJ
Estanques de evaporación en la mina de litio, Sales de Jujuy S.A.

 

Walter Dƭaz Paz, ingeniero ambiental de CONICET, el Consejo Nacional de Investigaciones Cientƭficas y TƩcnicas de Argentina, quien ha escrito numerosos informes sobre la minerƭa de litio en la Puna, dice que las compaƱƭas mineras oscurecen los hechos.

La extracción de agua por parte de las compaƱƭas mineras estĆ” ā€œcompletamente vinculadaā€ al hecho de que se hayan secado los pozos de agua de varias personas, dice DĆ­az Paz.

Se proyecta que la minerĆ­a de litio tenga un crecimiento exponencial en Argentina. El paĆ­s cuenta conĀ la tercera mayor reserva de litio del mundoĀ y esĀ el cuarto productor global, aunque el Presidente Javier Milei considera que la minerĆ­a estĆ” ā€œnotablemente subdesarrollada.ā€ En abril hizo que la importación de equipos y materiales para la minerĆ­a resultara mĆ”s barata y rĆ”pida para las empresas.

En junio, el Presidente Milei aseguró la aprobación del Congreso para otra ley que otorga a las compañías mineras beneficios significativos como reducciones impositivas y aranceles del 0% en las importaciones durante 30 años, entre otros incentivos. Se ha reunido dos veces con Elon Musk, el cofundador y CEO de Tesla, gigante en baterías y autos eléctricos, que ademÔs es uno de los mayores consumidores de litio en el mundo.

Este plan económico preocupa a la gente de la Puna. Las minas dan empleo a aproximadamente 30% de los trabajadores en la región, pero esto es de poca importancia si el agua estÔ desapareciendo.

LUCILA PELLETTIERI, GPJ ARGENTINA
Reinaldo Luzco llena dos tanques con agua del río. El pozo del que dependía como fuente de agua potable se secó hace tres años, y ahora a veces se ve obligado a beber el agua del río que contiene arsénico en forma natural.

 

Hace tres aƱos, Reinaldo Luzco, de 75 aƱos, sacaba agua de un pozo natural cercano a su casa para su familia y sus cabras. Hoy ese pozo estƔ seco. Ahora Ʃl depende de que otros le traigan agua del pueblo y cuando esta no alcanza, bebe agua del rƭo que contiene arsƩnico de manera natural.

ā€œĀæQuĆ© vamos a hacer? Sin reservas [de agua] nos vamos a morirā€, dice Luzco.

El “oro blanco del siglo XXI”

Durante miles de aƱos, el agua de lluvia ha bajado de estos picos en los Andes, erosionando lentamente las sales y el litio de las rocas para formar una salmuera que penetra los lagos, salares y acuƭferos de la Puna.

Se calcula que Argentina tiene 20 millones de toneladas de litio en esta salmuera; es decir, 10% de las reservas mundiales conocidas de litio. Extraerlo exige perforar los salares (las superficies blancas y agrietadas de lo que antes fueron lagos y que ahora se han evaporado completamente), y bombear la salmuera subterrÔnea hasta las piletas de evaporación cercanas. Una vez que llega a estos estanques artificiales, la salmuera se deja evaporar hasta por dos años. Luego se procesa y se obtiene carbonato de litio, una sal blanca que una vez refinada se usa en la producción de baterías.

Durante 2023, Minera Exar y Sales de Jujuy extrajeron unos 12 200 millones de litros de salmuera, según los niveles de producción declarados en sus informes de impacto ambiental, y el consumo de salmuera por tonelada que han calculado los expertos del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas de Argentina.

Durante el mismo perĆ­odo, ambas empresas extrajeron mĆ”s de 3 700 millones de litros de ā€œagua industrialā€ — tĆ©cnicamente, agua dulce — para producir lo que se conoce ampliamente como el ā€œoro blanco del siglo XXIā€. Esta cantidad equivale a mĆ”s de 31 veces el consumo anual de agua de los habitantes del departamento de Susques.Ā Tan solo dos aƱos antes, las minas de litio habĆ­an usado cinco veces el consumo de agua dulce de los habitantes del departamento. En 2023, despuĆ©s de que Sales de Jujuy expandiera sus operaciones y Minera Exar comenzara a producir, la extracción de agua dulce se disparó 535%. Y las empresas tienen planes de expandirse aĆŗn mĆ”s.

Ahora, cuatro minas producen litio en Argentina: las minas de Sales de Jujuy y Minera Exar, que se encuentran en la provincia de Jujuy, la mina Fénix que estÔ en la provincia de Catamarca y la mina Centenario Ratones, en la provincia de Salta. Se espera que otras dos minas inicien operaciones este año; otras mÔs les seguirÔn. Según un informe de noviembre 2023 de la Secretaría de Minería de Argentina, estÔn en desarrollo otros 40 proyectos de minería de litio.

Lo crucial para la gente que vive en la Puna es que esta extracción masiva de agua debajo de los salares afecta la distribución de los reservorios de agua subterrÔnea en la región, los cuales se clasifican como de agua dulce, salobre, salada o salmuera. Todos ellos se conectan a través de zonas de mezcla.

Lo anterior no sorprende. Un estudio realizado en 2018 por la Fundación Ambiente y Recursos Naturales (FARN) de Argentina modeló los impactos pronosticados de la minerĆ­a de litio en la cuenca hidrológica Olaroz-CaucharĆ­ en la Puna. SegĆŗn la investigación, el bombeo masivo de salmuera en el departamento de Susques — que comenzó en 2015 — probablemente atraiga el agua dulce cercana hacia los salares, donde se volverĆ” irreversiblemente salada. El estudio tambiĆ©n encontró que es casi seguro que los niveles de la cuenca Olaroz-CaucharĆ­ disminuyan, haciendo que se sequen manantiales, lagos, lagunas y pozos.

Y eso es exactamente lo que la gente del lugar estĆ” comprobando.

Menos agua disponible

El patio de María Norma Vasquez aloja un ejército de baldes, bidones y palanganas. Se trata de su última defensa contra las frecuentes interrupciones en el servicio de agua de su pueblo, una red de mangueras que toman agua de un manantial cercano. El agua potable se surte de un tanque en la plaza principal del pueblo, alimentado por un manantial de bajo caudal en las inmediaciones.

ā€œA veces no tenemos ni para limpiar, ni para lavar nuestra ropa, hacer higiene, ni nadaā€, dice.

Las vegas de donde bebían los animales estÔn secas, dice Eva, quien pidió que no se mencionara su apellido por temor a represalias.

ā€œSiento que chupan todas las venas de todos los cerrosā€, dice Eva.

 

LUCILA PELLETTIERI, GPJ ARGENTINA
MarĆ­a Norma Vasquez posa para un retrato junto a los envases de agua en su patio.

 

Las compañías mineras han hecho cierto esfuerzo por aliviar la competencia por el agua. En 2022, Minera Exar gastó cerca de 87 millones de pesos argentinos (unos 500 000 dólares en aquel momento) para llevar agua embotellada a sus empleados a fin de evitar el consumo del agua potable local. Ese mismo año, la compañía también gastó 640 000 pesos (unos 3 400 dólares en aquel momento) para abastecer de agua a 104 casas en la región rural de Salar de Olaroz, según el informe de sostenibilidad para 2022 de la empresa.

Estos esfuerzos no han aplacado las inquietudes. Muchas personas ya no quieren que las mineras estén allí. EstÔn uniéndose a las voces que comenzaron a escucharse en 2012 en la cuenca de Salinas Grandes-Guayatayoc, vecina de la cuenca del Salar de Olaroz. Allí, 33 comunidades originarias crearon en 2015 un documento llamado el Kachi Yupi, que exige que las empresas que quieran instalarse en la zona sigan un protocolo de consulta que respete la cultura de los grupos indígenas.

Pero ese protocolo quedó finalmente en la nada luego de que el gobierno provincial de Jujuy no lo refrendara.

El aƱo pasado, las comunidades originarias recibieron otro duro golpe.

En junio de 2023, el gobierno de Jujuy aprobó una reforma constitucional exprés. El proceso se realizó en poco mÔs de 30 días sin hacer una consulta pública. La reforma establece que los terrenos fiscales, como los que habitan estas comunidades, podrÔn expropiarse y emplearse para desarrollos productivos como la minería de litio. Asimismo prohíbe las protestas y manifestaciones que involucren cortes de rutas, uno de los pocos métodos que tenían los manifestantes para hacerse escuchar.

Hay algunas pequeñas señales de cambio. En marzo, en la provincia de Catamarca, luego de que la gente reportara los efectos negativos de la minería de litio en el Río Los Patos, un tribunal prohibió todos los permisos de minería nuevos en el Ôrea y ordenó al gobierno provincial realizar un nuevo estudio de impacto ambiental.

Aun así, la voluntad de algunas comunidades se resquebraja. Este año, LipÔn, una de las 33 comunidades que firmó el Kachi Yupi, se separó de las demÔs y permitió que comenzara la exploración para la extracción de litio en sus tierras.

LUCILA PELLETTIERI, GPJ ARGENTINA
Miembros de los pueblos originarios de Jujuy y sus simpatizantes realizaron protestas y marchas contra la reforma constitucional de la provincia en Buenos Aires.

Crecen las oportunidades y el resentimiento

Los informes del gobierno y las compaƱƭas mineras ā€œdesconocen intencionalmenteā€ el efecto de las actividades mineras en los reservorios subterrĆ”neos, dice DĆ­az Paz, el ingeniero ambiental que ha estudiado del impacto de la minerĆ­a de litio en la región. Dicen que se explota solo un Ć”rea, pero esa explotación conduce a una disminución en los caudales superficiales y en el volumen de agua que llega a las vegas, explica.

Otro problema, dice DĆ­az Paz, es que las mineras usan el tĆ©rmino ā€œagua industrialā€ — acuƱado por la propia industria y que no se emplea en ninguna clasificación cientĆ­fica — para referirse al agua dulce que no cumple con las normas para considerarse potable.

Las compaƱƭas mineras clasifican esta agua dulce sin tratar — que la gente local emplea para sus animales y cultivos — como ā€œagua industrialā€. Por lo tanto, pueden extraerla mientras niegan que estĆ”n compitiendo con la comunidad.

José Gómez, secretario de Minería e Hidrocarburos de la provincia de Jujuy, dice que existen mÔs de 70 puntos de monitoreo alrededor de la cuenca para asegurar que la minería no salinice el agua dulce.

Y reconoce que el agua industrial es la que la gente bebe y usa para sus campos.

ā€œEl agua es la misma, sĆ­, por supuestoā€, dice.

Antes de la llegada de las compaƱƭas mineras, la gente usaba agua tanto dulce como salobre de fuentes locales para beber y para sus animales.

Hoy, muchas de las vegas estÔn secas o han quedado cubiertas por piletas de evaporación. Pero las minas han generado oportunidades de empleo, inversión y servicio telefónico celular, dice una persona residente de Susques, quien prefiere no difundir su nombre para preservar su trabajo como proveedor de las mineras.

LUCILA PELLETTIERI, GPJ ARGENTINA
Vista del Rƭo Pastos Chicos que los habitantes a veces tiene que usar como fuente de agua potable, pese a que contiene arsƩnico en forma natural.
Al igual que otra gente del Ɣrea, dice que las comunidades locales aceptaron a las mineras por necesidad, con la esperanza de que generaran empleo y desarrollo en una zona con economƭa de subsistencia.

ā€œLas comunidades quisieron hacerle un aporte al paĆ­s, quisieron generar trabajo, conectarse al mundoā€, explica. ā€œPuede que hayamos hecho mal, no lo sabemosā€.

La respuesta para esa pregunta es sencilla, dice Pablo Bergese, coordinador de sostenibilidad minera para la Secretaría de Minería e Hidrocarburos de Jujuy. Otros esfuerzos por aliviar la pobreza en el Ôrea han fracasado, dice. La única manera de desarrollar el Ôrea es aprovechar la riqueza minera, agrega.

ā€œLa gente se ha desarrollado en cuanto a hogares. Tienen mejores accesorios. Tienen mejores baƱos. Tienen mejores edificios. Tienen centros comunitariosā€, dice Bergese. ā€œEl desarrollo lamentablemente impacta al ambiente. Eso es lo que por ahĆ­ nosotros renegamos. El ser humano impacta el ambiente en todas sus actividades. La minerĆ­a es una mĆ”s, digamosā€.

No obstante, mucha gente local se siente rezagada.

José Sajama, líder de la comunidad Abra Pampa, al norte del Salar de Olaroz, es hijo y nieto de mineros, pero tiene una visión muy diferente sobre la minería aquí en la Puna.

ā€œSe han desarrollado minerales en buena parte de la Puna, y Āæpor quĆ© la gente sigue pobre? ĀæCuĆ”l es el desarrollo? ĀæO es desarrollo para quiĆ©n?ā€, se pregunta Sajama.

María Arce, GPJ, contribuyó a este artículo.