Funcionarios y profesionales que “defienden” la “minería” en Chubut. Se suman otras voces para un mismo discurso que miente y enmascara.
En anteriores oportunidades señalamos que:
a) Hablar de “minería sustentable” es un oxímoron, es decir una contradicción de términos que enmascara otras contradicciones.
b) La sustentabilidad de cualquier actividad económica debe valorarse por el cuidado de los bienes que en ella intervienen y por la estabilidad ambiental que les brinda a las próximas generaciones
Hace un par de días, el presidente del Colegio de Geólogos del Chubut, Fernando Locci, afirmó en una entrevista radial que la minería “es una actividad insustituible y esencial para la vida moderna”, y ratificó lo expresado por la institución la semana pasada a través de un documento en el que dejó en claro que la industria metalífera es “técnicamente viable” en la provincia. Agregó que la Ley 5.001 “no solo perjudica a la provincia, sino a nuestro colectivo profesional”, ya que “una buena parte de nuestros profesionales están dedicados o abocados a la minería”. Recomendamos leer la nota que recoge sus declaraciones aquí.
No vamos a cuestionar la defensa que Locci hace de los intereses laborales de su sector, los profesionales de la Geología, porque es entendible. Nos interesa, sin embargo, un elemento en sus dichos, del que se desprenden otros, que vale la pena revisar.
Resulta interesante su preocupación por lo “insustituible y esencial para la vida moderna”. Aunque no define qué entiende por vida moderna, suponemos –por otros párrafos de la nota- que se refiere al acceso y disponibilidad de bienes tecnológicos. Pues bien, queremos señalar que hay un gran número de chubutenses que aún no tienen acceso al agua potable o a servicios de electricidad, y que en gran medida son los pobladores de los territorios en los que se pretenden instalar los megaproyectos de uranio y de plomo, plata y cobre en la meseta de la provincia.
Ya hemos abordado el tema en otras ocasiones, solo recordaremos que los megaproyectos extractivos compiten por los bienes y servicios con las comunidades de los territorios en los que se instalan y, dadas estas condiciones, la vida moderna termina estando cada vez más lejos de los pobladores.
Ello sin profundizar en el hecho de intentar enmascarar como “industria” a una actividad exclusivamente extractiva que no incluye transformación de los metales extraídos.
En otro pasaje de nota dice Locci: “Una de nuestras funciones es la divulgación de nuestra profesión y de la geología” sin embargo, apuesta por “divulgar” a través del ocultamiento y esconde las reales dimensiones de la megaminería que se propone en Chubut.
Y entonces, nos asalta la siguiente pregunta: ¿Por qué las corporaciones y sus voceros hablan de minería en lugar de “megaminería”?
Al igual que los empresarios y los funcionarios, los profesionales prefieren denominar “minería” a la actividad que promueven, desentendiéndose de su escala de explotación y de las “técnicas” utilizadas.
¿Acaso es lo mismo una cantera de roca o áridos que la explotación de metales con uso de explosivos, tóxicos y enormes volúmenes de agua? ¿Acaso es lo mismo la minería artesanal por colado o veta que la megaminería que proponen y ni siquiera se atreven a llamar por su nombre? Porque son justamente las dimensiones y los procesos lo q estamos cuestionando, las tecnologías que se aplican. Lo “mega” es la enorme escala de estas explotaciones y sus mega efectos contaminantes. El mega saqueo que se nos pretende imponer.
Eso sí, el Geólogo reconoce los impactos de la actividad –que no divulga- aunque aclara que están incluidos en los informes de impacto ambiental. Se esfuerza entonces por ser didáctico acerca de cuestiones archiconocidas por las comunidades gracias a la tarea de difusión de las asambleas. Habla entonces sobre cielo abierto/galerías, cierre de mina y restauración ambiental y todo el bla bla al que nos tienen acostumbrados.
Al hacer uso de su turno para “comunicar”, Locci aprovecha la oportunidad para descalificar la presión social que ejercen las asambleas de toda la provincia y a la Ley 5.001. Y, claro está, reclamar de paso la vencida posibilidad de zonificación.
Por otro lado, hace referencia a la demanda de energía. Vamos a reconocer la lógica de su demanda: obviamente, se incrementaría la demanda en el volumen de energía para abastecer ni más ni menos que a los propios emprendimientos megamineros.
Una mención aparte merece su confianza en la legislación provincial sobre el uso de agua y en los organismos de control. Locci parece no haberse enterado de la enorme e inexplicable deuda provincial, de los juicios por corrupción a funcionarios y de los planteos de oposición al uso de agua recientemente presentados en el IPA.
En síntesis, nuevas voces para un viejo discurso que ni siquiera se atreve a llamar a las cosas por su nombre.
Asamblea de Vecinos por el NO A LA MINA – Esquel