“Charla informativa ‘La minería y la sociedad’” decían los anuncios de los mineros y funcionarios traídos desde la provincia de San Juan para promocionar la megaminería. Aunque sea una actividad prohibida por la ley en Chubut y aunque justamente San Juan sea el más nefasto ejemplo de desempeño de las mineras. E hicieron honor al título plasmando su visión de “sociedad”: no dejaron entrar a todo el público, solo ingresaron los que no pertenecían a ningún movimiento en contra de la actividad.

Por Asamblea de Vecinos Autoconvocados de Esquel por el NO A LA MINA

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“Pueden pasar… diez como máximo” decía un señor con el mentón hacia arriba en la puerta del Ecocentro, plagado de policías en toda “su ecología”, vestidos con sus atuendos acorazados. O sea, no dejaron participar libremente a integrantes de las asambleas. Alguien comenzó a gritar que la convocatoria era abierta que abrieran la puerta y dejaran pasar a todos.

Las decenas de vecinos que concurrieron desde distintos puntos de la provincia vieron cómo se les limitaba el acceso mientras seguían entrando otros. Decidieron que si no entraban todos, no entraba ninguno de ellos.

Entre tanto, aquellos que concurrieron ante la extorsión de los organizadores que anunciaron la recepción de currículums en el mismo horario de la charla, hacían una prolija cola que se extendía por cien metros. A ellos, los mineros los tuvieron más de dos horas para recibirles sus postulaciones, exhibiéndolos para justificar el saqueo y la contaminación.

Los vecinos de las asambleas, megáfono y banderas en mano, no lo dudaron. Se acercaron a los
vecinos de la cola y sucesivamente fueron tomando la palabra para hablarles de las falsas promesas de trabajo de las mineras; las consecuencias de la actividad sobre el agua de ríos y la subterránea; las sustancias peligrosísimas que utilizan y los procesos que amenazan el ambiente; el desplazamiento o la desaparición de otras actividades económicas; los daños que causa la megaminería en San Juan y otras provincias y mucho más.

Todo bajo la atenta mirada, pero también la escucha, de los señores de las corazas.

Adentro, solo invitados y permitidos. Afuera, los vecinos informando a los vecinos.