San Fernando del Valle de Catamarca, Catamarca, Argentina – 19/11/07. El conglomerado minero, consciente que la clase política catamarqueña ha perdido credibilidad en la opinión pública, está buscando que sectores de la Iglesia Católica den la cara en beneficio de una supuesta “minería responsable”. Ante eso y ofuscados por la poca contención social que han demostrado los políticos que trabajan a sueldo para ellos, ahora recurren a figuras como la de monseñor Luis Urbanc para vender “espejitos de colores”.
Fuente: Catamarcactual
De esta manera, el clero local se remite a la época de la conquista de América cuando la Iglesia fue el brazo evangelizador de lo que constituyó una verdadera invasión y posterior genocidio de los únicos dueños de estas tierras. Fue de la mano conciliadora (“hay que dar la otra mejilla”) de la Iglesia Católica que los conquistadores españoles y portugueses utilizaron para arrodillar a miles de pueblos aborígenes.
Ahora, el paralelismo es notable. Carente de reflejos mediáticos y desprotegido por una clase política desbordada por el inconformismo social en el Oeste, el pulpo minero busca la bendición de la Iglesia, imaginando, tal vez, que el recambio en la cúpula eclesiástica se producirá pronto.
Claro, Elmer Miani, con todas sus contradicciones, instaló el debate en la Mesa de Diálogo Minero, que difundió un documento condenando la ausencia del Estado en el control de la actividad minera.
Ahora, Urbanc aparece en los medios diciendo que existe una “minería responsable”, un eufemismo que oculta a la minería “irresponsable”. Es como pretender instalar una “ley de Etica” que establezca en su artículo 1 que los ciudadanos deben portarse correctamente. Espejitos de colores, que le dicen.
Una buena pregunta para Urbanc será, indiscutiblemente, si piensa continuar o no con la Mesa de Diálogo Minero, la que antes de la recaída de Miani, estaba por ingresar en el estudio de los efectos económicos y sociales luego de 10 años de Minería en Catamarca.