Buenos Aires, Argentina – 27/12/07.¿Porqué en Andalgalá existe una enorme mayoría de ciudadanos que no se rebelan contra la minería como pasa en muchas otras partes del país, como son: Esquel, Famatina, Tinogasta, Tucumán, Córdoba, Santiago del Estero, Mendoza, Salta, San Juan y muchas mas? ¿Qué hace que una comunidad tan presionada por la falta de libertad para expresarse, continúe mansamente aceptando como válidos solo los designios de las empresas mineras y no reconozcan que son engañados impunemente? Entonces se vino a la memoria el problema del Síndrome de Estocolmo y comencé a realizar un análisis de los factores que intervienen en estos casos, llegando a los siguientes resultados:
Por José Jorge Aldecoa
Hoy estaba escuchando la radio donde comentaban sobre dos profesionales de la medicina que habían sido secuestradas en África y me vino a la mente el famoso caso que había sucedido en Suecia en 1973, que dio logar a un profundo análisis psicológico que se transformó en un icono de la psicología social moderna y que se conoce como el Síndrome de Estocolmo.
Para aquellos que no conocen el hecho histórico y/o no saben porque lo llamaron así, vamos a narrar a continuación lo que pasó en esa oportunidad y sus derivaciones posteriores.
(*) Se trata de un hecho curioso sucedido en la ciudad de Estocolmo, Suecia. En 1973 se produjo un robo en el banco Kreditbanken de la mencionada ciudad sueca. Los delincuentes debieron mantener como rehenes a los ocupantes de la institución durante 6 días. Al entregarse los secuestradores, las cámaras periodísticas registraron el momento en que una de las víctimas besaba a uno de los captores. Y, además, los secuestrados defendieron a los delincuentes y se negaron a colaborar en el proceso legal posterior.
El Síndrome de Estocolmo es un estado psicológico en el que la víctima de secuestro, o persona detenida contra su propia voluntad, desarrolla una relación de complicidad con su secuestrador. En ocasiones, los prisioneros pueden acabar ayudando a los captores a alcanzar sus fines o evadir a la policía.
De acuerdo con el psicólogo Nils Bejerot, el síndrome de Estocolmo es más común en personas que han sido víctimas de algún tipo de abuso.
El síndrome de Estocolmo puede parecer curioso a primera vista. La literatura menciona varias posibles causas para tal comportamiento:
1. Tanto el rehén o la víctima como el autor del delito persiguen la meta de salir ilesos del incidente, por ello cooperan.
2. Los rehenes intentan protegerse, en el contexto de situaciones incontrolables, en las cuales tratan de cumplir los deseos de sus captores.
3. Los delincuentes se presentan como benefactores ante los rehenes para evitar una escalada de los hechos. De aquí puede nacer una relación emocional de las víctimas por agradecimiento con los autores del delito.
4. Con base de la historia de desarrollo personal se puede ver el acercamiento de las víctimas con los delincuentes, una impresión en la edad infantil. Un infante aprende que uno de los padres está enojado, aunque sufre por ello, puede tranquilizarlo por el desvanecimiento de los comportamientos “malos/enojados” y como prueba contraria trata “comportarse bien”, puede activar este reflejo en una situación extrema.
5. La pérdida total del control, que sufre el rehén durante un secuestro, es difícil de digerir. Se hace soportable en el que la víctima se trata de convencer a sí misma, ya sea por su propia voluntad, por ejemplo: se identifica con los motivos del autor del delito.
Hasta aquí los hechos y sus consecuencias psicológicas, pero ustedes se estarán preguntando: ¿Qué tendrá que ver todo esto con Andalgalá y menos con la minería?
Para comprender mi razonamiento debemos compartir las preguntas que yo me he estado haciendo desde hace bastante tiempo:
¿Porqué en Andalgalá existe una enorme mayoría de ciudadanos que no se rebelan contra la minería como pasa en muchas otras partes del país, como son: Esquel, Famatina, Tinogasta, Tucumán, Córdoba, Santiago del Estero, Mendoza, Salta, San Juan y muchas mas? ¿Qué hace que una comunidad tan presionada por la falta de libertad para expresarse, continúe mansamente aceptando como válidos solo los designios de las empresas mineras y no reconozcan que son engañados impunemente?
Entonces se vino a la memoria el problema del Síndrome de Estocolmo y comencé a realizar un análisis de los factores que intervienen en estos casos, llegando a los siguientes resultados:
Para que exista un estado psicológico que propicie este síndrome deben darse las siguientes condiciones:
a) Debe existir un secuestro o privación de la libertad de la víctima.
b) El secuestrador debe poseer mucho poder y dominar al secuestrado con el uso de su fuerza directa o indirectamente.
c) El secuestrador utiliza métodos sofisticados de persuasión para ganarse la voluntad y la confianza de la víctima, evitando así conflictos extremos.
d) La víctima para evitar ser agredida acepta las pautas impuestas por el secuestrador por temor a la represalia.
e) En ese juego de “tire y afloje” se genera una relación enfermiza que hace que la víctima llegue a defender lo indefendible o sea aceptar su situación de rehén como si fuera algo normal.
f) Esta relación de tipo amor/odio, llega a poner a la víctima en una posición de confraternizar con su captor y hasta amarlo en algunos casos.
g) La víctima, en esas situaciones, se transforma en un acérrimo defensor de sus captores, llegando a negar la lógica de la situación, que es la existencia de un delito liso y llano.
Ahora analicemos que pasa con los pobladores de Andalgalá siguiendo este razonamiento:
• Son rehenes de las Empresas Mineras, que controlan los medios de comunicación, las autoridades, el comercio, la educación, las instituciones intermedias y prohíben toda oposición directa o indirecta.
• Los secuestradores (las mineras) son tan poderosos que pueden comprar lo que quieran y manejar las conciencias con muy poco esfuerzo, ya que es una zona muy pobre y necesitada, de tal forma, que cualquier dádiva es una bendición para los desamparados pobladores locales.
• Las mineras han aprendido de experiencias anteriores, como Esquel, y no están dispuestos a repetir el fracaso de una explotación, para lo cual han dedicado mucha atención a la propaganda oral (radios), escrita (diarios y folletos) y visual (televisión, afiches, pancartas, etc.) para lograr convencer a la población de las bondades de la “minería sustentable” y del “futuro promisorio” que les deparará la explotación minera.
• La población, de muy bajos ingresos per capita, acepta con gusto las limosnas que les brindan las empresas y dado el reducido nivel de educación promedio, es presa fácil de las falsas promesas de un futuro bienestar económico.
• Como el lavado de cerebros se realiza desde la escuela primaria, al cabo de cierto tiempo las masas son educadas para sentir a las mineras como el padre benefactor y protector, que vela por la comunidad y su gente.
• Con las reiteradas promesas de “trabajo para todos”, incentivadas por los cursos de capacitación para los jóvenes que nunca conseguirán un puesto o con la nueva estrategia de dar trabajo a un grupo por unas pocas semanas, para reemplazarlos luego por otro grupo similar y así sucesivamente, logran mantener el interés y la adhesión de la gente, que en muchos casos se transforman en fanáticos defensores del modelo minero.
En la práctica esta relación de empresa/comunidad se hace tan fuerte que los grupos de autoconvocados y gente independiente pensante, no logra romper ese “hechizo” y los defensores de la mina hacen oídos sordos a los razonamientos lógicos y contundentes contra la minería devastadora y contaminante.
Como complemento de esta difícil situación, se suma la complicidad e irrestricto apoyo de gobernantes, funcionarios y políticos, que colaboran en todos estos procesos a favor de la minería, cercenando toda posibilidad de oposición, declarando a quienes intenten elevar su voz contra este nefasto modelo, como “ambientalistas subversivos” o “de incapaces de ver lo que le conviene al país” o declarar inconstitucional todo plesbicito o consulta popular para votar por el “SI” o por el “NO” a la explotación minera.
Me parece interesante este enfoque no tradicional en el tratamiento de estos temas, ya que creí oportuno analizar el comportamiento social de esta población a la luz de la psicología contemporánea y globalizada.
San Isidro, Diciembre de 2007
(*) Fuente: Wikipedia, la enciclopedia libre.