“El pueblo de Tambogrande dormía en lecho de oro. Había oro bajo las casas, y nadie lo sabía. La noticia llegó junto con la orden de desalojo. El gobierno peruano había vendido el pueblo entero a la empresa Manhattan Minerals Corporation.”
Por Eduardo Galeano*

 

 

Junio 3


La venganza de Atahualpa

 

El pueblo de Tambogrande dormía en lecho de oro.

Había oro bajo las casas, y nadie lo sabía.

La noticia llegó junto con la orden de desalojo. El gobierno peruano había vendido el pueblo entero a la empresa Manhattan Minerals Corporation.

Ahora serán todos millonarios, les dijeron. Pero nadie obedeció. En el día de hoy del año 2002, se conoció el resultado del plebiscito: los habitantes de Tambogrande decidieron seguir viviendo de las paltas, los mangos, las limas y demás frutos de la tierra trabajosamente conquistada al desierto.

Bien saben ellos que el oro maldice los lugares donde aparece: deja cerros volados por la dinamita y ríos envenenados por los residuos de las empresas mineras, que contienen más cianuro que agua bendita.

Y quizá también saben que el oro enloquece a la gente, porque el hambre de oro crece comiendo.

En 1533, el conquistador español Francisco Pizarro mandó estrangular a Atahualpa, rey del Perú, aunque ya Atahualpa le había entregado todo el oro que exigía.

* Los Hijos de los Días, 2012, página 183.