Acabamos de realizar una caminata en defensa de la vida, del medio ambiente y de rechazo a la minería instalada en Cerro Blanco, Asunción Mita, convocada por la Iglesia católica presente en Jutiapa, con la participación de sacerdotes, consejos pastorales, representantes de grupos y movimientos laicales. Hasta de San Luis Jilotepeque, Jalapa, hubo una significativa participación encabezada por su párroco.
Por Víctor M. Ruano P.
25/10/2009. Es el pueblo pobre y sufrido de Guatemala, pero con dignidad y firmeza en la defensa de sus derechos y su territorio, el que se pronuncia contra la minería mediante caminatas, bloqueos de carreteras y diversas protestas, que serán cada vez más enérgicas y audaces hasta poner en crisis aguda al Gobierno y la frágil institucionalidad del país si no se atienden pronto sus legítimas demandas.
Mientras las élites económicas y poderosas del país, por un lado, observan impávidas la fuerza y creatividad del movimiento social de los excluidos de siempre, que van recuperando su protagonismo, por el otro, refunfuñan entre ellos y afinan estrategias con los gobiernos de turno para proteger sus privilegios, en el marco de un Estado deslegitimado y una dirigencia política corrupta y servil.
El Gobierno de la Unidad Nacional de la Esperanza y sus secuaces se empecinan al no atender las demandas del pueblo guatemalteco, tal como hicieron los anteriores, desde Vinicio Cerezo hasta los últimos: Álvaro Arzú, Alfonso Portillo y Óscar Berger. A ellos les preocupan más “las implicaciones económicas”, como lo afirmó Álvaro Colom al justificar la presencia de las mineras en el país, que la vida del pueblo y del medio ambiente.
Bien dijo Jesús que “los jefes de las naciones los tratan como si fueran sus dueños y los poderosos los oprimen”. En efecto, ese ha sido el proceder de los que han gobernado Guatemala en contubernio con las élites económicas más recalcitrantes y voraces que creen que el país es su finca. ¿Cuándo llegará el día en que nos veamos libres de esas camarillas de corte neoliberal-capitalista que se adueñaron del país y tratan con desprecio al pueblo? Esa alianza perversa se afianza en cada proceso eleccionario. Allí es cuando sacan la cara de mansos corderitos, pero por dentro son lobos que matan el rebaño, seducidos por la riqueza y el poder.
Colom no romperá los negocios turbios de sus antecesores, porque “son coyotes de la misma loma”, dice la gente cuando ve su cinismo, al mismo tiempo que añade: “Todos se tapan con la misma chamarra”. La tozudez de los gobernantes contrasta con la sabiduría del pueblo. Los que concedieron licencias mineras y quienes andan “gobernando con la gente” ignoran que toda la riqueza del subsuelo guatemalteco no vale lo que vale el más pobre y humilde de los guatemaltecos. La vida y la salud de cualquier jutiapaneco valen mucho más que el millón decientas mil onzas de oro que extraerán de Cerro Blanco.
¡Mineras, fuera! es la consigna, y que asuman “las implicaciones económicas” que tanto preocupan al presidente, su familia, ya que ella “sí progresa”, los que financiaron su campaña y ahora recuperan con creces lo invertido, y los que gobernaron, desde Arzú hasta Berger, puesto que son los únicos responsables al tranzar con las empresas mineras. El pueblo no pagará las consecuencias de los jugosos negocios realizados por estos “vendepatria”.