La existencia de varios títulos para explotación minera en los territorios del Oriente antioqueño asusta a pobladores de El Carmen de Viboral, que no quieren minería en su localidad.
Cualquier posibilidad que tenga la minería a gran escala de aparecer en el paisaje de El Carmen de Viboral asusta a un sector de la población que valora más el verde de las montañas y la pureza del agua que el oro o cualquier otro mineral que se pueda extraer de debajo de la tierra.
Por lo pronto, el Ministerio de Ambiente incluyó el 80 por ciento del territorio del municipio en zonas excluidas de la minería. Aunque existan títulos mineros —que los hay y tienen en alerta a activistas de la región— no se podrá conceder la licencia para la explotación.
Pero con la decisión que hizo oficial el ministro Gabriel Vallejo López, en Marinilla, no se alejan los temores.
Hay un pedido comunitario por ir más allá, llamando a una consulta popular para que la comunidad manifieste su rechazo a la minería en su territorio, aunque las voces que promueven la iniciativa no han sido atendidas siempre.
Diego Mauricio Orozco Layos, integrante de la Mesa de Comunicaciones No a la Minería, señala que el alcalde Néstor Martínez Jiménez descartó convocar a la consulta popular a pesar del respaldo de 1.246 habitantes que firmaron por la iniciativa. El mandatario manifestó que el asunto no era de competencia para la Administración Municipal. Un fallo de tutela ordenó la semana pasada que la solicitud sea transferida a quien considere competente.
La preocupación que han transmitido los integrantes de este colectivo, en su mayoría jóvenes, existe por 23 títulos mineros que implican tierras del municipio. Algunos de estos, afirman los miembros de la Mesa de Comunicaciones, están pendientes de licencia ambiental. Anglo Gold Ashanti, además de otras compañías y personas naturales, tendrían algún interés en la exploración o en el negocio que representa la cesión de los derechos.
La existencia en el subsuelo de oro, cobre y platino, entre otros metales de valor, está por probarse en tierras donde ha sido tradicional el uso de arcillas y materiales de construcción, extraídos de manera artesanal, principalmente para la fabricación de loza, actividad que da reconocimiento a la población.
Blindaje contra la minería
El Carmen de Viboral tiene tierras que quedaron incluidas en tres zonas fuera del alcance de la minería, que contando terrenos en jurisdicción de otros seis municipios, representan alrededor de 38.500 hectáreas de las 101.704 protegidas por la decisión del Ministerio.
Los cañones de los ríos Melcocho y Santo Domingo, en El Carmen, abarcan una de cuatro zonas demarcadas como reservas protectoras forestales regionales. Y la localidad también tiene que ver con dos de los siete distritos de manejo integrado definidos por el Minambiente: el de Cerros de San Nicolás, que llega hasta El Retiro, La Unión, La Ceja y Rionegro; y del Sistema Vihao – Guayabal, que comparte con El Santuario y Cocorná.
Para el director de Cornare, Carlos Mario Zuluaga Gómez, son áreas de interés hídrico y la conservación del agua está sobre los demás conceptos. Antel el anuncio, el alcalde de El Carmen de Viboral, Néstor Martínez, también destacó el beneficio que para el municipio traerá la protección de gran parte del territorio, “para evitar que haya explotación minera en zonas importantísimas donde nacen ríos, cuencas, y hay una biodiversidad impresionante”.
ANTECEDENTES
PUEBLOS QUE YA HAN DICHO “NO”
En julio de 2013 los ciudadanos del municipio de Piedras, en el departamento de Tolima, manifestaron mediante una consulta popular su rechazo a la práctica de actividades mineras en su territorio. Con el pronunciamiento se marcó un precedente sobre la oportunidad que tendrían los pobladores de un municipio de decidir sobre la vocación económica de la localidad. En Antioquia, bajo el amparo de la sentencia C-123 2014 de la Corte Constitucional, donde se promueve la participación “activa y eficaz” de la ciudadanía en la toma de decisiones sobre los asuntos que podrían afectar su calidad de vida, iniciativas semejantes han tenido lugar en la región del Suroeste, por parte de las comunidades de Támesis y Pueblorrico.