PASCUA LAMA Y EL DOLOROSO SILENCIO OFICIAL – Uno de los mayores escándalos que perseguirán a futuro la gestión de los Kirchner —al menos en el recuerdo popular—, es aquel referido a la megaminería. No se trata ya del silencio oficial por el avance de Osisko en Famatina, La Rioja, sino de la entrega de recursos naturales a firmas de dudosa reputación de la talla de Barrick Gold, creada por el traficante de armas y drogas Adnán Khashoggi. La destrucción que se provocará no será a corto, sino a mediano y largo plazo y lo van a “facturar” las generaciones venideras.
En tal sentido, el proyecto más emblemático de la desolación que vendrá es el Pascua Lama, que involucra a Chile y la Argentina y que consiste en la explotación de una mina a cielo abierto de la que se extraerá oro, plata, cobre y otros minerales.
Uno de los problemas que se presenta a ese respecto es el método de extracción, ya que se hará a través del uso de cianuro, lo cual abre grandes probabilidades de contaminación del agua de los glaciares muy próximos a la zona donde trabajará la Barrick. Según el diputado Miguel Bonasso, conocedor como pocos del tema, “se va a dejar un dique de agua lleno de cianuro y será un desastre ambiental”.
A su vez, el Gobierno ha intentado tranquilizar a los ambientalistas asegurando que habrá un férreo control de lo que se haga. Sin embargo, un solo dato echa por tierra todo intento: la zona de Pascua Lama es una suerte de “tercer estado” al cual no tienen acceso ni la Argentina ni Chile. Lo que allí ocurra solo lo saben quienes llevan adelante el emprendimiento minero. ¿Cómo creer entonces en lo que se dice a nivel oficial? ¿Por qué el “compromiso” del gobierno con Barrick Gold se mantiene en estricto secreto?
Por caso, a pesar de que se sostiene que no está permitido el uso de cianuro, Tribuna de Periodistas pudo saber que se está transportando esa sustancia desde el puerto de San Lorenzo, en Rosario, hacia la zona de Pascua Lama a través de camiones. Ello ocurre todos los meses y fue confirmado por fuentes de esa zona portuaria. “Usted por medio del ‘Caballo’ Suárez del SOMU puede obtener la data precisa de ingreso de los buques y data de los peones de la estiba del puerto”, advirtió uno de los informantes consultados. Este medio intentó contactarse con el gremio de Suárez pero no obtuvo respuesta.
No obstante ello, se pudo confirmar, no solo que el cianuro entra al país a través de San Lorenzo, sino también a través del puerto de Santa Cruz.
El dato es muy sencillo de verificar, como lo hizo Tribuna. En el caso de San Lorenzo, el camino que toman los camiones se da a través de la Ruta 9 y culmina en la 141 de San Juan. En relación a Santa Cruz, la clave está en la Ruta 3.
Concluyendo
Oportunamente, Cristina Kirchner dio un encendido discurso en el que reveló que el titular de la firma Barrick Gold, Peter Munk, la había visitado en Buenos Aires. “Era un proyecto cuando me visitó su titular (…) Precisamente vino a visitarme para conocerme porque primero quería charlar conmigo antes de someter a su board el tema de reiniciar el proyecto de Pascua Lama”. Esas palabras encendieron rápidamente la polémica.
¿No hubiera sido más conveniente que la mandataria hubiera redireccionado entonces la visita de Munk hacia aquellos que están al tanto del tema minero? ¿Tan sencillo es sentarse en el despacho de un Presidente —o la esposa de este— a efectos de “proponer” un negocio que pondrá en vilo el futuro del medio ambiente en la Argentina?
En realidad las sospechas por el impulso que el Gobierno le da al proyecto de Barrick Gold se sustenta, no solo en las palabras de Cristina, sino también en las elocuentes fotografías oficiales de su visita a esa firma en Canadá y la recepción del propio Munk en Casa de Gobierno.
Mientras esto ocurre, más de 400 personas, en completa soledad enfrentan un oscuro proyecto minero en Famatina. En un perdido lugar de La Rioja, que a pocos parece interesarles.
En un sitio donde, lamentablemente, el Estado ha mostrado su preferencia al asesino silencio antes que a la vida