Vecinos de Concepción, Tafí del Valle, Santa María, Belén, Andalgalá y Cafayate cierran filas para impedir el avance de las mineras en la explotación de oro y cobre. Insisten en que significan enfermedades y el fin de sus cultivos y animales.
En diálogo exclusivo con primerafuente, el diputado nacional de izquierda, Carlos Tinnirello, está convencido de que hay que prohibir los emprendimientos mineros a cielo abierto porque atentan contra la calidad de vida y el medio ambiente. El parlamentario inició ayer una recorrida por las poblaciones afectadas. En Santa María cayó un 70% la producción agraria y ni los sapos volvieron a aparecer. Se estima que hay unos 600 emprendimientos mineros a explotar en el corto plazo en el país.
Como el rugir del suelo que se produce con la voladura de una mina, se despertó la resistencia de los habitantes del valle del este catamarqueño y del sur tucumano a los emprendimientos de minería a cielo abierto. A casi diez años de la puesta en marcha del yacimiento de Bajo La Alumbrera, en Catamarca, vecinos de Santa María, Andalgalá y Belén aseguran que viven una pesadilla. Sus tierras se secaron, sus animales se mueren y son víctimas de enfermedades que antes no padecían. Y los vecinos de Alpachiri (Concepción) sienten que no están lejos de estas amenazas.
Para palpar otra vez in situ los devastadores efectos de la minería metalífera, el diputado nacional del unibloque Red de Encuentro Social (Redes), Carlos Tinnirello, inició ayer una recorrida por Concepción, Tafí del Valle, Santa María, Belén, Andalgalá y Cafayate. En su paso por Tucumán, primerafuente dialogó con el parlamentario porteño, quien ya presentó varios proyectos en el Congreso Nacional tendientes a la paralización de las inversiones mineras en defensa del medio ambiente. En la ciudad del sur tucumano, visitó, acompañado de Marcos Pastrana (representante de la comunidad de Tafí del Valle) y de Roque Chaile (ingeniero de Santa María), la zona de Alpachiri, donde hace más de dos años se registró un derrame del mineraloducto de Minera Alumbrera.
Militante de izquierda, Tinnirello cree que no hay vueltas a este problema: hay que prohibir los emprendimientos de minería metalífera a cielo abierto. “No se pueden mitigar los daños. Con la empresa Minera Alumbrera quedó demostrado cómo se destruye la vida de las personas y de animales. Lo que sí se puede hacer es discutir cuáles son las necesidades de la población y planificar en qué lugares se puede explotar la minería para provocar el menor perjuicio posible”, sostuvo antes de partir a los Valles Calchaquíes.
El parlamentario de pensamiento socialista admite que el panorama no es optimista dado que las millonarias inversiones mineras destinadas a explotar los recursos naturales en distintos puntos del país están avaladas por la política de Estado del presidente Néstor Kirchner. “Hay una cierta complicidad de los distintos gobiernos con los inversionistas. Esto pasa en Tucumán y en el resto del país”, advirtió al recordar los 30 millones de dólares que pagó Minera Alumbrera al gobierno tucumano el año pasado para “compensar” irrisoriamente el daño ambiental. Puntualizó que en estos momentos hay unos 600 emprendimientos mineros a desarrollar en el corto plazo en el país.
Tinnirello, quien es secretario de la comisión de Recursos Naturales y Conservación del Ambiente Humano de Diputados, está convencido de que al gobierno nacional sólo le interesa que la Argentina se transforme en un abastecedor de materia prima minera a los monstruosos mercados de China, Europea y EE.UU. “Y esto significa la destrucción del medio ambiente y de las economías regionales, la utilización y contaminación del agua”, alertó. Lejos de frenar su explotación, Minera Alumbrera ya ratificó que se quedará hasta 2016 en las tierras catamarqueñas.
Agua Rica, a 15 kilómetros de Andalgalá, es el próximo proyecto de gran envergadura que los vecinos quieren frenar (está en la etapa de aprobación del estudio de impacto ambiental y se prevé que se pondría en marcha en marzo del año próximo). “Significará la muerte de la ciudad. Es otro sueño para los inversores y una nueva pesadilla para los pueblos”, lamentó Tinnirello, quien habló de una contradicción porque mientras las multinacionales aumentan sus riquezas, la gente se empobrece.
El levantamiento de los pueblos
La bronca de la gente en el este catamarqueño también se multiplica en Chilecito (La Rioja) y San Juan, como en otros puntos del sur argentino. “En Chilecito se movilizaron los productores que tienen afectados sus cultivos para que se frenen los proyectos mineros”, recordó. “La salida está en la misma gente. Cuando el pueblo se desmoviliza, pierde.
Por eso, recomiendo a la gente que confíe en sus propias fuerzas y en sus convicciones. La unidad y la movilización son los que permiten los cambios. Los representantes tenemos que proponer alternativas políticas”, sostuvo. La toma de conciencia de los habitantes en cuanto a la importancia del cuidado del medio ambiente es cada vez mayor. Y en esto, la movilización de los vecinos de Gualeguaychú jugó un factor clave, ya que instó a la gente a salir a la calle para pelear por sus derechos a una mejor calidad de vida.
Santa María ya no es la de antes Roque Chaile, ingeniero hidráulico de Santa María, lamenta que su ciudad ya no sea la tierra elegida por los asmáticos y alérgicos. El aire que se respira ni el agua que se bebe ya no son puros. Mueren los equinos y hay zorros pelados. Y, con asombro, dijo que hasta los sapos no volvieron a
aparecer. Pero esto no es todo.
“Los minifundistas se quedaron sin sus producciones por la falta de agua. Las plantaciones de pomelo, maíz, nogales, manzanas, duraznos y algarrobo (en menor medida) quedaron a tres metros del agua subterránea”, describió al puntualizar que la producción minifundista cayó un 70 por ciento. Esto provocó que los productores, de autoabastecerse ahora pasen a depender del Estado. “En los últimos años, la cantidad de beneficiarios del plan Jefes y Jefas de Hogar pasó de 800 a 3.000 en Santa María”, precisó.
Según explicó el especialista, la empresa Minera Alumbrera está extrayendo unos 100 millones de litros de agua por día de Campo de Arenal, que es un dique subterráneo (reserva de agua) que regula los niveles hidráulicos y el clima de los valles de Andalgalá y Santa María, ubicado a unos 35 kilómetros de la esta última ciudad y de unos 14 de la mina Bajo Alumbrera. “Al sacar esa agua desequilibró todo el sistema en una zona que es semidesértica”, alertó.
“El gobierno catamarqueño le bajó el pulgar a la agricultura y al turismo y nos quiere convertir en mineros, cuando esta actividad dura sólo un tiempo y la tierra necesita más de mil años para que se descontamine. No tenemos ningún control y nos tratan de terroristas cuando salimos a defender nuestras tierras”, dijo Chaile
Ahora, el alerta de los vecinos está puesto en el proyecto de Agua Rica. “Si el gobierno autoriza la inversión, resistiremos a toda costa la explotación de la mina. El Campo Arenal se comporta como el tanque de agua que está en nuestra casa y cuando lo utiliza la mina es como si le introdujeran una bolsa con residuos tóxicos”, advirtió. Chaile calculó que los daños ambientales llega directamente a unos 100.000 catamarqueños.
El desastre ecológico
Se eliminó el 70% del agua del Valle Calchaquí. El Río Santa María está prácticamente seco.
Cada mina consume alrededor de 100 millones de litros de agua por día.
Aumentaron los casos de cáncer y problemas respiratorios.
Cayó un 70% de la producción agraria.
PRIMERA FUENTE (Tucumán, Argentina)