Toronto, Canadá – 04/03/09. La directora de Minas de Colombia, Beatriz Duque Montaya, aseguró hoy que su país le va a apostar al sector minero para competir con las dos potencias de Suramérica, Chile y Perú, para lo cual pretende aumentar su producción a un ritmo del 6,4 por ciento anual hasta 2019. Incluímos también el artículo “Caos minero y ambiental”, referido a la situación colombiana ante los permisos mineros en el 40 por ciento del área de los páramos -fuente estratégica del agua-, así como en quince parques nacionales minetras que la explotación de material de arrastre en el lecho del Mira incrementó la vulnerabilidad de la región a las crecientes.
Fuente: agencia EFE

Duque consideró en una entrevista con Efe en el marco de la feria minera PDAC 2009, que termina hoy en Toronto, que Colombia jugará un creciente papel en el mundo minero en los próximos años se está colocando entre los inversores extranjeros para rivalizar con los dos principales productores de la región.

“Aún somos un país inexplorado a nivel minero y compartimos una geografía similar a la de otros países que tienen una industria minera boyante, como Perú y Chile básicamente. Y el Gobierno colombiano ha trabajado en los últimos seis años para cambiar esa tendencia”, explicó.

La funcionaria colombiana añadió que la estrategia de crecimiento de Bogotá para el sector tiene en su mira a Chile y Perú.

“Tenemos una mirada a medio plazo. Hemos hecho unas previsiones en minería al 2019 porque queremos posicionarnos como uno de los países más importantes de la minería, para estar como una gran jugador al lado de países como Chile (y) Perú”, sostuvo.

Su meta en los próximos diez años, señaló, es que su “producto interior bruto (PIB) minero crezca un 6,4 por ciento constantemente a nivel anual”, objetivo que calificó de “muy ambicioso”.
La directora de Minas reconoció que la crisis económica mundial afectará a este sector.

Pero expresó su optimismo sobre las perspectivas del país, al destacar que la “inversión extranjera directa el año pasado en minería creció mucho”, ya que al tercer trimestre era ya superior al acumulado de todo el 2007.

“Creemos que este año nos va a impactar. Pero seguimos optimistas. Seguimos pensando que tenemos las mejores condiciones en Latinoamérica y es lo que estamos promoviendo”, continuó.

La funcionaria admitió que negar que la crisis afecta a Colombia “sería tonto” y de que “es evidente que va a haber una disminución en la inversión en exploración especialmente”, pero expresó su convencimiento de que parte del futuro del sector en Colombia pasa por las explotaciones de oro.

“El oro sigue con unos buenos precios y nosotros hemos tenido mucha exploración en oro”, argumentó.

“Colombia tiene explotaciones mineras de gran escala en carbón y ferro-níquel. Estamos apuntando a que también haya ese tipo de explotaciones a nivel de oro y metales preciosos en general pero especialmente oro”, afirmó Duque, que recordó que el año pasado hubo “un descubrimiento interesante, con unos recursos superiores a 12 millones de onzas, en el proyecto La Colosa”.

“Ese proyecto demostró al mundo que Colombia tiene depósitos de categoría mundial. Y eso es muy importante. El oro es a lo que estamos apuntando nosotros”, concluyó.

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Caos minero y ambiental
Por Manuel Rodríguez Becerra *

La gran tragedia ocasionada por el río Mira es, en parte, el resultado del creciente caos ambiental de nuestra minería. Como Jaime Arocha lo denunció (El Espectador, 25 de febrero de 2009), la desordenada explotación de material de arrastre en el lecho del Mira incrementó a tal grado la vulnerabilidad de la región a las crecientes que lo sucedido difícilmente podría denominarse como un desastre natural.

Paradójicamente, una entidad del Estado, Ingeominas, está contribuyendo con creces al caos mineroambiental al haber otorgado títulos mineros en el 40 por ciento del área de nuestros páramos -fuente estratégica del agua-, así como en quince parques nacionales: sitios únicos e insustituibles para la conservación de nuestra gran riqueza en biodiversidad.

Los altos funcionarios del sector minero arguyen, con frecuencia, que han actuado de conformidad con la Ley. Una afirmación que no es correcta para el caso de los parques nacionales naturales, puesto que nuestra legislación no permite tal tipo de actividad productiva en estas áreas protegidas, y que tampoco lo es para otras áreas de especial valor ecológico, de acuerdo con la sentencia de la Corte Constitucional.

Entre la minería con negativo impacto ambiental en nuestro territorio sobresale la del oro, que se adelanta mediante el uso irresponsable y brutal de retroexcavadoras, cianuro y mercurio, dejando un paisaje arrasado y ríos y quebradas contaminados en forma letal. Puesto que los ahora denominados grupos emergentes controlan buena parte de estas empresas, es al Ministerio de Defensa a quien corresponde ponerles punto final, pero hasta la fecha ha registrado una dañina pasividad.

El creciente caos no es solamente el producto de la pequeña y mediana minería. Así, la Procuraduría General de la República, en informe elaborado hace cerca de dos años, señaló que la gestión ambiental de las grandes empresas mineras del carbón en el departamento del Cesar deja mucho que desear. Y, sin embargo, ello no fue impedimento para que se otorgara a la Drummond, con su muy cuestionable récord ambiental, la licencia para adelantar la mayor explotación minera de que se tenga noticia en el país, lo que es una señal equívoca para el sector productivo en materia de sus responsabilidades frente a nuestro medio natural.

En este desolador panorama, se identifican empresas que están cumpliendo la normatividad ambiental, pero estas parecen ser hoy más la excepción que la regla. Es decir, al mismo tiempo que nos estamos convirtiendo en un país minero, el Estado colombiano no solo está demostrando una gran incapacidad para asegurar que esta actividad se desarrolle respetando las más elementales condiciones para la protección de nuestro medio ambiente, sino que, con frecuencia, ha jugado el patético papel de incentivar su destrucción, como se evidencia en el caso de los páramos.

Por fortuna, el ministro del Ambiente, Juan Lozano, y su viceministra, Claudia Mora, han tomado una posición vertical en contra de aquella minería que ponga en riesgo la protección del agua, y están buscando anular los títulos mineros concedidos en los páramos y excluir estas y otras áreas de especial valor ecológico de tal actividad. Además, han subrayado que el imperativo de conservar las fuentes de agua es una guía fundamental para decidir sobre los futuros proyectos mineros, incluyendo el controvertido caso de la explotación aurífera de Cajamarca por la empresa AngloGold Ashanti.

Sin duda, la minería es una gran oportunidad para el desarrollo del país, pero sólo debe adelantarse si no atenta contra la protección del agua y otros bienes ecológicos y sociales esenciales. En muchos casos, no existe -según nos lo enseñan la ciencia, la historia y la prudencia- compromiso posible, y se debe tener el valor y la honestidad con el país de rechazar la inversión minera cuando nos prometa falsos venados de oro.

* Ex ministro del Ambiente
mrb@adm.uniandes.edu.co