Buenos Aires, Argentina – 26/11/08. A raíz del veto presidencial a la ley de Protección de Glaciares y el retorno al Congreso Nacional del texto sancionado con amplísimo consenso, numerosas organizaciones sociales y también personalidades de la política, la investigación la cultura y los derechos humanos manifiestan su rechazo al veto y confirman la necesidad de que los legisladores nacionales ratifiquen el texto legal originalmente sancionado. Aquí transcribimos el comunicado emitido por el Foro de Pensamiento y Construcción Social y las cartas del Premio Nobel de la Paz, Adolfo Perez Esquivel y de Javier Rodríguez Pardo.
Fuentes: Foro de Pensamiento y Construcción Social y Servicio de Paz y Justicia

Comunicado del Foro de Pensamiento y Construcción Social
sobre el veto presidencial a la ley de protección de los glaciares

21 de noviembre de 2008

Con la sanción, el 22 de octubre de 2008, de la “Ley de Presupuestos mínimos ambientales de Protección de los glaciares y ambiente periglacial” (ley 26.418), Argentina iba a disponer de un primer instrumento para cumplir con su deber de cuidar nuestras fuentes de agua dulce. Pero el 10 de noviembre de 2008, con el decreto 1837/2008, la Presidenta de la Nación Cristina Fernández de Kirchner vetó de manera incomprensible e inaceptable esta ley esencial para la protección de nuestro medio ambiente.

El texto de esta ley, elaborado con el asesoramiento del Instituto Argentino de Nivología, Glaciología y Ciencias Ambientales (IANIGLA), disponía dos medidas principales: la creación de un Inventario Nacional de Glaciares, y la prohibición de la exploración y explotación minera o petrolífera en los glaciares y en el ambiente periglacial saturado en hielo. Por lo tanto, la ley impedía la realización del mega-proyecto binacional Pascua-Lama, en la frontera argentino-chilena en la zona de San Juan. Detrás de este proyecto minero de una inversión inicial de 1500 millones de dólares, está la poderosa multinacional Barrick Gold, la cual hace un año patrocinaba eventos de la campaña presidencial de Cristina Kirchner.

Este veto muestra una vez más que el gobierno elige privilegiar los grandes intereses económicos sobre la vida del pueblo. La presidenta no toma en cuenta el contexto internacional actual, de una preocupante escasez del agua; este recurso, además de ser fundamental para la vida, se está volviendo unos de los recursos estratégicos más importantes. En Argentina, todavía el 20% de la población rural no tiene acceso a una fuente mejorada de agua potable[1]. Esta situación contrasta de manera inadmisible con el uso irracional de este recurso por algunas empresas, como Minera Alumbrera Ltd, que consume alrededor de 100 millones de litros de agua diarios con el permiso de las autoridades públicas. En lugar de proteger nuestro medio ambiente, la decisión presidencial es continuar provocando daños irreversibles.

Además, los argumentos presidenciales son inadmisibles. Como lo reconoce la propia Presidenta en los fundamentos de su decreto, ese veto es producto de las presiones de los gobernadores de las provincias mineras, como José Luis Gioja de San Juan, y de la Secretaría de Minería de la Nación. Por otro lado, la Presidenta invoca la imposibilidad de hacer un inventario de los glaciares porque interferiría en la demarcación de las fronteras con Chile, sin embargo ese país ya posee un inventario de los suyos.

En primera instancia, esa ley fue aprobada por unanimidad en la Cámara de Diputados y con sólo tres votos en contra en el Senado. Ahora, para rechazar el veto presidencial y que se promulgue la ley, se debe obtener los dos tercios de los votos en ambas Cámaras, algo difícil de lograr a causa de las presiones del lobby minero y de la Presidenta sobre los legisladores.

La vida no se negocia, recordamos el reclamo permanente de las Asambleas de ciudadanos autoconvocados: “el agua vale más que el oro”. Al lobby de las poderosas multinacionales mineras y de los gobernadores mineros, tenemos que oponer la unión del pueblo, y exigir a nuestros representantes que actúen con coherencia y responsabilidad, defendiendo el derecho a la vida y a vivir en un ambiente sano.

FORO DE PENSAMIENTO Y CONSTRUCCIÓN SOCIAL
ARGUMEDO Alcira. ATUATI Rafael. BARAVALLE Mirta. BARBIERI Adriana. BORIS Diego. BRUNATI Luis. Docente. CALGARO Carlos. CORTIÑAS Nora. DIMARCO Juan Carlos. ECHEVERRÍA Daniel. FERNÁNDEZ Beatriz. GUZMAN Fernando. HELGUERA Adela María. JULIÁ Carlos. MARZANO Liliana. PÉREZ ESQUIVEL Adolfo. PÉREZ ESQUIVEL Leonardo. PINO SOLANAS Fernando. PIÑA Joaquín. OLMEDO Jesús. OLMEDO Pedro. PELLONI Martha. RAFFO Julio C. RICCI Juan E. SARACINI Carlos. TORREIRO Jorge. YAHDJIAN Juan.

Siguen las firmas…

Contacto: forodepensamientoyconstruccion@gmail.com
___________________________________________________________________________
Carta de Adolfo Pérez Esquivel – Premio Nobel de la Paz

Buenos Aires, 19 de noviembre de 2008.-
Señores Diputados y Senadores Nacionales:

Reciban el fraterno saludo de Paz y Bien.

Me dirijo a Uds. para expresarles mi profunda preocupación, frente a la política nacional de protección del medio ambiente, y en particular frente a la falta de protección de uno de los recursos más valiosos que tenemos en Argentina: el agua.

El contexto internacional actual es de una preocupante escasez de este recurso fundamental para la vida. Se viene advirtiendo que el siglo XXI será el siglo de los conflictos por el agua, ya que el “oro azul” se está convirtiendo en uno de los recursos estratégicos más importantes. En el mundo, más de 1200 millones de personas no tienen acceso al agua potable. En Argentina, todavía el 20% de la población rural no tiene acceso a una fuente mejorada de agua potable (1). Esta situación contrasta de manera inadmisible con el uso irracional de este recurso por algunas empresas, como Minera Alumbrera Ltd, que consume alrededor de 100 millones de litros de agua diarios con el permiso de las autoridades públicas, sin interesarles los daños provocados.

Por otro lado, cabe destacar que de toda el agua que hay en la tierra, el 97.14% de la cantidad total del agua superficial, sólo el 2.59% es dulce. De ésta, el 70% está congelada en los polos y en los glaciares. Por lo tanto, los glaciares constituyen una reserva de agua esencial para nuestro pueblo: hoy es de fundamental importancia en algunas provincias del país (2), y se va a tornar cada vez más indispensable.

Tenemos el deber de cuidar nuestros glaciares. Con la sanción, el 22 de octubre de 2008, de la “Ley de Presupuestos mínimos ambientales de Protección de los glaciares y ambiente periglacial” (ley 26.418), la Argentina iba a disponer de un primer instrumento para cumplir con esta necesidad de proteger nuestras fuentes de agua dulce. El texto de esta ley, elaborado con el asesoramiento del Instituto Argentino de Nivología, Glaciología y Ciencias Ambientales (IANIGLA), disponía dos medidas principales: la creación de un Inventario Nacional de Glaciares, y la prohibición de la exploración y explotación minera o petrolífera en los glaciares y en el ambiente periglacial saturado en hielo.

El 10 de noviembre de 2008, con el decreto 1837/2008, la Presidenta de la Nación Cristina Fernández de Kirchner vetó esta ley esencial para la protección de nuestro medio ambiente. Esta norma había sido sancionada por Ustedes, representantes del pueblo argentino, por unanimidad en la Honorable Cámara de Diputados de la Nación, y con sólo tres votos en contra en la Cámara de Senadores de la Nación. Fue un miembro del propio partido de la Presidenta, Daniel Filmus, quien presentó el proyecto de ley en el Senado, y lo hizo en esos términos: “Hablamos de uno de los temas más importantes que puede tener la Argentina en el futuro. Un tema que no contaba con una legislación específica y que es fundamental y decisivo, porque aludimos principalmente a las reservas de agua de nuestro país. Y sabemos que las reservas de agua, no sólo en nuestro país sino en todo el mundo, constituyen uno de los recursos esenciales para el tiempo que por venir”.

Como lo reconoce la propia Presidenta en los fundamentos de su decreto, ese veto es producto de las presiones de los gobernadores de las provincias mineras, como José Luis Gioja de San Juan, y de la Secretaría de Minería de la Nación. Otra prueba de la presencia del lobby minero, es el hecho de que el Ejecutivo haya solicitado que el proyecto sea reconsiderado por la Comisión de Minería y no por la de Recursos Naturales como correspondía por ser la originaria. Esto no es otra cosa que claudicación y falta de responsabilidad con el pueblo. No entren en ese juego nefasto. Esperamos de ustedes claridad y decisión en defensa del pueblo, de la biodiversidad y protección de los recursos naturales come el agua.

Con la prohibición de realizar actividades mineras en los glaciares, la ley impediría la realización del mega-proyecto binacional Pascua-Lama, en la frontera entre San Juan y Chile. Detrás de este proyecto minero de una inversión inicial de 1500 millones de dólares, está la poderosa multinacional Barrick Gold, la cual hace un año patrocinaba eventos de la campaña presidencial de Cristina Kirchner. De eso se trata el veto, una vez más privilegia los grandes intereses económicos por sobre la vida del pueblo. En lugar de proteger nuestro medio ambiente, la decisión presidencial es continuar provocando daños irreversibles a los glaciares.

La vida no se negocia. Les recuerdo el reclamo permanente de las Asambleas de ciudadanos autoconvocados: “el agua vale más que el oro”.

El 18 de noviembre de 2008, en la reunión de la Comisión de Recursos Naturales de la Cámara de Diputados que debatió el veto, sólo 8 de los 31 miembros estuvieron presentes, la gran mayoría de los diputados del bloque oficialista Frente Para la Victoria estuvo ausente, una actitud inadmisible e irresponsable, sometidos a las presiones del Poder Ejecutivo y de las empresas transnacionales. Tengo que decirles que no actúen cobardemente; tengan conciencia crítica y valores al servicio del pueblo.

Para rechazar el veto presidencial y que se promulgue la ley, se debe obtener los dos tercios de los votos en ambas Cámaras. Señores y Señoras Diputados y Senadores tengan el coraje de ser coherentes entre el decir y el hacer; actúen con responsabilidad.

Uds. votaron a favor de esta ley, ahora deben confirmar su voto y apoyar esta norma esencial para la defensa del medio ambiente.
A la hora de votar, recuerden que Uds. son los representantes del pueblo, y como tales, tienen que defender los intereses del mismo, protegiendo sus recursos naturales, entre los cuales uno de los más valiosos es el agua.

Les reitero mi fraterno saludo de Paz y Bien.

Adolfo Pérez Esquivel
Premio Nobel de la Paz
[1] OMS/UNICEF, Programa de Monitoreo Conjunto de Abastecimiento de Agua y del Saneamiento, Coverage Estimates Improved Drinking Water – Argentina, Actualización Junio de 2006.
[2] “En años de escasa precipitación nival en la Cordillera, los glaciares suministran hasta el 70% de los caudales de los ríos en Mendoza y San Juan (Leiva, 2004, 2007; Milana 1998)”, in Proyecto de ley de Presupuestos mínimos ambientales de Protección de los glaciares y ambiente periglacial, Expediente nº 4777-D-2007, Trámite parlamentario 135 (01/10/2007).

_____________________________________________________________________________________________

Carta de Javier Rodríguez Pardo a la Sra. Presidente de la República Argentina Cristina Fernádez de Kirchner

Entregada en mano en Mesa de Entradas Casa de Gobierno, a través del Dr. Oscar Parrilli, Secretario General de la Presidencia de la Nación , el día 21 de noviembre de 2008.

Señora Presidente:

La Cordillera de los Andes contiene innumerables glaciares. Chile los tiene contabilizados; nosotros, en cambio, estamos atrasados en ese menester de saber qué glaciares hay, cuantos, cómo y dónde se hallan.

Debo decirle señora, que un glaciar no necesariamente es aquel que ofrece las nieves perpetuas en sus cúspides, cuencas o valles de altura, a los que generalmente hacemos referencia cuando hablamos de masas de hielo acumuladas de manera secular.

Un glaciar es también el hielo ancestral que debido a caprichos de la naturaleza yace sumergido pero vivo en continuo movimiento aunque atrapado entre cúmulos de rocas que lo ocultan. Un glaciar suele ser el piso por donde transitan las orugas mecánicas y las perforadoras mineras a cuatro o cinco mil metros de altura, es la cuenca sólida que a modo de enorme cuenta gotas suministra el agua de la que dependemos. En realidad, Señora Presidente, hay glaciares visibles a simple vista en menor cantidad que los que se hallan cubiertos y que son enormes cuerpos de glaciares de roca. Son glaciares que cumplen requisitos que los definen como tales: materia que entra por arriba en forma de nieve, el hielo que se forma con el tiempo y que lentamente fluye por presión y la materia que nuevamente sale por abajo pero ahora convertida en agua. Un glaciar, Señora Presidente, es agua, pero nuestros ojos mortales sin estudios ni tecnicismos que nos lo expliquen sólo ven rocas que dibujan el paisaje de una cordillera majestuosa pero frágil. Tan frágil como si el tanque de agua de nuestra casa fuera de cristal. Son glaciares que por ese destino despreocupado que nos caracteriza no los hemos observado y mucho menos estudiado, y tampoco les hemos puesto nombre. Buena parte de nuestros glaciares no tienen nombre: sin duda es un dato que nos califica malamente.

Le recomiendo Señora Presidente que lea con atención el informe de impacto ambiental de una empresa transnacional minera autorizada a operar en las alturas de nuestra cordillera andina. Se trata de una firma que se auto proclama responsable en su promocionada actividad extractiva y que supo ignorar la presencia de glaciares a la hora de entregar el informe de impacto ambiental porque, claro está, parte del oro que intenta extraer yace debajo de masas glaciares que el pueblo chileno registró con los nombre de Toro I, Toro II y Esperanza. Fueron los vecinos chilenos del Valle del Huasco quienes asombrados por el desliz, descuido voluntario, deliberado o negligencia técnica de la minera Barrick Gold Corporation -pues de ella se trata- reclamaron saber el destino de los glaciares citados sin aludir incluso a muchos otros que también se hallan amenazados, ausentes en el catálogo geográfico de las alturas andinas, y aún sin apellido. Ni que hablar del permafrost, los glaciares de roca y suelos congelados al que de ese modo apelan los científicos del sector, que en muchos lugares contienen más de 400 metros de hielo de espesor y cuya capa activa sucumbe al paso de los gigantescos transportes y máquinas mineras, generalmente mucho antes de someterla a explosivos.

Los vecinos chilenos que reclamaron por semejantes omisión recibieron como respuesta un plan de manejo de glaciares que consistía en trasladarlos a otro glaciar mayor de nombre Guanaco, que no sería intervenido.

¿Cómo lo harán? pregunta el pueblo campesino del Valle del Huasco.

¡Con palas mecánicas! espetó la firma que se jacta de minería responsable. La singular afirmación asombró a los especialistas del mundo porque “desde el punto de vista científico no hay un paradigma que explique las consecuencias de una medida de esa naturaleza, ¡trasladar glaciares!. En la actividad económica hay ciertos límites que no se deben pasar; menos imaginar la supervivencia de los glaciares después de haber sido intervenidos”. (1)

Señora Presidente, es probable que su agitada actividad conduciendo los destinos del pueblo argentino le impidan saber estas cosas, ciertamente no está usted obligada a tanta información. No obstante, cuando se trata de vetar una ley de protección de glaciares como usted ha hecho hace unas horas, no debería consultar a la pléyade de circunspectos asesores vinculados con las transnacionales mineras, socios de ellas y proveedores de insumos en el mejor de los casos, habituados a autorizar actividades extractivas a pesar de la contaminación, destrucción y saqueo del que participan, mediante el sistema a cielo abierto y el uso de reactivos químicos. No deseamos que usted entre en la historia por haber sido quien entregó los bienes comunes naturales ratificando las leyes que promulgó su antecesor de los años noventa, o por defender a empleados sobornados, porque es sabido que “donde existe daño ambiental y contaminación, hay un funcionario corrupto”. Debo recordarle también que hace unos años, en la década a la que hago referencia, Néstor Kirchner gobernador de la provincia de Santa Cruz, hizo colocar un imponente cartel en la ciudad de Caleta Olivia, mano derecha entrando en la provincia, y que usted seguramente recordará: “Los hielos continentales son tan argentinos como Anillaco”. Por entonces la disputa con el presidente riojano atraía comentarios semejantes que hacían referencia al pueblo del que es originario. Hoy creemos oportuno reflexionar de igual modo para recordarle a su gobierno que los glaciares de la Cordillera de los Andes son tan imprescindibles como los hielos continentales, que también son glaciares.

(1) Jean-Francoise Girard, presidente del Instituto de Investigación para el Desarrollo de Francia

Javier Rodríguez Pardo
Unión de Asambleas Ciudadanas(UAC) machsepa21@yahoo.com.ar
011 1567485340
RENACE www.renace.net