Su cuerpo es diminuto, pero a su alrededor hay cuadros que engrandecen su figura. Uno de ellos contiene un documento, fechado el 25 de octubre de 1973. Está firmado por el entonces presidente Juan Domingo Perón y por su ministro de Economía José Ber Gelbard. En ese escrito está su nombre, y también su cargo: secretaria de Recursos Naturales y Ambiente Humano de la Nación. Yolanda Ortiz (87), química de formación, fue la primera persona encargada de diseñar, trazar e impartir –durante casi dos años- políticas “verdes” desde esa área.
Fuente: Diario de Madryn
“Lo más aberrante y contradictorio para abordar lo ambiental es separar por disciplinas. Traté de darle al área un enfoque integral.” Su tenue voz, por momentos, cambia de tono. Es para imitar algunas frases de Perón.
Sus manos permanecen entrecruzadas, tiesas. Habla pausado. Se hacen silencios. Por sus mejillas pasea alguna que otra lágrima. “Cuando recuerdo ciertos acontecimientos, me traslado a ellos y me paralizo.” Viste colores alegres. Sus palabras tienen historia. Una beca a París, Francia, a fines de los sesenta, hizo que viera en vivo y en directo los episodios del Mayo Francés. “El valor de libertad, de la democracia estaban presentes. Me cambió la mirada.”
En el living de su casa (Buenos Aires), hay dos bibliotecas, varias plantas, muchos adornos. No suele dar entrevistas. A menudo, viaja al interior del país para participar de conferencias o recibir distinciones. En junio último, el Gobierno del Chubut le entregó en Trevelin un reconocimiento.
“El crecimiento –narra a este medio- no puede ser indefinido. El hombre depende de la naturaleza. Existe una coevolución entre el ecosistema y el sistema social. Se economizó la naturaleza y se tecnologizó la vida de una forma increíble. Hay, por lo tanto, una necesidad de reorientar los procesos civilizatorios.”
Periodista: -¿En qué sentido?
Yolanda Ortiz: -Tiene que existir un límite al crecimiento. El hombre debe respetar las reglas de la naturaleza, de la tierra. Solo así el ser humano es realmente libre. En cambio, si se piensa que se puede hacer lo que quiera con la naturaleza, la misma biosfera se va a encargar de mostrar los errores, las equivocaciones.
P:-¿Cada vez se transforma más la naturaleza?
YO: -Sí. Además, a los ambientalistas se los presenta como personas que quieren detener el crecimiento. La existencia humana se da en y por la naturaleza. No hay que equivocarse. El proceso esencial es el de fotosíntesis. Si no hay oxígeno, no hay vida. No se termina de entender lo fundamental.
P:-¿Por qué?
YO: -El ego del ser humano es muy grande. La globalización implica cambios biológicos, físicos, psicológicos, culturales, cósmicos. La complejidad de la tecnología, de la comunicación y de la biotecnología lleva a pensar que el hombre controla la vida, y le quita valor al rol de la naturaleza. La modernidad no es sustentable. Hay un principio de racionalidad ambiental que parece extenderse. Pero aún se ve todo como si fuera externo.
P:-¿Considera que el desarrollo tecnológico es lo que más ha impactado?
YO: -El desarrollo descontrolado, porque no se ha hecho un uso adecuado de la tecnología. Por ejemplo, con el petróleo ya se han tenido bastantes problemas de contaminación, pero ahora se quiere ir más allá. Hay una tecnología no convencional, el fracking (fractura hidráulica). Eso es lo que hay que cambiar. Es lo mismo que sucede con la megaminería, que implica volar una montaña para sacar oro. ¿Qué es lo que está por encima del ser humano? Hay que cambiar patrones sociales de consumo y de producción. Perón, que fue un visionario, decía: “Es necesario y urgente tomar medidas que impliquen una revolución mental”. Solo de esa forma se pueden entender diferentes cuestiones. Esa revolución es la que conlleva a sacar ese ego que hay en el interior de cada sujeto, y produce que las personas sean más humildes y solidarias. Además, tiene que haber educación ambiental.
P:-Usted le da importancia a la interrelación entre lo ambiental y lo educativo…
YO: -Es el elemento de mayor valor estratégico. El conocimiento para la vida es la educación. Eso está faltando en las escuelas. La ecología es la única ciencia que en tanto ciencia llama a una toma de conciencia. Hay que comunicar, por ejemplo, las consecuencias de la extensión de la frontera agropecuaria debido al cultivo de soja, que implica una destrucción de los suelos. Hay que hacer estudios de impacto ambiental antes que se lleven adelante proyectos, iniciativas. Los recursos naturales son fuente permanente de materia prima, de trabajo. Deben ser explotados, pero conservando el patrimonio natural. Hay que tomar medidas políticas. Creo que hay algunas cuestiones que se están entendiendo, pero se avanza de forma lenta. Son los chicos los que más rápido toman conciencia.
P: -¿Hay problemas de comunicación?
YO: -A veces, los ambientalistas no hemos comunicado de una forma clara. Hay que lograr más articulación entre todos los sectores sociales. Se tiene que adecuar la enseñanza a los cambios profundos que ha sufrido la sociedad.
P: -En las últimas décadas, han surgido movimientos que se oponen, por ejemplo, a la megaminería, al fracking. Está también el ejemplo de la oposición a la papelera de Fray Bentos.
YO: -Justamente, a eso me refiero cuando hablo de ciertos cambios.
P: -Se refería al consumo, a la producción. En fin, a la idea de que el crecimiento no tiene límite. ¿No es propio del sistema capitalista?
YO: -Claro. No se está considerando que es propio del sistema. La banalidad de algunos medios de comunicación -sobre todo de la televisión- influye, porque hacen que las personas no piensen sobre cuestiones más profundas. Hay que aprender a ver cómo funciona el sistema. Hay que pensar en las incidencias de la globalización. Las formas de dañar el ambiente son múltiples, pero están relacionadas al lucro, a la ignorancia. Se han perdido valores.
P: -¿Hay una relación entre la pobreza y la preservación del medio ambiente?
YO: -Eso es fundamental. No puede haber desarrollo sustentable, si no se supera la pobreza. El Gobierno nacional ha podido paliar un poco la pobreza, pero no ha desaparecido. Hay muchas personas que se van a dormir con hambre, en un país tan rico como lo es la Argentina.
P: -En el país, hay muchas transnacionales que explotan yacimientos mineros. ¿Cuál es su observación?
YO: -Desgraciadamente, hay inversiones multinacionales que han hecho mucho daño. Pero, empieza a primar una actitud más cuidadosa de la minería. Lo que está mal que se desarrolle es la megaminería, no la minería. El cobre, por ejemplo, es necesario. Por otro lado, la zeolita es una roca importante que hay en Chubut. Su mineral tiene propiedades increíbles para remediar determinadas consecuencias ambientales de diferentes actividades, además de otras extraordinarias posibilidades que brinda para el ser humano. Hay que desarrollar la actividad, pero de forma muy cuidadosa.
P: -Usted apunta, por lo que comentó, a que deben darse cambios emocionales.
YO: -Debe haber más comprensión, más allá de la razón. Hay que darle más lugar a las emociones. Hay que legitimar más al “otro”. Formo parte de un proyecto que se desarrolla en Tierra del Fuego y está centrado en hacer guitarras con maderas (lenga) del lugar. Está dirigido a jóvenes.
P: -¿Y qué relación tiene ese proyecto con lo ambiental?
YO: -Se apela a la música, porque hace oírnos. Falta una revolución mental, espiritual, como hablaba Perón. La música ayuda a escuchar el silencio. Lo emocional contribuye a ver lo que es la naturaleza, lo que es la vida.
P: -Ha investigado aspectos vinculados a la perspectiva de género. ¿Las mujeres han tenido un mayor ingreso a la esfera política? En el país, hay una Presidenta, lo mismo que en Brasil. Y, por ejemplo, hace unos años sucedió también en Chile.
YO: -Son avances importantísimos. Están vinculados a la democracia, a la libertad, a la igualdad. La Presidenta se desenvuelve muy bien, y eso a veces genera bronca. Siempre se consideró que el hombre se ocupaba de las cuestiones importantes y la mujer del resto.
P: -En ese sentido, ¿qué ha cambiado?
YO: -Cuando ocupé mi cargo, todo era mucho más difícil que hoy en día. Si la mujer trabaja en la cocina, es una cocinera. Pero, en cambio, si el hombre hace esa misma labor, es un chef. Son detalles menores, pero dan cuenta de la relevancia que se le ha adjudicado al hombre. La mujer sigue engrosando las filas de distintos ámbitos para contribuir al desarrollo del país. En política, aún son pocas las mujeres que ocupan lugares de alto nivel, rango. Se trata de cuestiones culturales. Hoy, por el momento, creo faltan políticas públicas.