Alejandro Tarruella, liquidador de Hiparsa, expresó en un comunicado que los tambores depositados cerca de Las Grutas eran llevados con la debida seguridad para su disposición final.

08/04/2011. El contador y liquidador de los bienes de Hiparsa, Alejandro Tarruella, que fue sindicado por la cooperativa de servicios Cotrasao como el que los contrató para llevar los tres tambores de cianuro de potasio desde Sierra Grande hasta SAO y luego al campo cercano a Las Grutas que ocupa su padre, rompió el silencio ayer al dar a conocer un comunicado en el que da su versión sobre lo ocurrido.

“Ante los hechos de público y notorio conocimiento relacionados con el traslado de sustancias peligrosas de Hiparsa, es mi deber manifestar que las mismas son de propiedad de esa empresa actualmente en liquidación, y que forman parte del pasivo ambiental que esa firma debe remediar”.

“Sólo con esa finalidad es que se procedió a trasladar los productos en cuestión, los que al momento de ser provisoriamente dejados por unas horas en el campo en cuestión, estaban en tránsito para su remediación final” apuntó Tarruella, que desde hace años fue contratado por la provincia como liquidador de los bienes de la firma estatal.

La sorprendente explicación evita mencionar que Cotrasao, la cooperativa descubierta en plena maniobra, no cumple con ninguno de los requisitos normados por la ley provincial 3250 que regula todo lo atinente al manejo, transporte y disposición de materiales peligrosos, y que no podría de ninguna manera haber realizado esa tarea, que por lo que quedó acreditado por la denuncia inicial fue efectuada por obreros que no disponían de ningún tipo de protección. Además el peligroso químico bajo ningún concepto podría haber quedado al aire libre, en una zona ubicada a metros de la costa. Por otra parte al hablar de ‘remediación final’ el liquidador no aporta detalle alguno acerca de quién y cómo realizaría esa tarea, debido a que para la disposición final de ese tipo de sustancias las medidas de seguridad indican que debe enterrarse a 60 metros de profundidad contenida dentro de un bloque de hormigón, en un área evaluada y convenientemente designada.

“Jamás existió intención alguna de ocultar los pasivos ambientales, ni tampoco de provocar daño ni a terceros ni al medio ambiente, como tampoco dejar definitivamente los mismos en algún sitio aledaño a la costa atlántica, o del Balneario Las Grutas o de San Antonio Oeste, lo cual niego enfáticamente, atento algunos trascendidos sobre el particular” intentó justificar Tarruella a través del escrito.

Pese a que aún no se dieron a conocer los resultados de las muestras de suelo recabadas ayer por el Codema en el campo en cuestión, en el texto el funcionario asegura que “es mi intención dejar aclarado que durante su traslado no se produjo contaminación alguna ni en las instalaciones de Hiparsa, ni en el lugar donde fueron provisoriamente dejados, toda vez que se tomaron los recaudos pertinentes”.

Al finalizar el comunicado, el liquidador, que no contestó ninguno de los llamados que realizó “Río Negro” para solicitar detalles acerca de su contenido, expresó qué “oportunamente se aportarán los elementos probatorios que las autoridades respectivas requieran”.