San Rafael, Mendoza, Argentina – 16/12/07. Terminó el congreso que organizó la CNEA en San Rafael con auspicio de la municipalidad. El tema central fue la remediación de los residuos radiactivos en la minería de uranio. La inscripción era de u$s 500, el cronograma de actividades estaban en inglés y contaba con expositores internacionales. Pero hoy 14 de diciembre entre las 9.00 y 10.30 hs fue abierto para todo público para que el panel de expertos pudieran responder las preguntas de la comunidad. La charla se extendió bastante y no pudieron hacer el break para el cafecito, se les notaba en la cara, tampoco pudieron hacer sus exposiciones con Power Point, porque las inquietudes de los asistentes sobrepasaron la charla que ellos previamente habían planificado.
Por Virginia Leopardo *
Terminó el congreso que organizó la CNEA en San Rafael con auspicio de la municipalidad. El tema central fue la remediación de los residuos radiactivos en la minería de uranio.
La inscripción era de u$s 500 y la invitación y el cronograma de actividades estaban en inglés, contaba con expositores internacionales.
Hoy 14 de diciembre entre las 9.00 y 10.30 hs fue abierto para todo público para que el panel de expertos pudieran responder las preguntas de la comunidad.
Nos hicimos presentes un grupo de vecinos a pesar del poco tiempo para organizarnos y difundirlo, ya que semanas anteriores, habíamos averiguado a través de Internet y en el mismo local de información de la CNEA y nos habían comunicado que el tema a tratar era sobre investigaciones que se llevaron a cabo en nuestro país sobre la radiación cósmica y que no se trataría en absoluto el tema de la remediación de los residuos, ni el de la minería de uranio. Ante este hecho de incertidumbre en la información no pudimos invitar a los técnicos que generalmente nos asesoran. De todas formas el resultado fue muy bueno.
No podemos dejar de lado que junto a los miembros de CNEA estuvieron presentes representantes argentinos de la empresa Energía Mineral S.A. (EMSA), subsidiaria de Calypso Uranium Corp. que es la empresa transnacional que viene a la Argentina a explorar y extraer uranio y la que demandó a la provincia de Mendoza por la ley 7722 que prohíbe el uso de ácido sulfúrico en la explotación de uranio.
La charla se extendió bastante y no pudieron hacer el break para el cafecito, se les notaba en la cara, tampoco pudieron hacer sus exposiciones con Power Point, porque las inquietudes de los asistentes sobrepasaron la charla que ellos previamente habían planificado.
El final se puso bueno, llegó un momento en que se hizo un silencio total por parte de ellos cuando uno de los asistentes les dijo que la desconfianza de la gente proviene de las reiteradas mentiras que el tiempo fue desenmascarando como la vez que en el año 86 (apróx.) en un encuentro en la ciudad de Malargüe gente de CNEA les dijo a los vecinos del lugar que tenían que dejar de preocuparse por la radiactividad porque habían perimetrado el lugar donde se encuentran las colas de uranio con un alambrado romboidal. Ellos se quisieron enterrar vivos y yo casi sentí piedad por verlos hacer puchero.
Ese fue un clímax pero las mentiras no son sólo del pasado. Nos dijeron cosas que, por lo menos, son confusas.
Por ejemplo, cuando alguien preguntó cuánta cantidad de agua utilizarían por día de ser reabierta la mina en el proceso de lixiviación, (hubo que inistir con la pregunta cerca de cuatro veces), la respuesta, a cargo de Alberto Castillo fue muy larga pero no contenía cifras, no las recordaba, consultó y finalmente dijo 700.000 litros de agua por día, pero nos aclaró que no la sacaban del río sino que era subterránea y que esa agua no era la que nosotros utilizábamos para regar y tomar. Entonces se le preguntó si el agua de la napa no era del río y dijo que no.
También se le preguntó si toda esa cantidad de agua al ser utilizada se convertía en la misma cantidad de residuo líquido y nos dijo que el agua restante se deposita en piletones de evaporación y sólo quedan precipitados los sólidos como las sales que son los contaminantes, es decir que el agua que se evapora es agua sin contaminación. Entonces le dijimos que podrían recuperar el agua para volver a usarla o devolverla al río y ellos dijeron que no podían porque la gente “sospechaba”.
Después ellos solitos sacaron el tema de Chernobyl. Dijeron que las ONGs internacionales denunciaban que los afectados habían sido 50.000 y ellos, la organización internacional de energía atómica, habían hecho estudios serios y sólo eran 10.000.
También se tocó el tema de la radiación en los efectos en la salud, hablaron de dosis mínima cuando sabemos de la existencia de estudios científicos que aseguran que no hay niveles mínimos, ya que la radiación es acumulativa y cualquier valor de radiación implica un riesgo. También dijeron que el radón era un material noble y que algunas personas consideraban beneficiosos los efectos de este gas en la salud en dosis controladas, comentaron que las viviendas también liberan radón y que en ocasiones es más alto el nivel de radiación en los hogares que en la propia mina, un asistente acotó que eso también le parecía poco creíble ya que en tal caso sería más seguro vivir en la mina que en nuestras propias casas, el panel de expertos dijo a coro: “ y claro!!”
Cuando se tocó el tema de la necesidad del país de obtener más energía mencionaron muy por encima el plan nuclear argentino que comprende el proyecto de nuevas centrales nucleares y varias explotaciones uraníferas no sólo en San Rafael sino también Cerro Solo, Don Otto y otras. Se les preguntó entonces si tenían el precio o el costo del Kw. proveniente de energía nuclear, por supuesto contando los costos de la construcción de las centrales, los de las explotaciones mineras, más los gastos de la remediación de los residuos radiactivos que se generan en todas las etapas de la industria nuclear y si lo habían comparado con los costos del Kw. de energía eólica o hidroeléctrica por poner algunos ejemplos. Respondieron pero sin cifras. Creemos que éste es un detalle fundamental para que el país pueda decidir de qué forma y con qué métodos va a obtener su energía.
Nos contestaron que en nuestra zona quizás no era apta para obtener energía eólica a lo que nosotros contestamos que seguramente San Rafael no necesita más energía porque ya produce suficiente para su consumo con las siete centrales hidroeléctricas. Pero que como nuestro país tiene un sistema interconectado de energía el tema del lugar de ubicación de estos emprendimientos era indistinto. Entonces ellos admitieron que verdaderamente San Rafael no necesitaba más energía porque le bastaba con la que ya se produce en el lugar.
Cosas disparatadas hubieron muchas más. Pero algo bueno nos dijeron. Y fue que si San Rafael decide que no quiere la minería de uranio, la mina de uranio no se abrirá, que sin consenso social no explotarán el yacimiento. Ojalá, así sea.
Admitieron que la actual ley provincial Nº 7722 les impide abrir por el momento el yacimiento y también admitieron que la justicia no les permite abrir la mina hasta no hacer la remediación de los residuos de la explotación pasada.
Finalmente el tiempo de debate se terminó, las caras largas de los expositores por no haber podido lucir sus presentaciones acartonadas, algunos de los asistentes, vecinos de San Rafael, estaban indignados por la desfachatez de los responsables, otros aprovechaban para degustar los saladitos que se ofrecían en el hotel de más categoría de la ciudad y de esa forma pasar el trago amargo que les había dejado el debate. Yo estaba contenta y me sentía victoriosa porque entre todos pudimos cerrar el congreso diciéndoles que nuestro lugar y nuestra vida y el futuro valen mucho más que el uranio.
* Agrupación Uranionogracias, integrante de AMPAP (Asamblea mendocina por el Agua Pura) y UAC (Unión de Asambleas Ciudadanas)
www.uranionogracias.com.ar