Reimundo y Narciso Pino desaparecen con 9 años de diferencia en la meseta norte chubutense, territorio codiciado por las mineras. Dos desaparecidos en una misma familia, en un paraje que no tiene más de 900 habitantes, es una tasa que estremece a cualquiera que se tome en serio la democracia.
El destino del 16% del espacio territorial de Chubut se juega en dos proyectos de leyes provinciales que pueden definirse la semana entrante, con cientos de vecinxs reclamando en calles y rutas desde hace dos meses.
El gobierno provincial impulsa una ley de minería metalífera que abre al mercado todo el suelo y subsuelo de los departamentos Telsen y Gastre, centro norte de la provincia, a la medida del desarrollo del proyecto de plata Navidad en manos de Pan American Silver, cuyas reservas superan sumadas las de los mayores yacimientos de plata del país. El proyecto no alcanzó los votos necesarios en la Comisión de Recursos Naturales de la Legislatura esta última semana, por lo que su tratamiento pasó para el miércoles 9, previo a la última sesión ordinaria de este período.
A la vez, dos legisladores plantearon que debe tratarse al mismo tiempo el proyecto de Iniciativa Popular (IP) que envió el Tribunal Electoral a partir de la presentación de 30.916 firmas reunidas por la Unión de Asambleas Ciudadanas, aproximadamente el 7% del padrón electoral de las últimas elecciones presidenciales. Esta iniciativa busca prohibir la minería contaminante a cielo abierto y subterránea, así como la nuclear, creando instancias de consulta obligatoria a la ciudadanía.
Los departamentos Gastre y Telsen apenas alcanzan los 3.000 habitantes de acuerdo a la información oficial de población estimada según departamento con las proyecciones desde el último Censo Nacional. La gran mayoría es gente del pueblo mapuche-tehuelche; muchos dispersos, otros organizados en comunidades. La familia Cual cedió parte de su territorio tradicional para una escuela pública, en cuyo entorno tomó forma Gan Gan. Muy cerca hace once años se conformó la comunidad Los Pino, con Hortencia Huiche como lonka, kuse (anciana sabia) que nutre la resistencia a la megaminería. Con Ñuke Mapu del paraje El Escorial y Chacay Oeste-Laguna Fría reclamaron formalmente la aplicación de la consulta libre, previa y debidamente informada prevista por el Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) para Pueblo Indígenas antes de avanzar en el proyecto de zonificación que afecta directamente sus territorios. La comunidad Blancuntre-Yalalaubat, entre otras, no alcanzó a acercarse a firmar las presentaciones hechas ante la Legislatura y el Ejecutivo, aunque comparte el reclamo, precisó Angel Callupil, integrante de Equipo Nacional de Pastoral Aborigen que acompaña al pueblo mapuche-tehuelche desde hace treinta años.
Glenda Pino tiene 20 años, una hijita de cuatro. Busca a su padre desaparecido desde hace más de un mes. Dejó hecho pan casero y su ropa lavada, contó Glenda, quien fue al lugar con su hermano Nicolás (26 años). El patrón avisó de la ausencia de Narciso. “Sin comida ni ropa de abrigo no puede haber ido muy lejos. Nada se encontró, nada. Queremos encontrarlo como sea que esté”, por lo que reclama que el Poder Judicial mantenga la búsqueda. Algunos casos de Covid-19 positivo en la zona entorpecieron los rastrillajes.
El dueño del establecimiento rural lo llevó en camioneta al lugar el martes 3 de noviembre, donde quedó solo para hacer un alambrado, a unos 40 kilómetros al norte de Gan Gan. El jueves le avisaron a Glenda que su padre no aparecía. “Andaba bien, tiene problemas con el alcohol pero dentro de todo andaba bien. Es muy querido. Tiene su casa en el pueblo. Nunca antes se había ausentado”. La madre y un hermano de Glenda dejaron el campo en Chacay para dedicarse a la búsqueda. Interviene una fiscalía que no se trasladó al lugar en todo este tiempo.
Doña Hortencia tiene 85 años y once hijos. Reymundo, quien desapareció en 2011, firmó el acta de conformación de la comunidad Los Pino en 2009. Este hijo desapareció del establecimiento El Portezuelo días después que la ceniza de la erupción del volcán Puyehue (Chile) lo cubriera todo. Nacido y criado en el territorio tradicional, cuesta creer que no supiera qué hacer ante la pluma de ceniza, relató Callupil mientras se escuchaban de fondo los bombos de la concentración ante la Legislatura.
“En más de nueve años no hay una sola respuesta de la Fiscalía y muy poco en el expediente. La versión que existe es la del dueño del establecimiento –que no avisó de la desaparición– y la del puestero, en cuya ruka alojaba a Reymundo y fue el último en verlo con vida. Llegó el 4 y desapareció el 9 de julio. La gente del lugar nunca encontró ningún indicio, ni siquiera el vuelo de un chimango (señal típica de restos orgánicos)”, agregó.
La madre reclamó ante el ex gobernador Mario Das Neves primero, después al ex gobernador Martín Bussi, al Procurador General, a legisladores. Ese silencio estatal es una sombra que se reavivó con Narciso. Estos primos son personas muy queridas y valoradas por sus destrezas en los trabajos de campo (de las trampas para zorro a pelar ojos). El helicóptero sobrevoló un solo día en esta oportunidad, desigual disponibilidad de recursos públicos respecto a la denuncia de cualquier estanciero temeroso de la integridad de la propiedad privada.
El Estado de Chubut tiene cuentas pendientes. La desaparición de Narciso Pino (55 años) ocurrida el 3 de noviembre pasado del establecimiento rural cercano al paraje Gan Gan donde acababa de llegar para una changa. También la de Reimundo Pino (43 años) ocurrida a unos 40 kilómetros al sur, en otro campo privado, la madrugada del 9 de julio de 2011 . Reimundo salió de la ruka donde se alojaba y nunca más fue visto. Dos desaparecidos en una misma familia, en un paraje que no tiene más de 900 habitantes, es una tasa que estremece a cualquiera que se tome en serio la democracia.
- Cartografía de Javier Grosso, geógrafo investigador de la Universidad Nacional del Comahue
- Síntesis de notas de Susana Lara para El cohete a la luna