Días atrás, el Diputado Alfredo Di Filippo dijo “Yo tengo amigos antimineros, que tienen una posición con datos técnicos, y amigos promineros, que también la tienen. Entre todos tenemos que escuchar las posiciones y sacar alguna conclusión”. Lo curioso parece ser que su conclusión está lista, que ya hizo el balance de la actividad minera que promociona en la provincia y que se entusiasma con los resultados de sus amigos promineros.
Por Asamblea de Vecinos Autoconvocados de Esquel por el NO A LA MINA
Tanto es así que tiró números a diestra y siniestra y vaticinó el desendeudamiento de Chubut gracias a los proyectos mineros.
Hablar de “proyecto” es literalmente hablar de un “lanzamiento hacia delante”. Eso dice el diccionario etimológico y Di Filippo parece creerlo porque está decidido a lanzar el proyecto de los Orozco – los ocho intendentes carteros de las mineras- sin dudas en paralelo con un lanzamiento a la estratósfera (sic) de la gente que habita la meseta.
Y no se limita a ello: también se autoerigió en la figura que asigna los roles que cada uno debe cumplir: “Los sectores antimineros son importantes para los controles y tienen que estar. Yo comparo su rol como el del socialismo con respecto a los liberales: son un límite necesario” aseguró.
Alfredo “el pequeño”, el que está contra los fundamentalismos, apela al recurso discurso fóbico de tener amigos mineros y antimineros. Seguro tiene un millón.
Alfredo “el pequeño”, el que promueve debates sobre temas que están decididos desde hace más de 15 o 20 años (según se cuente el NO en el conflicto por el basurero nuclear o el NO A LA MINA) parece querer instaurar una dinastía que en lugar de contener al invasor está dispuesta a apoyarlo.
Alfredo “el pequeño” parece tener la vedad revelada y creer que la Patagonia será liberal o no será.