La grave sequía que afecta a la zona de Chubut junto al uso abusivo por grandes productores agropecuarios y petroleras, ha generado un fuerte impacto en las cuencas que nutren a los lagos Musters y Colhué Huapi, provocando que este último desapareciera por completo. Pero las consecuencias podrían ser peores según indican los especialistas, ya que los procesos de erosión que generan los vientos no han cesado y podrían incrementarse a futuro más allá de que los espejos de agua recuperen su superficie a futuro a partir de los aportes pluviales.
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Fuente: Aquí Chubut
Durante el año 2016, desde el INTA se le requirió al área de gestión ambiental del organismo que hiciera una evaluación de la situación del Lago Colhué Huapi a partir de las imágenes satelitales disponibles, y de los registros de las estaciones meteorológicas que posee ese organismo.
Si bien en los últimos meses no se ha actualizado el trabajo, los técnicos que participaron del mismo sí observan en las nuevas imágenes cómo se pronunció el fenómeno de reducción del espejo de agua, y al mismo tiempo advierten sobre el fuerte proceso erosivo que el viento genera en toda la región sur al arrastrar los sedimentos del lago hacia el atlántico.
En la edición de Jornada del pasado domingo se publicó una fotografía de instalaciones del establecimiento rural “Las Marías” de la sucesión Kruger, donde es visible cómo los sedimentos del Lago Colhué Huapi tapan las instalaciones.
La imagen es gráfica respecto a de qué manera la erosión va afectando las áreas productivas ubicadas al este del Lago Colhué Huapi, aunque los especialistas aseguran que esa situación se podría agudizar a futuro.
La Lic. Margarita Érica Llanos, quien participó del trabajo investigativo del año pasado, contó a Jornada que tras comparar las imágenes satelitales y los datos de lluvias, se han observado “procesos cíclicos naturales que van dando tanto en las precipitaciones como en el nivel del lago, con aumentos y descensos del nivel de agua, pero nunca había llegado a desaparecer totalmente”.
Llanos comentó que si bien se pudieron medir datos meteorológicos de los últimos 20 años, los mismos corresponden a lluvias, pero no hay registros sobre nieve, “ya que no hay estaciones que midan la cantidad de nieve caída”, lo que podría aportar datos fundamentales para entender el comportamiento de la cuenca.
El informe realizado en 2016, denominado “Informe de las Variaciones del Lago Colhué Huapi mediante sensores remotos y su relación”, realizó un cotejo a partir de la interpretación visual de imágenes satelitales Landsat para el mes de enero del período 1996-2016 y precipitaciones anuales de las estaciones meteorológicas ubicadas en la cuenca del Río Senguer (Sarmiento, Río Mayo y Costa, datos de INTA, La Paulina aportados por Recursos hídricos de Chubut) y procesados por Agrometeorología de la EEA Chubut – INTA.
El informe indica, por ejemplo, que en 1996 la superficie estimada para el lago Colhué Huapi era de 55.312 hectáreas pero que cuatro años después, en el 2000, apenas tenía 25.654 hectáreas. Pero los periodos húmedos que vinieron después hicieron que recuperara el nivel y llegara a las 76.978 hectáreas en 2006 y descendiera nuevamente con un mínimo de 19.845 hectáreas en 2015. En los últimos meses el problema se agudizó y en la actualidad ha quedado literalmente seco.
Sin embargo, toda la superficie del lago que queda sin agua y expuesta al viento, es erosionada, trasladando una inmensa cantidad de material al este del lago, y generando nuevas dunas en zonas que hasta hace poco tiempo eran productivas.
Ese proceso erosivo, por las características de los vientos patagónicos, irá avanzando aun cuando la superficie del lago vuelva a recuperar volumen, según entienden los especialistas.