En algunos pueblos del Oeste provincial, los sectores autodenominados “pro mineros” empezaron a utilizar estrategias parecidas a las de sus rivales en la lucha, los ambientalistas “anti mineros”.
Tan parecidas que hasta parecen confundirse a la hora de presentar sus exigencias. Por caso, algunas semanas atrás, la llamada “Agrupación Belén” presentó un petitorio dirigido a las empresas Minera Alumbrera y Yacimientos Mineros Aguas de Dionisio (YMAD) – Farallón Negro con los siguientes reclamos: construcción de un hospital de alta complejidad para la ciudad de Belén; desarrollar empresas de ese departamento para la provisión de bienes y servicios en sus proyectos mineros; trabajo genuino directo e indirecto en los emprendimientos en marcha para los ciudadanos belichos; y cumplir con la Responsabilidad Social Empresaria (RSE). Para ello, la Agrupación se basa en el hecho de que desde que comenzó la explotación minera a gran escala en el Oeste, “con las promesas de generar bienestar económico, desarrollo local y cuidado ambiental”, las empresas “incumplieron sus responsabilidades”. Aclara que se encuentra en la “etapa de iniciación de los reclamos pertinentes” para conseguir los “beneficios no generados” para el departamento y se despide indicando que espera “un pronto cumplimiento de los pedidos” y que “seguirá muy de cerca la situación”.
Tan “pronto” esperaba la respuesta que pocos días después de entregar el petitorio sin recibir un sí a todo, un grupo de estos promineros no tuvo mejor idea que cortar la ruta en la Quebrada de Belén para impedir el paso de los camiones mineros. Cualquier desprevenido hubiera imaginado que se trataba de un claro bloqueo antiminero.
Pero no, eran los que dicen estar a favor, siempre, por supuesto, que reciban algo a cambio. Un dato curioso es que uno de los cabecillas de la Agrupación Belén es un concejal del Frente para la Victoria, quien por esos días se olvidó del “relato K” y mandó a piquetear a modo de presión. No obstante, hay algo más aún. Si bien aquel petitorio circuló con alguna profusión en esa ciudad, la Agrupación se encargó de acercarle a los directivos de Alumbrera uno específico en el que demandan la construcción del acueducto Agua Clara – Belén, una universidad y el propio hospital, al que desean no menos complejo que el que hizo la empresa en la ciudad de Andalgalá. Y en una de las últimas reuniones que tuvieron con un par de gerentes de la empresa fue en un lugar a puertas cerradas.
Allí los rodearon para hacerlos sentir bien intimidados. Hasta ahora, ni el municipio de Belén ni el Gobierno provincial tomaron cartas en el asunto, cuando es de suponer que estos planteos deben tener algún grado de formalidad.
Más allá de lo que Minera Alumbrera e YMAD puedan hacer por las comunidades del Oeste en el marco del programa de RSE o fuera de él, llama la atención que la Municipalidad de Belén se desentienda de obras de infraestructura básicas para la producción, como podría ser de hecho el anhelado acueducto Agua Clara – Belén, y otras que bien podría vehicular a través de la Unidad de Gestión de Proyectos que se creó en la órbita de la Provincia a partir de la reglamentación de la Ley de Regalías Mineras.
Recursos no deberían faltarle para hacer ésa y un montón de obras más. Es que, en rigor, entre 2004 y 2011, los departamentos de Belén y Andalgalá embolsaron 149.294.478 de pesos cada uno en concepto de regalías, lo que representa nada menos que el 88 por ciento del total que se repartió en toda la provincia.
Sin embargo, como se sabe, ninguna de ambas jurisdicciones hizo demasiado para invertir dichos fondos en obras que rindan a futuro. Pero como es de imaginar que ni Belén ni Andalgalá despilfarraron todo en clientelismo político, algunos buenos millones deberían estar guardados en sus cuentas para darles un aprovechamiento racional.
En suma, la Agrupación Belén tiene todo el derecho a seguir peticionando –pero en buenos términos y sin extorsiones- a las empresas mineras, pero también sería importante que se ponga a trabajar codo a codo con el intendente belicho para elaborar proyectos de inversión para la comunidad con los jugosos recursos que siguen inutilizados en el banco.
Publicado en El Ancasti