Dicen que “El Mauro” significa “lugar donde nace el agua”. La comunidad de Caimanes, en Chile, se muere de sed y de contaminación y teme que un mal día el tranque de El Mauro arrase el pueblo. Piden que la minera Los Pelambres erradique el tranque o reubique la comunidad bajo la condiciones de los comuneros.
Fuente: Otramérica
09/04/2012. En Caimanes viven cerca de 1.600 personas. La mayoría son agricultores, amas de casa, pequeños mineros, criadores de cabras. A 8 kilómetros de sus casas la minera Los Pelambres construye un muro de contención de 240 metros de alto para trancar 12 estanques donde se sedimentan los desechos tóxicos de la actividad de la megamina de cobre Los Pelambres.
Desde el 2001, las mujeres y los hombre de Caimanes iniciaron la lucha legal, institucional, pacífica, para evitar que se hicieran los estanques y se levantara el tranque. ¡Y ganaron la pelea¡ La Corte Suprema de Apelaciones dijo: “El proyecto es claramente lesivo y perjudicial para el grupo de reclamantes…”. A juicio de esta Corte, “ningún organismo ni estudio puede garantizar que no se producirá contaminación ambiental, por el hecho de depositar en la cuenca de la que se trata, una enorme cantidad de materia de relaves, que junto con hacer desaparecer la cuenca misma, también terminará con la flora y fauna del sector”. Pero… de todos modos la Antofagasta Minerals construyó los estanques y el muro.
“No malinterpreten que este problema es de esta Administración, viene de mucho antes, del expresidente Lagos, y nuestra querida expresidenta Bachellet. Por ende, estos problemas ambientales no son exclusivos de un conglomerado u otro, es la institucionalidad toda que se ve sobrepasada por intereses económicos”, explica Cristian flores, uno de los comuneros de Caimán.
El Mauro es el relave más grande de Sudamérica y el tercero del mundo. Son más de 1.700 millones de toneladas de relaves tóxicos sin tratar, son desechos mineros que contienen estroncio, arsénico, oxido de silicio, plomo… y otras sustancias contaminantes asociadas a la explotación de cobre.
Las mayores reservas de agua de la IV región de Chile quedaron sepultadas bajo el relave y ahora esas aguas están aflorando. “El embalse se les llenó de agua”, explica Flores. La empresa no había considerado ese “detalle”, así que el relave se desbordó y contaminó las fuentes de agua de los comuneros. “¿Cómo puede ser que estamos en una zona seca y ellos contaminan millones de metros cúbicos de agua? A nosotros se nos secó todo el río”, dice Cristian Flores. “Nuestros canales de regadío están secos. No hay agua, no lo estamos inventando: es real.”
Querellas, divisiones entre nosotros mismos, quiebres familiares…
La empresa minera también pudo construir los estanques y el muro porque logró dividir a la comunidad. En el 2008, “nada menos que US$ 23 millones le costó a Antofagasta Minerals, el brazo minero del grupo Luksic, que los regantes de Caimanes en el Valle de Pupió y el empresario agrícola Víctor Ugarte se desistieran de los recursos presentados en la Corte Suprema contra los permisos entregados por la Dirección General de Aguas (DGA) para la construcción del tranque El Mauro”, señala el Observatorio Latinoamericano de Conflictos Ambientales (OCLA). “El avenimiento implicó que los reclamantes reconocieran la competencia legal de la DGA, así como la validez de los permisos obtenidos (por la minera) y de los derechos de agua”.
El OCLA añade que “si bien la minera podría haber esperado un fallo favorable por parte del máximo tribunal, decidió no arriesgarse a perder la inversión por US$ 580 millones en el embalse que se encuentra casi finalizado y aceptar el acuerdo planteado por los regantes. Otro factor que habría colaborado -dijeron conocedores del caso-, sería que los reclamantes bajaron sus expectativas de indemnización en al menos un 50%”.
La Antofagasta Minerals dividió la comunidad. Hay familias que quedaron rotas y no ha habido manera de hacer las paces. En su boletín “Caimanes al día”, la minera muestra “logros e inversiones comunitarias”(wifi para todos, educación, diversión), la famosa generación de empleo y el apoyo que ha dado a niños, jóvenes y adultos. En 2009 el Consejo Minero desplegó una exitosa campaña para lavar la imagen de la Los Pelambres y la empresa demandó a los abogados de los comuneros por asociación ilícita, denuncia calumniosa, etcétera.
Pero los “Sin Agua”, siguieron adelante. El año pasado hicieron una huelga de hambre de 88 días. Fueron ignorados durante bastante tiempo. La empresa finalmente se sentó a negociar y les ofreció reubicarlos. No hubo acuerdo y los comuneros continúan siendo una piedra en el zapato de la minera. Hace poco estuvieron en Marsella, en el Foro Mundial del Agua, y contaron todo, incluso “lo del terremoto”. Allá, en la ciudad de Pau, los condecoraron, les dieron una medalla por su tenacidad en la defensa del agua, de su cultura.
La minera ocultó información relevante
El Estado sostiene que la transnacional cumple con las leyes vigentes. Los comuneros han demostrado que la minera destruyó importante patrimonio arqueológico, dejó incendiar el último bosque de canelos -unos dicen que de la región y otros que era el último del planeta- y, además, ocultó información relevante para obtener la aprobación del estudio de impacto ambiental. “Estaban desesperados por construir el tranque”, recuerda Cristian Flores.
Los comuneros de Caimanes presentan una lista de 32 terremotos causados por represas en todo el mundo. La Sismicidad Inducida por Represas (SIR) describe “el desencadenamiento de terremotos mediante procesos físicos que acompañan el represamiento de grandes embalses, compresión y lubricación de las fallas del suelo”. Los comuneros ponen como ejemplo el terremoto de Sichuan de 2008, cuando la represa Zipingpu, cuyo muro tenía 156 metros de alto, produjo un terremoto de 7.9 grados y la muerte de 80 mil personas. Los “Sin Agua” explican que en un país con una alta actividad sísmica, como Chile, la Sismicidad Inducida por Represas es información relevante. Pero la empresa no incluyó una palabra sobre la SIR en el estudio.
Los comuneros advierten que los tranques de relave tóxico son una bomba de tiempo. Si hay un terremoto, el inmenso tranque de El Mauro puede destruirse y las mujeres, hombres y niños que viven en la comunidad de Caimanes tienen 7 minutos para huir. No existe ningún sistema de alerta. Aunque si existiera… igual solo siete minutos separan a la comunidad de un inmenso “tsunami” de lodos contaminados por los desechos de la explotación de la megamina Los Pelambres.
“Nosotros no estamos pidiendo nada regalado. Nosotros ya vivíamos aquí. Solicitamos el apoyo a nuestra causa, somos un pueblo campesino que busca la reivindicación del derecho que nos da la constitución de ‘Vivir en un medio ambiente libre de contaminación’ y de un derecho inalienable muy simple: El derecho a la vida”, explica Cristian Flores.