El Gobierno ha reconocido que el Instituto de Salud Carlos III no ha efectuado ningún estudio sobre el impacto de la mina de la localidad salmantina de Retortillo en la salud de los habitantes del entorno de la instalación prevista por la empresa minera Berkeley, en respuesta a una pregunta formulada en el Senado por el integrante del Grupo Compromis, Carles Mulet. Por su parte, Berkeley sigue reiterando que se trata de un “proyecto inocuo” y que tratará de convencer a la población.

Fuente: Tribuna de Salamanca

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Así lo ha indicado este 22 de abril la plataforma ciudadana Stop Uranio a través de un comunicado remitido a Europa Press en el que se adjunta, además, la respuesta del Gobierno.

La plataforma también ha criticado que la Declaración de Impacto Ambiental aprobada por la Junta de Castilla y León en octubre de 2013 no hace ninguna mención a la repercusión del proyecto minero en la salud, a pesar de que la normativa española y europea así lo exige.

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Asimismo, Stop Uranio ha hecho hincapié en los antecedentes que existen sobre las consecuencias negativas que este tipo de instalaciones tienen sobre la salud de la población, en caso de que finalmente se autorice la mina de uranio a cielo abierto con planta de beneficio de mineral y depósito de residuos radiactivos.

La plataforma basa tales afirmaciones en los casos de las minas o plantas de concentrado de uranio que han existido en la Península Ibérica y han provocado “enfermedades y muerte”, como en el caso de Urgeiriça (Portugal), Andújar (Jaen), o la localidad de Saelices el Chico (Salamanca).

UN PROYECTO “INOCUO”, SEGÚN Berkeley

Por su parte, Berkeley se ha escudado en el informe del Consejo de Seguridad Nuclear sobre la afección radiológica para intentar “convencer” a la población de la “inocuidad” del proyecto.

Sin embargo, tanto dicho organismo como el Instituto de Salud Carlos III, ya advirtieron en 2009 que una planta de concentrado de uranio tiene riegos químicos “importantes” que deben considerarse a la hora de aprobar este tipo de instalaciones, han agregado las mismas fuentes.

Ambas entidades aseguraban entonces que en el entorno de las instalaciones de producción de concentrados de uranio se mezclan “tres tipos de exposición”. La “exposición laboral”, que si bien se da en todas las instalaciones, en las actividades de minería la protección personal de los trabajadores era menor en los años 60 y 70.

Por otro lado, la “exposición de la población en general”, derivada de las emisiones, en la que “pesaría” más su componente de toxicidad química que la radiológica. Por último, los “depósitos de residuos” (estériles-tailings) que “también son tóxicos”.

Stop Uranio tampoco ha olvidado mencionar que la Confederación Hidrográfica del Duero autorizó el vertido de diversos elementos altamente contaminantes como arsénico, plomo o cobre al río Yeltes.

Además, han recordado, la concentración del uranio se realiza mediante balsas que utilizan ácido sulfúrico, entre otros agentes, para lixiviar el uranio extraído.